Domingo 21 de abril 2024

Los acontecimientos y la forma de celebrarlos

Redacción 22/10/2014 - 04.45.hs

Señor Director:
La colocación en órbita y la entrada en funcionamiento del satélite argentino de comunicaciones Arsat 1 es un hecho que merece atención y también ese tipo de adhesión que damos a los buenos desempeños de los representativos nacionales en distintas ramas de la actividad humana.
A pesar de mi gusto por el fútbol nunca he podido llegar a unirme a las manifestaciones multitudinarias con que habitualmente se celebran los grandes éxitos. He mirado esas manifestaciones con simpatía, a pesar de que mi tipo emocional no me hace partícipe personal de ellas. Quizás siento que responden a la necesidad de prolongar y descargar todo lo que se quería lograr y todo lo que se temía ver frustrado en la confrontación. Supongo también que son muchos más los que prefieren ser espectadores que partícipes de manifestaciones en la vía pública, por muy convocantes que éstas sean.
En el caso de los premios Nobel ganados por argentinos no hubo manifestaciones populares que yo recuerde, a pesar de que se hizo evidente que eran pocos los que dejaban de sentirse partícipes vicarios de esos logros. Quede para especialistas analizar la significación de esta variedad en los comportamientos. Lo que me parece claro es que buscamos ganar en lo que fuere, como una necesidad de confirmarnos como ente colectivo que si se lo propone y se prepara conforme a las reglas, puede lograr tanto como otras colectividades. Que lo que no logramos es porque fallamos en algo, pero que poder, podemos.
Luego del éxito en la instalación del Arsat he visto que en el campo político las voces que interesa escuchar, sobre todo en el sector de oposición, han expresado sus plácemes, no tanto con respecto al gobierno pero sí a los científicos y técnicos. Se pudo ver que hasta algún político que había hablado de gastos excesivos, sin negarse en esto expresaba su aplauso.
En lo que me toca, hace años que he estado atento a lo que se hace en Invap y Arsat y he leído todo lo que estuvo a mi alcance acerca del retorno de científicos argentinos que las políticas anteriores habían dispersado por el mundo y también he prestado atención a lo que pasa en las universidades, los lugares de investigación y en Tecnópolis, una realización que sólo el encono, la ceguera o ciertas formas del cálculo electoral pueden impedir valorar. Allí se muestra lo que se ha podido y lo que se puede, de manera que no me ha sorprendido el buen desempeño de ese elemento que llamamos satélite de comunicaciones, en el que se resumen muchos de los más recientes e importantes conocimientos científicos y desarrollos tecnológicos, al tiempo que aporta a la integración real para todos los argentinos en cuanto al acceso a las comunicaciones, así vivan en un rincón aislado de los muchos lugares poco accesibles del país. Tampoco me ha sorprendido el papel que han jugado algunos técnicos jóvenes porque he podido conocer el empeño que ponen los científicos retornados por transmitir lo aprendido. Esta conducta revela la comprensión de que no hay que buscar éxitos resonantes como objetivo sino asegurar la continuidad de lo que haya de virtuoso en las políticas de Estado que han posibilitado estos momentos de satisfacción. Las naciones que han sido o son más desarrolladas deben ese resultado a una pluralidad de causas, pero la continuidad de algunas políticas y de determinados proyectos son la clave de bóveda de su crecimiento y su permanencia en posiciones destacadas.
Se dice que el porvenir está en la juventud, aunque esta frase tan repetida parece dar por seguro que los frutos colectivos buscados dependen de esa fuerza de relevo, cuando la verdad es que la potencia creadora de cada generación se ha frustrado más veces de las que ha podido fructificar, sea por las guerras, sea por la falta de continuidad en las políticas virtuosas o sea en particular por la falta de oportunidad y de una estimulación adecuadas.
Atentamente:
JOTAVE

 


' '

¿Querés recibir notificaciones de alertas?