Viernes 12 de abril 2024

Migrantes latinos que sufren discriminación

Redacción 16/02/2015 - 04.25.hs

En la película "Un día sin mexicanos", la misteriosa desaparición de los trabajadores de ese origen paraliza al estado de California, en Estados Unidos. ¿Sucedería lo mismo en algunos países latinoamericanos si se evaporasen los inmigrantes de países vecinos, igualmente discriminados?
La respuesta es que la situación no es comparable, pero un nuevo informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) muestra que el flujo migratorio intrarregional se aceleró en el periodo 2000-2010, cuando creció a un ritmo anual de 3,5 por ciento, mientras disminuyó el destinado al resto del mundo. Hay 28,5 millones de latinoamericanos viviendo fuera de sus países, de ellos 20,8 millones en Estados Unidos, mientras que dentro de la región hay 7,6 millones de inmigrantes, 63 por ciento de ellos procedentes de países vecinos.
También sería incomparable la estricta política migratoria de Estados Unidos o Europa con la latinoamericana, que mediante acuerdos de integración regional ha favorecido la residencia de los ciudadanos vecinos y rechaza "las medidas unilaterales y restrictivas de algunos países desarrollados", según indica la Cepal.
Sin embargo, el especialista argentino en migración, Pablo Ceriani, considera que el hipotético guión de "Un día sin latinoamericanos en Latinoamérica", podría comenzar a construirse a partir de algo que comparten la región y el norte al que se tanto se le critica: las manifestaciones de xenofobia.
"Más allá de avances legislativos, de la igualdad del trato del migrante, de derechos plenos y de la eliminación de restricciones migratorias, hay precedentes en todas las sociedades de la región de xenofobia, desde actores sociales, grupos políticos, medios de comunicación", dijo el integrante del Comité para la Protección de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares de la Organización de las Naciones Unidas.
"La nuestra no se diferencia mucho de otras regiones en la reproducción de mitos y falsas ideas sobre las migraciones, que no se apoyan en estadísticas, y que generan actitudes de rechazo que justifican que algunas leyes no avancen", agregó.
Según Ceriani la discriminación es notoria en políticas migratorias como la mexicana, que "detuvo el año pasado 21.500 niños y los deportó a sus países de origen: Honduras, Nicaragua, Salvador y Guatemala", su principal migración intrarregional.
Pero también hay ejemplos más sutiles en países que cuentan con acuerdos migratorios, como el que rige en el Mercado Común del Sur (Mercosur, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela), que en 2002 estableció el derecho a residencia, con tan solo presentar el documento de nacionalidad y el de falta de antecedentes penales.
"Que traen problemas de seguridad, que traen sus costumbres, que nos quitan el empleo...", ilustró Ceriani al enumerar algunos mitos xenófobos.
Emiliana Mamani, una boliviana que reside en Argentina hace 30 años, lo sabe bien. "La discriminación por portación de rostro (aspecto físico) siempre se sufre. Esa creencia de que el boliviano le quita el trabajo al otro", recordó la presidenta de la Asociación Centro de Madres 27 de Mayo y de la cooperativa del mismo nombre, la primera gestionada por mujeres migrantes bolivianas.
Los bolivianos ocupan el segundo lugar entre los inmigrantes intrarregionales en Argentina, después de los paraguayos y delante de los chilenos y peruanos. En el país hay 1,8 millones de extranjeros, 4,5 por ciento de la población total.
Migrantes latinoamericanos sufren prejuicios en su propia región
La Cepal indica que los países latinoamericanos con mayores volúmenes de inmigración regional son Argentina, Venezuela, Costó Rica y República Dominicana, mientras Brasil y México los únicos donde predomina la recepción de otros orígenes, el primero de Europa y el segundo de Estados Unidos.
"A veces nos toca escuchar: '¿por qué no volvés a tu país?, aquí no te vengas a hacerte el macho o el vivo. Por qué no te vas boliviano sucio, borracho'", ilustró Mamani, cuya cooperativa consiguió un crédito social del Instituto de Vivienda, con el que construyeron un edificio donde ahora viven 12 familias de compatriotas. (IPS)

 


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