Jueves 11 de abril 2024

Los pueblos pampeanos y sus singulares caminos

Redacción 30/07/2015 - 03.44.hs

Señor Director:
Nuestro diario registra puntualmente el aniversario (el cumpleaños) de cada una de las poblaciones estables del territorio de esta provincia.
Esta práctica contribuye a generar un sentido de familia, de pertenencia y ayuda a reconocer la existencia de una comunidad pampeana, un todo singular diferenciado de las otras provincias. Cada provincia con su singularidad. Los pueblos y ciudades, a medida que cumplen años, tienden a definir una singularidad propia, de modo que una provincia viene a ser un ramillete de singularidades y, a la vez, va definiendo rasgos que la diferencian de las partes. Este último fenómeno es propio de los conjuntos y es el que ha permitido decir que en un todo hay algo más que la suma de las partes.
Esto mismo sucede en la familia. Una familia proyecta rasgos que permiten identificarla para los que la miran desde afuera, pero cada uno de sus miembros es un sujeto singular, que se sabe distinto y en la medida en que se asume como tal busca realizarse y ser reconocido como otro, sin que por eso se niegue como miembro de tal familia. El "aire de familia" es una construcción ajena que sorprende al grupo familiar. Las partes o individuos no lo distinguen porque no se ven como grupo. Interactúan como partes.
El pasado domingo nuestro diario evocó el aniversario 107 de Quemú Quemú y el número 106 de 25 de Mayo. Acerca de 25 se dijo que el poblamiento comenzó antes de la fundación. Es posible que en la mayoría de las poblaciones que han perdurado se pueda reconocer que el grupo humano comenzó a formarse antes de que tomara un nombre para identificarse como conjunto. Esto mismo se observa con respecto a lo que llamamos La Pampa, tanto más si se considera que estas tierras tuvieron pobladores anteriores a los de ascendencia europea, los cuales debieron ser desalojados por la fuerza, no sin dejar el testimonio de ciertos topónimos nombrados en su lengua, mayoritariamente referidos a la existencia de agua potable o, en menos casos, con semejanzas a parajes de alguna residencia anterior de esas tribus. Entiendo que puede pensarse que la toponimia indígena era menos arbitraria que la que prefirió el nuevo poblador, pues éste ha optado por nombres ajenos al lugar (los próceres, entre ellos). Se podría decir que éstos son nombres intrusos, aunque responden a otro tipo de motivación. De todos modos los pampeanos hemos conservado mucho de la toponimia original y en casos tenemos un nombre registrado y otro que, siendo anterior, se mantiene en la memoria colectiva: río Salado y Chadi Leuvú, por caso.
25 de Mayo y Quemú Quemú ("que suena qué hacés, qué hacés", según una poesía de Ricardo Nervi) corresponden a dos regiones diferenciadas de La Pampa: la agrícola ganadera y la de irrigación (ahora también petrolera). La población ribereña del Colorado se ha desarrollado con mayor velocidad desde que los pampeanos pusieron sus ojos allí para generar un centro de producción y un polo de desarrollo que hagan más notorio lo desértico (la travesía). Es ésta una propuesta de asumir la posibilidad que genera el río y el compromiso de atender la problemática del vasto espacio vacío.
La singularidad de los pueblos y ciudades que existen en La Pampa ha recibido en los años más recientes el beneficio de un mejor conocimiento de sus antecedentes por la labor de historiadores que se forman en la Universidad Nacional. Estos aportes permiten esperar que confluyan en una historia integral de la provincia. El relato objetivo del pasado debe contribuir a que la comunidad pampeana tome conciencia de lo realizado y muy especial de las carencias que demoran un saber de la diversidad territorial y del desafío que propone la travesía y que hasta ahora no ha sido plenamente aceptado.
Creo que la autonomía federal exige que la responsabilidad del conocimiento y la planificación sea asumida por quienes nos decimos pampeanos.
Atentamente:
JOTAVE

 


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