La Pampa en el eje del cambio climático
Domingo 03 de marzo 2024

La Pampa en el eje del cambio climático

Redacción 30/07/2015 - 03.44.hs

Aunque existen disidencias atendibles entre ellos, la mayoría de los estudiosos aceptan que el cambio climático a nivel planetario no solamente es una amenaza sino que ya se está registrando sobre la superficie terrestre. Ya sea como consecuencia de un proceso cíclico y natural en la historia de la Tierra, de los resultados de una desmedida acción antrópica sobre el ambiente o de ambas circunstancias a la vez lo cierto es que algunos rasgos ya se hacen evidentes a gran escala. Lo fundamental, y más preocupante, de este cambio es que una de sus principales consecuencias se observa -y se acentuará en los años por venir- en la variabilidad de las precipitaciones pluviales y nivales, fenómenos que tienen directa incidencia en la agricultura de vastas regiones en todo el mundo. Un claro ejemplo de esta situación puede ser la prolongada sequía que desde hace seis años viene afectando los cursos fluviales de un vasto sector de la Cordillera de los Andes, el río Colorado entre otros.
Promovido por distintas instituciones nacionales y extranjeras días atrás se realizó en Buenos Aires un seminario sobre "El agua como factor estratégico de desarrollo en un contexto mundial de escasez". En el encuentro expertos en el tema remarcaron una situación conocida desde hace mucho y agravada por la actual circunstancia: las áreas que se ubican sobre la latitud de 30 grados en el planeta, de índole desértica y semidesértica, serán las más afectadas por la alternancia de sequías y períodos lluviosos; es decir que se acentuará, y mucho, la irregularidad de las precipitaciones. Uno de los investigadores presentes arriesgó un pronóstico sobre la inminencia de lapsos de hasta diez años de sequía, con irrupción de períodos de inundaciones.
El dato es de mucho interés para nuestra provincia, inserta en esa franja del planeta y con más de la mitad de su superficie de características desérticas, acentuadas por la acción humana sobre la cuenca Desaguadero-Salado-Chadileuvú-Curacó, especialmente en lo que concierne al río Atuel. Nuestros vecinos y apropiadores también se ubican en esa franja latitudinal crítica, pero al parecer con una ventaja para con La Pampa; ellos ya han tomado conciencia del peligro que se avecina para sus zonas de regadíos y están llevando adelante estudios y planes preventivos. Por de pronto participaron en el citado seminario donde -que se sepa- La Pampa no estuvo presente.
Sería muy positivo que las autoridades provinciales orientaran las herramientas que tienen a su alcance, como la universidad y el INTA, para intentar la confección de diagnósticos preventivos orientados a nuestra superficie árida y semiárida. Los gobiernos pampeanos nunca se interesaron demasiado en la obtención de datos fehacientes y en series prolongadas que contribuyeran al encuadre científico de las vastas regiones del occidente pampeano; al respecto vale la pena recodar que el interesante intento que constituyó en su momento el Centro de Observaciones del Oeste, fue levantado al cabo de algunos años. Cabe señalar que precisamente en esa región, donde la media estimada de lluvias actuales decrece de 400 a menos de 200 milímetros anuales, hay numerosos manantiales cuyas aguas se pierden prácticamente sin aprovechamiento alguno. Lo mismo puede decirse de algunos grandes cursos efímeros que, en determinados momentos, conducen considerables cantidades de agua que acaba perdiéndose en bajos y salitrales.
Uno de los expositores de la reunión mencionada, el director del Instituto Interamericano para la Investigación del Cambio Global, dio una síntesis clara y terminante respecto a la variación climática: "ya la estamos viviendo -dijo- lo que necesitamos son los procesos de adaptación y para determinarlos tenemos que pensar en los límites de la variabilidad que conocemos hoy, sabiendo que se van a acentuar en el futuro".

 


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