Miércoles 24 de abril 2024

La gran estafa a los jubilados

Redacción 05/02/2019 - 16.37.hs

Los que deben vivir con una jubilación están cada vez peor. Con la nueva ley previsional la actualización de
los haberes pierde por goleada ante la inflación.
DEBORA ASCENCIO

 

El cambio en la Ley de Movilidad Jubilatoria consolidó la pérdida de poder adquisitivo de los jubilados y la sostuvo en el tiempo. Según estimaciones del CEPA (Centro de Economía Política de la Argentina), a diciembre de 2018 la caída en la jubilación mínima fue de 19,5% si se compara con el promedio de 2015. Las mujeres fueron las más perjudicadas con los cambios. Además, el PAMI recortó sus prestaciones y disminuyó la cobertura de medicamentos, mientras se registró un incremento sostenido de los precios. Entre 2015 y 2018 los medicamentos aumentaron 235% en promedio, llegando en algunos casos a superar el 500%. Esta es la herencia que deja Cambiemos a los jubilados y jubiladas: más pobres y con menor acceso a la salud.

 

Las jubilaciones y pensiones tuvieron una importante pérdida de poder adquisitivo desde 2016 y la reforma previsional, aprobada en 2017, consolidó dicha pérdida y la profundizó a partir de la modificación del índice de actualización de los haberes. Según las estimaciones del CEPA, si se cuantifica ese porcentaje de pérdida del 19,5% en dinero, la pérdida resulta de 1.814 pesos por mes, lo cual totaliza nada menos que 21.768 pesos por año. Las proyecciones para 2019, a contramano de lo indicado por el gobierno, muestran una profundización del proceso, estimándose una caída del 21% en el promedio de los primeros cinco meses respecto del promedio de 2015.

 

Las mujeres, peor.
Cabe mencionar que este escenario es aún más desfavorable para las mujeres jubiladas. Del total de personas de 60 años y más, 43% son varones y 57% son mujeres. La moratoria previsional tenía como principales destinatarias a las mujeres que se habían desempeñado como amas de casa a lo largo de toda su vida, sin percibir remuneración por dichas tareas. Realizaron el trabajo doméstico y de cuidado para la reproducción de su familia, motivo por el cual merecen la percepción de un haber jubilatorio digno. El reemplazo de la moratoria por la Pensión Universal de los Adultos Mayores (PUAM) de menor cuantía (80% de la jubilación mínima) empobreció fuertemente a las adultas mayores, profundizando las desigualdades de género en esta población.

 

En este contexto sumamente desfavorable para la capacidad de compra de los adultos mayores, la política en torno al otorgamiento de medicamentos del PAMI resulta central. Sin embargo, lejos de atender a la problemática, la entidad viene recortando sus prestaciones y disminuyendo la cobertura de medicamentos. Un informe conjunto del CEPA, el Ceppema (Centro de Estudios Políticos Para Personas Mayores) y la Algec (Asociación Latinoamericana de Gerontología Comunitaria) analiza la situación de los adultos y adultas mayores, dando cuenta el fuerte incremento en los precios de los medicamentos. Mientras que la jubilación mínima se incrementó 143,6% entre 2015 y 2018, la variación del precio de los medicamentos para el mismo periodo lo hizo en 235% en promedio, llegando en algunos casos a superar el 500%.

 

Aumenta la fragilidad.
Los incrementos en la cotización del dólar afectaron fuertemente los precios de los medicamentos, ya que muchos cuentan con insumos importados en su composición. En promedio, los precios de los 50 principales medicamentos aumentaron 8,56% sólo en el mes de diciembre de 2018, mientras que el promedio de los diez que más aumentaron en el mismo periodo alcanza el 14,85 %, identificando aumentos de hasta 21,3 %.

 

El informe alerta que, según datos del Ministerio de Salud en 2009, el 44% de las defunciones de personas de 60 años y más correspondieron a dolencias en el aparato circulatorio, el 26% a tumores y el 21% a enfermedades del sistema respiratorio. Solo el 5,5% de las muertes fueron por causas de enfermedades infecciosas y parasitarias. Las limitaciones del PAMI y el programa Remediar a la entrega gratuita de medicamentos puso en grave riesgo no sólo la salud de las personas mayores, sino también la calidad de vida de aquellas que presentan patologías crónicas. Sin tratamiento oportuno se generan discapacidades y aumenta la fragilidad y dependencia de las personas mayores. En este sentido, el informe analiza los aumentos relevantes en medicamentos para patologías de esta índole. Algunos ejemplos concretos son el Acenocumarol (Sintrom), medicamento anticoagulante para patologías cardiovasculares, que incrementó su valor en un 534%. El medicamento para patologías respiratorias, fluticasona+salmeterol (Seretide), aumentó su precio en un 302%. Etoricoxib (Arcoxia), medicamento para patologías osteoarticulares que se utiliza comúnmente para dolores de artrosis o artritis, tuvo un incremento del 285%.

 

Estado, se necesita.
La accesibilidad a la medicación crónica resulta primordial en los adultos y adultas mayores no sólo para disminuir la mortalidad sino para promover la calidad de vida en la vejez, disminuyendo el impacto de las discapacidades generadas por la falta de tratamiento oportuno. El cuidado de la salud para estas patologías actualmente resulta altamente costoso y el Estado no se hace cargo. Según datos de la Anses, en 2016 el 52% de las personas de 60 años y más cobraba una jubilación o pensión menor o igual a la mínima. Financiar con recursos propios el impresionante incremento en los medicamentos es inviable. Se necesita un Estado presente, que preserve el poder de compra de sus adultos mayores, pero que también otorgue los medicamentos esenciales para una mejor calidad de vida. (Nuestras Voces).

 

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