Viernes 12 de abril 2024

La desigualdad en Chile

Redacción 20/04/2014 - 04.08.hs

GONZALO DURAN*
Chile mantiene el primer lugar en materia de desigualdad de ingresos. Un estudio de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) confirma investigaciones, como la publicada en abril de 2013 por profesores de la Universidad de Chile ("La parte del león: nuevas estimaciones de la participación de los súper ricos en el ingreso de Chile", de Ramón López, Eugenio Figueroa y Pablo Gutiérrez), en la cual se estima que el 1% más rico de Chile concentra el 31% de los ingresos totales, medición según la cual ese país tendría el máximo grado de concentración entre naciones emergentes y desarrolladas.
¿Por qué persiste la elevada desigualdad en un país que casi ha cuadruplicado su Producto Interno Bruto en los últimos 20 años? En general, se menciona al menos dos vehículos conductores que llevan a reducir la desigualdad: acción fiscal redistributiva y acción sindical distributiva. Sin restarle importancia al primero, veamos qué pasa con el segundo de los vehículos en un contexto como el chileno.

 

"Disciplina del mercado".
¿Funciona en Chile la acción sindical para distribuir el poder, en particular el económico? En 1979, el entonces ministro del Trabajo de la dictadura, José Piñera (hermano del ex presidente de Chile), lideró un proceso de transformación conocido como la "revolución laboral", que pretendía implantar la "disciplina del mercado" en las relaciones laborales. Piñera, junto a los miembros de la Junta Militar de gobierno y a civiles de la elite nacional, formados en Estados Unidos, crearon un nuevo modelo de relaciones laborales donde las empresas tuvieran el camino "libre" para maximizar su tasa de ganancia. Fue una operación destinada a fortalecer la posición del empresariado, despojando al mismo tiempo a los trabajadores del poder que tenían.

 

Todo sigue igual.
Hoy, luego de 35 años del Plan Laboral y distintos gobiernos, las relaciones de producción entre empleadores y trabajadores, continúan operando bajo las reglas generales de dicho plan: negociación colectiva en el nivel mínimo, de empresa (sin posibilidad de negociar en niveles superiores, como la rama, el oficio, el nivel nacional), uso extendido y legal de rompehuelgas, interpretación restrictiva del derecho a huelga, fragmentación sindical, con paralelismo entre sindicatos y entre sindicatos y grupos de trabajadores, prohibición de negociar sobre ciertas materias, desincentivo a la afiliación en sindicatos y otros. La filosofía explícita detrás de este modelo de relaciones laborales es que la acción sindical no moleste la libertad de empresa, y que en ningún caso funcione como un mecanismo para distribuir ingresos, tal como lo reconoce José Piñera.
¿Qué ha sucedido entonces en los últimos 35 años?, se ha profundizado e institucionalizado una desigualdad típicamente originada en el seno de las relaciones de producción, entre capital y trabajo, en un escenario donde trabajadores y sindicatos carecen de poder real. Un esquema en el cual el empleador es quien -sin contrapeso- fija el valor del trabajo, es él quien decide cuánto remunerar, en función de la decisión política de la ganancia que desea obtener y esquivando pagar el aporte del trabajo a esa ganancia e, incluso, lo básico para que su fuerza de trabajo siga existiendo y manteniendo su capacidad.

 

Más desigualdad.
Si consideramos los datos de la Encuesta CASEN, instrumento oficial para medir desigualdad en Chile (y el utilizado por la misma OCDE), al calcular la brecha de ingresos entre las personas que pertenecen al 5% de los hogares más ricos y quienes pertenecen al 5% más pobre, se constata un crecimiento del 100% en los últimos 20 años. En efecto, si en 1990 el 5% más rico obtenía 129,4 veces más que el 5% más pobre, en 2011 son 257 veces más.
Por otro lado, de acuerdo al estudio de López, Figueroa y Gutiérrez, sobre la base de los datos administrativos recabados por el servicio de impuestos internos, se observa que el 0,1% más rico en Chile (cerca de 4.500 familias, con fuerte presencia empresarial) tiene un ingreso per cápita mensual de $82.856.249.

 

El "desarrollo".
En diciembre de 2013, se publicaron las cifras de la Nueva Encuesta Suplementaria de Ingresos (NESI), la que en sintonía con la encuesta CASEN y la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF), da cuenta del atraso salarial de Chile. En datos duros: el 50% de los trabajadores gana menos de $263.473 y vive altamente endeudado. Y, considerando sólo a los asalariados privados, el 50% gana menos de $281.263.
Concentración económica extrema, cuadruplicación del PBI per cápita en los últimos 20 años, con patrón de enriquecimiento selectivo, crecimiento en la brecha entre el 5% más rico y el 5% más pobre, bajos salarios y precariedad laboral para el grueso de los trabajadores... esa es la ruta que ha seguido la sociedad chilena para llegar al "desarrollo".

 


' '

¿Querés recibir notificaciones de alertas?