Jueves 11 de abril 2024

La gran diferencia

Redacción 07/07/2015 - 03.29.hs

Este domingo los pampeanos pudieron ser testigos directos de la gran diferencia de agilidad entre el recuento de votos manual y el electrónico. Cuando en nuestra provincia, a más de una hora de cerrado el comicio, apenas se estaban conociendo algunos datos aislados de las primeras mesas, en la ciudad de Buenos Aires los medios estaban informando con más del cincuenta por ciento de las mesas relevadas y tendencias firmes. Y la comparación es entre una provincia pequeña, con poco más de trescientos mil habitantes con la capital del país que tiene más de tres millones. Ya no cabe duda de que el voto electrónico es una tendencia que llegó para instalarse por todas las ventajas que presenta. En principio porque ya casi no quedan actividades humanas que involucren a grandes cantidades de personas que puedan prescindir de los sistemas informáticos: la recaudación impositiva, los registros de todo tipo, las universidades, la actividad bancaria, las tarjetas de crédito, la facturación de los servicios públicos, el otorgamiento de documentos... Es infinita la lista y habla de una evolución tecnológica sin retorno. El caso de la CABA permitió ver que el mecanismo del voto es más sencillo que el manejo de un cajero automático, y que queda una tarjeta impresa que contiene el voto confeccionado por el ciudadano, cuyo texto se puede chequear con lo que muestra la pantalla antes de ser introducido en la urna. Cada urna permanece bajo resguardo como testimonio de los votos de cada mesa ante la eventualidad de un recuento. Igual que con el sistema manual. El nuevo método evita los graves problemas de distribución de boletas en todo el amplio territorio nacional y, por supuesto, su manipulación por parte de las parcialidades políticas que suelen "robarse" mutuamente las papeletas en los cuartos oscuros. Los partidos pequeños, con pocos fiscales no pueden realizar controles eficientes y también se ven afectados. Pero es en el recuento de los votos en donde aparecen las mayores ventajas. Primero, porque los datos se conocen en forma inmediata. Segundo, porque se libera a las autoridades de mesa del lento escrutinio manual. Tercero, porque se hace innecesario el envío de telegramas que requieren de un batallón de empleados para descargar en las terminales de los centros de cómputos el contenido de cada uno de ellos; tarea que también se realiza en forma manual con el consiguiente riesgo de cometer errores. A los que todavía se oponen al voto electrónico en nombre de un presunto "romanticismo" político, habría que pedirles que dejen de usar sus PC, celulares, cámaras digitales, débito automático o tarjetas de crédito, entre tantos chiches electrónicos de difusión masiva. (RAM).

 


' '

¿Querés recibir notificaciones de alertas?