Jueves 11 de abril 2024

La información ambiental en La Pampa

Redacción 09/10/2015 - 04.26.hs

El derrame de solución cianurada en San Juan lleva a preguntarse al autor de la nota acerca de la situación de La Pampa en materia de los riesgos que este tipo de "accidentes" ambientales traen aparejados, lo que obliga a enunciar y alertar algunas situaciones.
Jorge G. Scarone*
El derrame de solución cianurada en la provincia de San Juan pone al descubierto la precariedad con que se ejecuta la minería a cielo abierto en nuestro país. Sería redundante abundar en todas la críticas -provinciales y nacionales- de ambientalistas que el emprendimiento de la Barrick Gold trajo aparejado.
Sin embargo, llama la atención que a pesar de las objeciones, la minera ejecutó con inmensa ligereza el control de manejo de su talón de Aquiles, la solución cianurada. A ello suma la desprolijidad en las alertas, control de daños y planes de contingencia evidentemente insuficientes e improvisados. No escapa a esta crítica el gobierno provincial de San Juan, que enfrentó el problema sumando errores, improvisaciones e información de muy baja precisión, aumentando las dudas y temores locales y regionales. Al punto que pareciera que un juez ordenó el control del cianuro en el territorio pampeano con el fin de delimitar el alcance de la pluma de contaminación.
En lo puntual del hecho, los que algo conocemos de hidráulica y vivimos en el mundo de los sensores y controles automáticos, llama poderosamente la atención que una válvula de control estratégico crucial, careciera del elemento sensible que reconozca una pérdida, por mínima que fuera. A ello suma que la mencionada pérdida fuera detectada en la lectura de una escala en un canal que se revisó con una periodicidad de 16 horas, según surge de la difusión periodística. Una adición de carencia de controles adecuados, que muestra la posibilidad de que hubieran sucedido otras pérdidas no detectadas, o no informadas. Solo los controles informales -Whatsap mediante- hicieron que esta vez, la situación tomara estado público.
Lo sucedido, nos lleva a preguntarnos acerca de la situación de La Pampa en materia de los riesgos que este tipo de "accidentes" ambientales traen aparejados y, como alguna formación tenemos y protagonizamos estudios al respecto, nos obliga a enunciar y alertar algunas situaciones.
Sabido es que La Pampa no tiene aún, minería a cielo abierto en la escala y complejidad de lo arriba señalado. Salvo que coloquemos en tal sitio a canteras, salinas y yacimientos de bentonita en explotación.
Al respecto y hace más de una década, la Consultora de la UNLPam realizo para el gobierno provincial y el organismo nacional de control de la minería, un estudio ambiental de base para la actividad en el territorio provincial, que consideró la actividad actual y potencial, con exclusión de la explotación petrolera.
Es decir que, al momento del estudio, se establecieron los parámetros ambientales a considerar en cada una de las actividades que pudieran ser afectados por accidentes, derrames o acciones de cualquier naturaleza que comprometieran el patrimonio natural. Asimismo, se plantearon planes de monitoreo y puntos de muestreo donde el control estatal debiera hacerse. Bueno sería averiguar si tales acciones se están realizando y si se prevén intensificaciones acordes a las posibilidades y recomendaciones actualmente vigentes.
Cabe destacar que una de las actividades mineras de mayor riesgo ambiental, la petrolera, no fue incluida en este estudio por decisión del organismo nacional financiador y, a la luz de la situación vivida en San Juan, honda preocupación surge en la posibilidad de ocurrencia de derrames importantes en las áreas de afectación del recurso hídrico que abastece de agua potable, a una sustancial proporción de los habitantes del territorio provincial.
Si sucediera un siniestro o accidente de magnitud significativa en los puntos de riesgo que debieran determinarse -si aún no se hubiera hecho- la afectación a localidades ribereñas y a ciudades abastecidas por el acueducto provincial, generaría un hecho de daño mayúsculo, que minimizaría las actuales circunstancias de falta de agua por roturas en el sistema.
Lo sucedido en San Juan, demuestra que no alcanza con los controles que la actividad privada ejerce sobre sus explotaciones. Ni tampoco con las obligaciones que el mismo estado tiene y debiera ejercer. No es posible descansar en las actividades o alarmas generadas en ONG o ambientalistas en solitario, que siempre serán de tardía o muy dificultosa respuesta en el corto plazo. Aún la justicia, es un recurso insuficiente, por los tiempos que maneja y por la participación post suceso que le cabe. Los jueces pueden castigar, sancionar, reparar, pero no pueden resucitar muertos.
Es hora de exigir la socialización de la información que implique riesgo ambiental. Conocer los controles, mapas de riesgo, planes de monitoreo y de contingencia (quién y cómo actúa en la emergencia). Hoy, la herramienta informática brinda una enorme posibilidad en satisfacer lo aquí planteado. Los planes, los datos, las alarmas, las acciones, deben estar disponibles "on line", tanto para el estado como para organizaciones y particulares. Es, tal vez, la única posibilidad que le queda al ciudadano de saber qué se está haciendo con sus recursos naturales. Afortunadamente hay muchas mujeres y hombres y habrá muchísimos más, con educación y capacidad de control de las situaciones que se susciten. Dotar de soberanía al pueblo será, probablemente, uno de los paradigmas del tercer milenio.
Sabemos que pedimos algo extraño, algo nuevo. Pero así comenzaremos a desandar un camino de destrucción. Hemos afectado al ambiente más de lo que la civilización tolera. Debemos avanzar, de lo pequeño a lo grande, de lo posible a lo imposible, a la utopía. Las futuras generaciones dependen de lo que hagamos aquí y ahora.

 

*Ingeniero Agrónomo. Magíster en Ingeniería Ambiental

 


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