Viernes 12 de abril 2024

Mejora en competitividad, doblemente amenazada

Redacción 03/12/2017 - 01.35.hs

La reforma impositiva planteada por el gobierno tendrá un efecto contrario sobre algunos productos de las economías regionales, como el azúcar y los productores de jugos y fructosas, al aumentar los impuestos internos a las bebidas azucaradas. Así lo hizo saber la UIA al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, de la misma forma que el cambio en los aportes patronales que afectarán a las empresas de todo el país.
Si bien el sector productor agrícola ha podido esquivar las esquirlas de las dos reformas, impositiva y laboral, no ha podido salvarse del aumento en el precio del gas-oil y el aumento de la inflación proyectada para el último mes del año comercial, consecuencia directa del aumento de los combustibles. Por el momento una tibia brisa de viento de cola.
El sector productor agrícola es petróleo dependiente, toda su actividad se mueve al compás del precio del gas-oil, todo aumento en los combustibles se traslada en forma directa al costo de los fletes de camión, de las labores de siembra, pulverización y cosecha. Y por último la influencia en el costo de producción del aumento consecuente de las paritarias, en aquellas actividades que requieren mayor cantidad de mano de obra.

 

Complicada combinación.

 

A toda esta combinación de aumento en el precio de los combustibles, traslado a costo de fletes, servicios y labores, debemos agregar la firme política monetaria del Banco Central , que no logra unificar objetivos con sus pares en el Ministerio de Hacienda y el Ministro de Energía.
Dicho en forma más académica, la meta de bajar la inflación del Banco Central calentando la tasa de interés en pesos para planchar el tipo de cambio, choca con la política de aumento de tarifas y combustibles, que claramente se van a trasladar a una mayor inflación durante diciembre y enero.
En encuestas a productores y focos group realizados en el interior, ante la pregunta de "cómo piensa que será su negocio en el 2018" un 55% indica que será igual, un 30% que estará peor y solamente un 15% indica que será mejor.
El productor hace números, ve como le han aumentado sus costos y servicios en pesos, y ante un escenario de un dólar que se continúa atrasando versus la inflación y la tasa, concluye por asumir que tendrá un aumento en su estructura de costo de producción en dólares.

 

Depreciación.

 

Analizando la evolución del tipo de cambio real multilateral, utilizando como fuente el datos de evolución diaria desde noviembre de 1997 y noviembre del 2017 publicado por el Banco Central de la República Argentina, y a los fines prácticos del análisis del presente artículo, podemos destacar que a partir de fines del 2015 con la eliminación de las retenciones, la eliminación del control de cambios y la unificación cambiaria, la moneda local se depreció alrededor de un 36% en términos reales.
De seguir la tendencia actual, dólar atrasado e índices de inflación por encima de la devaluación, vamos a llegar a una situación de un tipo de cambio en el mismo nivel que el registrado en momentos previos a la salida de la convertibilidad.
En estos momentos los productores no sienten el contrapeso negativo de tener un tipo de cambio atrasado y aumento en pesos de sus bienes y servicios, léase inflación en dólares por dos motivos.
El primero es el aumento de productividad que ha tenido el sector agrícola desde el 2001 a la fecha, y el segundo motivo, que no es menor, ha sido la tendencia sostenida a firme en el precio de los commodities agrícolas.

 

Mucho peor.

 

Este razonamiento es válido para la Pampa Húmeda, pues cuando vamos al análisis del NEA y NOA, la situación es mucho peor, pues el aumento en el precio del gas-oil y los fletes de camión, en distancias superiores a los mil kilómetros, tienen un efecto devastador sobre los márgenes brutos de los cultivos. Están en riesgo cinco millones de hectáreas de soja en dicha zona y dependerá del clima y su impacto en los rindes llegar una cosecha con ganancia o con pérdidas.
En líneas generales, los márgenes agrícolas del 2018 no hay dudas que serán mucho menores que los registrados en la cosecha actual 2017.
Sólo una cosecha con rindes muy por arriba a los registrados en el 2017, en base a condiciones climáticas ideales durante la evolución hasta la cosecha de los cultivos en el 2018, podrán compensar el atraso cambiario y la inflación en dólares. Y podrá darse el caso milagroso de tener mejores ingresos por hectárea que en la campaña pasada.
Mientras tanto podemos decir que el gobierno de Macri sigue teniendo viento de cola, en lo referente a los precios internacionales y sobre el corazón de la Pampa Húmeda.
Un escenario de precios potencialmente en baja para el 2019 podría llegar a ser letal para el sector más competitivo de la Argentina, al menos hasta el momento. (Especial para NA, por Pablo Adreani, Analista de Mercados).

 

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