Mafia de cuello blanco

La entrevista a Rocco Carbone que realizó Radio Noticias y luego publicó LA ARENA ayuda a pensar buena parte de lo que sucedió en el país durante el cuatrienio gobernado por el macrismo. Carbone no es un improvisado ni habla por hablar como tantas estrellas fugaces del firmamento mediático y político argentino. Nacido en Cosenza, Italia, es doctor en lengua por la Università degli Studi della Calabria y doctor en filosofía de la Universität Zürich. En Argentina trabaja en la Universidad General Sarmiento y el Conicet. Sus investigaciones sobre los vínculos entre mafia y política son muy conocidos, en particular los de su región de origen, Calabria, en donde se destaca la tenebrosa ‘Ndrangheta. En esa organización es muy renombrado el clan de los Macrì, apellido que en Argentina perdió el acento pero no, como todo lo indica, sus inclinaciones por los negocios oscuros.
En la entrevista, Carbone habló de su nuevo libro «Mafia argentina», que completa su anterior «Mafia capital: Cambiemos, las lógicas ocultas del poder». Al respecto dijo algo muy significativo: todas las hipótesis que se plantearon en el primer libro se confirmaron en el segundo, a la luz de las últimas investigaciones judiciales que empezaron a dejar al descubierto el entramado de negocios para amigos que armó el macrismo desde el poder político con sus ramificaciones en el judicial y el mediático.
En coincidencia con la divulgación de esta entrevista se conoció un nuevo episodio que desnuda la lógica mafiosa que reinó bajo el gobierno anterior. La persecución y encarcelamiento de los empresarios Cristóbal López y Fabián De Souza (por no ceder sus medios para hostigar a Cristina Kirchner) se completó con el desapoderamiento y quiebra de muchas de sus empresas. Lo que ahora se conoce es que no solo la AFIP se utilizó para atacar al Grupo Indalo, inventando una deuda tributaria que no tenía, sino también, y nada menos, que YPF, la mayor empresa estatal. La petrolera se usó de pantalla para desapoderar a sus dueños de Oil Combustibles y, al poco tiempo, traspasar sus activos a grupos empresarios amigos de Macri. Esta operación, que recuerda las que se pergeñaron bajo la última dictadura contra no pocos empresarios argentinos perseguidos, es investigada por la jueza María Servini y uno de sus principales imputados es Fabián «Pepín» Rodríguez Simón. El hoy prófugo en Uruguay no solo fue uno de los operadores más activos de la «mesa judicial» sino también integrante del directorio de YPF.
La descomunal red de espionaje ilegal que armó el macrismo -primero desde la Ciudad de Buenos Aires y luego desde la Casa Rosada- no tiene antecedentes en la historia de los gobiernos constitucionales. Esta faceta es muy reveladora de los rasgos personales y metodológicos de quien lideró el gobierno y de quienes lo secundaron. El disciplinamiento de dirigentes y empresarios «molestos» a través del aparato político-mediático-judicial armado desde el poder habla de un entramado que Carbone no duda en calificar de mafioso. En esos años se llegó a pisotear la ley al extremo de encarcelar a opositores sin condena previa. Como enseña el investigador: las mafias no solo se mueven en los subsuelos de la ilegalidad, en nuestro país llegaron a gobernar en nombre del «cambio» y bajo un vistoso decorado de globos amarillos.

FOTO: GENTILEZA AM 990.