Jueves 11 de abril 2024

Inconsulta apropiación con consecuencias ecológicas

Redacción 28/08/2019 - 01.38.hs

Por más que el empecinamiento cuyano persiste en ignorar la cuenca Desaguadero-Salado-Chadileuvú-Curacó, se trata de una realidad hidrográfica y política que sigue teniendo presencia. Por cierto que no es para menos, porque siendo la mayor del país -248.000 kilómetros cuadrados-se necesita partir de una posición muy necia para adjudicar al colector la mera condición de "zanjón de desagüe", como lo han hecho destacados funcionarios de aquella región.
Sugestivamente, uno de los dos grandes sistemas lagunares de la cuenca, Guanacache, (el otro es Puelches) no es demasiado tenido en cuenta cuando se considera la condición integral de la cuenca y sus particularidades con vistas a la creación de un comité de cuenca. La importancia de este conjunto lagunar la da que es considerado como sitio Ramsar, o sea entre los más importantes humedales del planeta. Es sabido que La Pampa insiste en las acciones respectivas a la existencia del comité desde hace ya largo tiempo, pero el caso está en una instancia político-judicial, torpedeada continuamente por las provincias arribeñas e ignorada por las de aguas abajo, que sólo la tienen presente cuando la cuenca se activa y, salinidad por medio, afecta sus intereses en la agricultura bajo riego.
Aquel conjunto palustre supo tener épocas de singular importancia cuando los afluentes más importantes del complejo -los ríos San Juan y Mendoza- aportaban libremente, caza, pesca y cultivos incipientes eran actividades relacionadas con las grandes masas de agua acumuladas en el área. El aprovechamiento inconsulto de esos afluentes y un particular fenómeno geomorfológico conocido como "erosión retrocedente" fueron disminuyendo los volúmenes apostados y el borde efluente de las lagunas, perjudicando toda su actividad, con un consecuente despoblamiento.
Ahora, según denuncia de pobladores, se da una apropiación mayoritaria del recurso hídrico por parte de una empresa particular, que mediante canales ubicados en territorio sanjuanino, disminuye los volúmenes a esta cuenca afectando la actividad de los puesteros que todavía viven en la zona.
La denuncia de los pobladores, que piden la intervención del Estado provincial, ha sido consignada por un periódico sanjuanino, lo que la hace insospechable de acción pampeana alguna, como habitualmente se sugiere en medios cuyanos. Según ese testimonio, las consecuencias ecológicas de la inconsulta apropiación de agua ya se hacen evidentes con la desaparición de la pesca supérstite y la migración de aves y otros animales. Las particulares condiciones propias de la humedad zonal también se van desvaneciendo y con las huertas de nivel familiar ocurre lo mismo. La síntesis que hace uno de los pobladores es elocuente: "Donde antes había laguna, hoy hay una olla de tierra resquebrajada o directamente un arenal por la desertificación".
La noticia deja en evidencia que la aspiración pampeana de crear un comité para la cuenca toda está muy lejos de ser un capricho. Nuestra provincia sabe, precisamente por encontrarse en la condición de aguas abajo, que el equilibrio ecológico es muy delicado, máxime tratándose de un curso que atraviesa prácticamente la zona con menores lluvias en el país, condición que, dicho sea de paso, no han sabido ver quienes presumen de sapiencia geopolítica.
Lo peor de estos sucesos es que derivan en condiciones medioambientales irrecuperables, beneficiosas solamente para unos pocos, generalmente poderosos económicamente. Sin embargo, no hay indicios concretos de que criterios tan simples -ciertamente complejos en su adecuación- hayan sido tomados en cuenta por quienes deben considerar la integralidad económica y social del país.

 

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