Jueves 11 de abril 2024

Luces y sombras del macrismo en La Pampa

Redacción 11/12/2016 - 00.55.hs

I - En la semana, el gobierno de La Pampa, junto a los de la mayoría de las provincias argentinas, comenzó a recibir fuertes presiones desde el gobierno nacional para que sus senadores no aprueben la ley votada por la oposición en la Cámara de Diputados de la Nación por la que se modifican las escalas del impuesto a las Ganancias que pagan los trabajadores. La media sanción a esta ley fue un cambio en el equilibrio de fuerzas que la Nación parecía poder mantener con el manejo de la caja a cambio de votos en el Congreso. Esta pulseada por los recursos entre la Nación y las provincias es una de las herramientas que los sucesivos presidentes han utilizado como forma de sostener la relación con los gobernadores. Funcionó al principio del mandato del actual presidente cuando las provincias mandaron a sus legisladores nacionales a votar el blanqueo, el pago a los buitres y otras leyes que, prometía el gobierno, iban a dar inmediatos resultados económicos, inversiones, creación de empleo, etcétera. Pero nada de eso ocurrió y aquellos votos -que más de un legislador provincial aportó a la política macrista más como una muestra de disciplina partidaria, que por convencimiento-, no sirvieron para ese prometido crecimiento y, en cambio, profundizaron el desempleo, la paralización de la industria, y la recesión económica.

 

II - El gobierno nacional agita el fantasma de la merma en la coparticipación que produciría la nueva ley de Ganancias como argumento para torpedearla. Olvida que fue la eliminación de este impuesto la promesa que lo llevó a ganar las elecciones. En las provincias los gobernadores son conscientes que la quita en el impuesto a las ganancias operará como un motor económico natural pues los trabajadores volcarán masivamente esos recursos al consumo. En términos filosóficos, la ley opositora tiene una concepción diametralmente opuesta a la teoría del derrame que impulsan las autoridades nacionales. Se trata de poner dinero en el bolsillo de los de abajo para que suba y no al revés.

 

III - Aquí, en La Pampa, fue el propio gobernador el que expresó en la semana que pondrán en marcha un "new deal" lugareño para tratar de paliar la desocupación que producen las políticas nacionales. Habrá, dijo Verna, "obritas" en todos los pueblos. El gobernador sabe que con eso no alcanza pero será una forma de mitigar los efectos de la crisis que paraliza al macrismo. Que el partido justicialista de La Pampa saliera públicamente a pedir a sus legisladores que voten a favor la rebaja de Ganancias da una idea de lo que se juega con este tema en el que los diputados nacionales pampeanos radicales y del Pro votaron en contra de la ley que beneficia, claramente, a los trabajadores.

 

IV - La semana produjo uno de los hechos más novedosos y sorprendentes en la larga lucha de los pampeanos por sus ríos: el presidente de la Nación, nada menos, tuvo por primera vez en la historia de los reclamos por la recuperación de nuestros ríos, una definición sobre el derecho de La Pampa al agua del Atuel sin ambajes, ni medias tintas: Portezuelo del Viento, dijo el mandatario, se va a hacer siempre y cuando Mendoza le devuelva a los pampeanos una parte del agua de la cuenca que le sustrajeron dijo, palabras más, palabras menos. Y fue más allá: "Hay una larga historia de incumplimientos mendocinos", le espetó a los periodistas cuyanos que lo entrevistaban y que se quedaron tan pasmados con semejante respuesta que solo atinaron a culpar a la naturaleza por el robo del Atuel: "Es que viene poca agua por ese río, es el más pobre de la provincia", balbuceó el atribulado escriba. Lo último que escuchó de Mauricio Macri sobre el tema le quitó toda gana de repreguntar: "Pero había que darle una parte y no se lo cumplieron", le recordó el presidente, "entonces yo voy a ser garante de que se le cumpla y que esa obra, que le va a cambiar la vida a muchos mendocinos y también pampeanos, se haga".

 

V - En La Pampa, no obstante, esa claridad fue recibida con escepticismo. Hay motivos para esa cautela. No hace mucho, sin ir más lejos, la ex presidenta, sin ser tan clara y tajante, prometió en campaña devolver el río a La Pampa. Tenía herramientas para hacerlo si hubiera querido exigir a Mendoza desde la Nación que comenzara a dar los pasos necesarios para devolver el agua a la cuenca. Pero no lo hizo. Hoy los pampeanos, además de las inéditas declaraciones del presidente, tenemos señales claras desde el gobierno nacional de su intención de avanzar en la solución de este secular conflicto que es una vergüenza nacional. En unos días están convocadas las provincias para la conformación del comité de cuenca del Desaguadero. Un primer paso imprescindible. (LVS)

 

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