Sabado 16 de marzo 2024

La pena de muerte

Redacción 17/02/2018 - 01.02.hs

La cuestión de la pena de muerte volvió de la mano del consultor presidencial Durán Barba. Según sus expresiones no desmentidas "la gente pide que se reprima brutalmente a los delincuentes. Hemos hecho encuestas y la inmensa mayoría quiere la pena de muerte". Vamos a analizar estos dichos, con la aclaración de que se trata de un colega.
En primer lugar, el modo de enunciación empleado sobre un dato sensible como el que se señala merecería un formato más científico, menos coloquial. Se dicen generalidades como "la gente" y luego se usa la legitimación "hemos hecho encuestas". Cuando decimos que hay problemas en el enunciado, es que cuando se mide ese tema, como otros igualmente delicados, depende mucho de cómo se formule la pregunta. En primer lugar, no hay pregunta general sobre la pena de muerte que no corra el riesgo de ser retórica. Porque no hay pregunta sobre ese castigo si no se tipifica la causa. No hay pregunta sobre la pena de muerte si no se dice sobre qué delito estamos hablando. Obviamente, no es lo mismo una violación seguida de muerte de un o una menor que el hurto o robo de un celular en la calle. Esa referencia no está en los dichos del señor Barba.

 

No confundir.
Nuestras encuestas y de otros colegas no indican que la opinión favorable sobre la pena de muerte, inclusive de delitos aberrantes, tenga la aceptación de una "inmensa mayoría"; tampoco se pide que se reprima "brutalmente". Hay que considerar, también, los niveles de abstracción con que se contesta. Este tema tiene una base emocional muy fuerte y debe ser considerado por el investigador con sumo cuidado, tanto al formular la pregunta como al leer el resultado después. Por ejemplo: si la encuesta se produce poco después de un resonante y dramático caso, como hemos tenido varios en los últimos años, entonces la aguja de la opinión pública marca el acontecimiento y, tiempo después, retoma valores menos extremos. Es verdad que la mayoría de la sociedad solicita una presencia más eficaz del Estado, tanto en lo preventivo como en lo represivo respecto al delito. En la mayoría de la opinión pública pesa negativamente una justicia lenta, permisiva (la delincuencia y la puerta giratoria, una política corrupta, etc.). Y, ante la violencia que en forma creciente hoy se integra en la modalidad del delito, los ciudadanos reaccionan en forma defensiva y desean una avanzada de las fuerzas de seguridad. Claro que la multiplicación que producen los medios da cuenta en forma magnificada de hechos graves que dominan la pantalla por varios días. Pero confirmo que hay sensación de inseguridad e inseguridad real creciente.

 

Pregunta crucial.
Mi experiencia de investigador me dice que este tema debe ser abordado con una interpretación cuidada evitando lo lineal, porque es sabido que, ante la muerte de otro, la opinión pública tiende a retroceder, de sí mismo, a posiciones más racionales, al punto que hay experiencias en otros países de técnicas de cuestionario que, cuando preguntan sobre pena de muerte (lo hacen sobre tipos de delito y no en general), agregan una pregunta posterior para los que contestan que están de acuerdo con la pena capital: "¿Si un hijo suyo fuera el victimario, usted igual mantendría ese acuerdo?". Como es de suponer, el acuerdo se reduce.
Esto muestra la fuerte subjetividad que se cruza con esta cuestión. Estas técnicas se aplican, justamente, para disipar del resultado lo que es una mera opinión como reacción y ahondar sobre la convicción en la respuesta. Además, el resultado de las mediciones no debería evitar un debate profundo en el espacio de la política profesional sobre una cuestión que atraviesa la ética social.

 

Un operador.
A decir verdad, como analista político, entiendo que Durán Barba no ha hecho ninguna referencia que merezca una mirada académica, sino más bien ha funcionado, como otras veces, como un operador en momentos en que el gobierno cambia su política de seguridad, yendo a un esquema más severo en el tratamiento de la delincuencia. Este cambio puede ser bueno o malo, eso ya se verá, y sobre todo habrá que vigilar que no se violen derechos humanos, pero, en realidad, esta excusa de que se han hecho encuestas es una pura chantada, cuando de lo que se trata es de darle cobertura seudocientífica a dichas políticas. Los cientistas sociales pedimos que, por favor, no invoquen nuestro trabajo en vano. (Extractado de Letra P. Ricardo Rouvier).

 


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