Miércoles 17 de abril 2024

Los mapuches y el genocidio del pueblo maya

Redacción 20/10/2017 - 02.07.hs

MIGUEL RODRIGUEZ VILLAFAÑE*
En la reforma constitucional de 1994 se estableció el reconocimiento de "la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos" y se dispuso que el Estado se debe comprometer en "garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer la personería jurídica de sus comunidades y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable, transmisible ni susceptible de gravámenes o embargos". Es decir, se dejó plasmado firmemente el derecho indígena a su tierra, ya que hace a la esencia de su identidad cultural.

 

El pueblo mapuche.
Mas lo cierto es que algunos grupos del pueblo mapuche pueden ser echados por el empresario italiano Benetton y otros como él que sostienen que no pertenecen a los pueblos originarios las tierras que ocupan. Los indígenas, que suelen vivir en condiciones miserables, han efectuado reclamos para que no se los desaloje y para que se defina la situación legal sobre el territorio donde están asentados.
Un pequeño grupo llamado "Resistencia Ancestral Mapuche" (RAM) habría protagonizado hechos de violencia, ante lo cual funcionarios provinciales y nacionales los calificaron de "terroristas" y "guerrilleros". También se usó el término en contra del pueblo mapuche como si todos los indígenas reclamaran sus derechos por métodos violentos. Se exageró la peligrosidad de la RAM cuando las armas secuestradas no son más que piedras, martillos y serruchos.

 

Genocidio del pueblo maya.
Lo que se vive en Argentina no es igual a lo ocurrido con el pueblo maya en Guatemala, sin embargo igualmente es necesaria una reflexión. La etnia maya conocida por su escritura glífica, arte, arquitectura y sistemas de matemática y astronomía fue considerada por el gobierno guatemalteco como aliada de la guerrilla y fue aniquilada bajo la ideología de la "doctrina de la seguridad nacional" con agresiones masivas e indiscriminadas en la década de los ochenta.
En mi libro "Crimen de Crímenes. Genocidios entre 1904 a 2004" cito que la Comisión de Esclarecimiento Histórico de las Violaciones a los Derechos Humanos sostuvo que "la percepción, por el Ejército, de las comunidades mayas como aliadas naturales de la guerrilla, contribuyó a incrementar y agravar las violaciones de derechos humanos perpetradas contra el pueblo maya, evidenciando un agresivo componente racista, de extrema crueldad, llegando al exterminio masivo de comunidades mayas inermes a las que se atribuía vinculación con la guerrilla, incluyendo niños, mujeres y ancianos, aplicando métodos cuya crueldad causa horror en la conciencia moral del mundo civilizado. Mediante las masacres y denominadas operaciones de tierra arrasada, planificadas por las fuerzas del Estado, se exterminaron por completo comunidades mayas, así como destruyeron sus viviendas, ganado, cosechas y otros elementos de sobrevivencia".

 

La patria es de todos.
Los mapuches y otros pueblos originarios, de ninguna manera pueden ser objeto de discriminación y menos considerarlos enemigos de Argentina, porque así comienza el camino a las graves violaciones a los derechos humanos. No se puede generalizar imputaciones como "terroristas" o "subversivos" a toda la etnia como sucedió en Guatemala. Tampoco cabe tipificar algunas acciones delictivas de grupos aborígenes, dentro de aspectos penales que no se compadecen con la verdadera peligrosidad criminosa de las mismas.
Se les debe garantizar a todos ellos sus derechos y de ninguna manera cabe justificar el uso excesivo o indebido de la fuerza y menos que se produzcan desapariciones forzadas de personas, como la de Santiago Maldonado, que acompañó a los indígenas en los reclamos y de quién queremos saber todo lo que pasó luego que actuara la Gendarmería. Y desde luego, que se castigue a los responsables.
La patria se mide en la capacidad de cobijar pluralmente a todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino, como lo dice nuestro Preámbulo constitucional, pero también respetando a los que ya lo habitaban.

 

*Abogado constitucionalista.

 


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