Netanyahu quiere despegarse pero fomentó crímenes sionistas
Lunes 11 de marzo 2024

Netanyahu quiere despegarse pero fomentó crímenes sionistas

Redacción 04/08/2015 - 04.10.hs

En Israel hubo asesinatos cometidos por neonazis israelitas. El repudio internacional fue tan fuerte que Netanyahu los calificó de "terroristas". Sin embargo el propio premier asesinó a miles de palestinos y dio impulso ideológico a estos crímenes.
EMILIO MARIN
Los hechos son conocidos. El jueves pasado un extremista de ultraderecha y judío ortodoxo atacó con una cuchilla a quienes participaban en Jerusalén de la Marcha del Orgullo Gay. Seis personas fueron heridas: tres leves que retornaron a sus domicilios y tres graves que debieron ser internados. De éstos, dos permanecen con cuidados hospitalarios y la tercera, una joven de dieciséis años, Shira Banki, falleció.
En Tel Aviv, que tiene fama de ser más liberal y tolerante, esa misma marcha congregó 100.000 personas, pero en Jerusalén, donde el peso religioso es mucho mayor y sobre todo de los judíos ultra ortodoxos e intolerantes, apenas hubo 3.000 manifestantes.
Conscientes de que podía haber incidentes, las autoridades sólo autorizaron una marcha corta, de doce cuadras de largo, y pusieron centenares de policías, más un helicóptero de vigilancia.
Sin embargo un judío extremista, Yishai Schlissel, salió de repente y atacó a los marchistas con el saldo descripto. Lo notable es que este asesino había salido hacía tres semanas de la cárcel, donde estuvo desde 2005 por haber atacado la misma marcha que volvió a desatar su odio criminal. Entonces había herido a tres personas y ahora duplicó su deleznable cosecha.
El otro hecho terrible ocurrió en Duma, aldea de Cisjordania, donde un grupo de colonos judíos atacó con bombas incendiarias una vivienda palestina. Murió allí un bebé de un año y medio, Alí Dawabsha, y resultaron gravemente heridos la madre, el padre y otro hermanito de cuatro años. La madre y el padre tienen respectivamente el 90 y el 80 por ciento de sus cuerpos con quemaduras. Los asesinos pintaron con aerosol en paredes próximas a la casa atacada leyendas como "el precio a pagar" y "El mesías" que ya emplearon en otros ataques. Luego huyeron hacia la colonia ilegal Maale Efraim, uno de los tantos asentamientos israelitas que invaden territorio palestino y sirven de punta de lanza de constantes agresiones.
La muerte de la joven y el crimen del bebé palestino generaron una fuerte reacción internacional que interpeló al gobierno israelí. Por eso, queriendo zafar de esas críticas, Benjamin Netanyahu manifestó: "nuestra política hacia estos crímenes es de tolerancia cero. Di instrucciones a los organismos de Seguridad para que usen todos los medios a su alcance para detener a los asesinos y que sobre ellos caiga todo el peso de la ley".

 

Inútil, cómplice y socio.
En el caso de la joven Banki difícilmente pueda eludir Netanyahu una acusación de -al menos- haber actuado con inutilidad y torpeza. Es que sabía que podía haber problemas y no fue capaz de impedirlos. Además el matador venía de estar preso hasta veinte días atrás por un ataque muy similar a una marcha idéntica, de diez años atrás. Lo habían soltado recientemente. Venía otra marcha del orgullo gay. Al servicio secreto interno, Shabak, ¿no se le ocurrió que sería conveniente vigilar a todos los sospechosos de esa clase de ataques?
Recién después que pasó lo del jueves 30 de julio esa dependencia aconsejó al gobierno que para estos convictos y liberados peligrosos se emplee la tobillera o pulsera electrónica para poder monitorearlos. ¡Tarde piaste, Shabak!
En lo referido al bebé quemado, el rol del gobierno israelí es directamente de sociedad y complicidad con los asesinos. Es que éstos viven en los asentamientos ilegales promovidos e intensificados por Netanyahu, quien -al igual que su antecesor de ultraderecha Ariel Sharon, Ehud Olmert y otros ex primer ministros- combinó la retirada de Gaza con una mayor apropiación de territorios palestinos en Cisjordania y Jerusalén oriental, en los barrios árabes de la Ciudad Santa.
Allí fueron autorizados nuevas colonias de judíos ortodoxos, armados y protegidos por las Fuerzas Israelitas de "Defensa", desafiando los reclamos palestinos de frenar ese robo de tierras e incluso los reproches de países europeos y algunos hechos en tono más que amistoso por parte de Washington.
Unos días antes de ese viernes 31 de julio, cuando los extremistas quemaron la vivienda de Alí Dawabsha, el gabinete había autorizado nuevas construcciones de colonos en Cisjordania. Al socaire de esas ilegalidades se cometió el crimen del bebé, de modo que mal puede el líder del derechista Likud pretextar que su política es de "tolerancia cero" para con esos crímenes. Éstos fueron cometidos al amparo de su política colonizadora ilegal en Cisjordania, como bien le reprocharon las autoridades palestinas desde Ramallah.
Y dicho sea de paso: el mencionado retiro de Gaza no supuso en absoluto que esta zona viviera en paz. Fue bloqueada en forma total desde 2007, con la excusa de que Hamas había ganado el gobierno. Y luego fue martirizada en 2009, 2012 y 2014, con miles de víctimas civiles, como se precisará más abajo.

 

El colmo.
Además de esos episodios de violencia hubo otro joven palestino asesinado por el ejército israelí en la localidad de Birzet. Según la fuerza armada, el joven arrojaba un "cóctel molotov a una posición militar". Esa explicación, interesada, de todas maneras no justifica esa muerte porque podrían haberlo detenido y juzgado. Y asimismo pinta las diferencias entre uno y otro bando, para no dar lugar a la errónea "teoría de los dos demonios".
Los colonos judíos usurpan territorios y arrojaron una molotov a una pacífica vivienda palestina, de noche. Los jóvenes palestinos protestaron contra ese crimen y uno de ellos tiró una molotov contra una posición del Ejército de ocupación, de día, y murió por ello. No es lo mismo. ¿Verdad?
Ante los crímenes de la joven apuñada y el bebé quemado hubo marchas de protesta en Tel Aviv, lo que indica que hay reservas democráticas, aún en una sociedad radicalizada hacia la derecha y un gobierno que trabaja para profundizar esa tendencia sionista extrema. La mayor de las concentraciones fue convocada por la ONG pacifista Paz Ahora y allí estuvo el referente laborista de oposición, Isaac Herzog. Había carteles con mensajes tales como "La incitación de la derecha asesina", "Este es el precio del terrorismo" y "Cuando no hay paz, viene la guerra". En otra marcha, que al final se juntó con la anterior, participó el presidente Reuven Rivlin, quien había cuestionado los crímenes con cierta coherencia de la que carece Netanyahu. Rivlin dijo durante la protesta en Jerusalén que "el radicalismo judío está causando estragos en la sociedad israelí y siento vergüenza".
El colmo es que el presidente israelí denunció que tras participar de esa manifestación de repudio recibió amenazas de muerte. Aunque no dio detalles no hace falta ser Sherlock Holmes para deducir que esas amenazas provinieron de los grupos terroristas y judíos ortodoxos. Además, en la página de Facebook de Rivlin lo atacaron como "traidor" y 11.000 personas pusieron "Me gusta" a esas acusaciones.
¿Un contrasentido? No. Remember que en 1995 un joven estudiante judío de ultraderecha, Yigal Amir, asesinó al ex primer ministro Yitzhak Rabin por el horrible "delito" de haber firmado los acuerdos de Oslo de 1993 con Yasser Arafat concediendo una módica autonomía a Gaza y Cisjordania. ¿Rivlin tiene que poner sus barbas en remojo?

 

Netanyahu tiene la culpa.
Ante esos reproches en su frente interno y el repudio internacional que le cayó a raíz de esos hechos sangrientos del final de julio, el primer ministro trató de salvar su posición con una condena verbal de lo sucedido. Para la mayor parte del mundo esas declaraciones fueron más que insuficientes, menos para el portavoz adjunto del Departamento de Estado, Mark Toner, quien expresó: "damos la bienvenida a la orden del primer ministro para que las fuerzas de seguridad israelíes usen todos los medios para aprehender a los asesinos".
Netanyahu se reunió con su ministro de Defensa Moshé Yaalon y de allí salió una novedad. El mecanismo nada legal de "la detención administrativa", sería aplicada también a los extremistas judíos. Se trata de una prisión sin cargos judiciales y por una duración ilimitada que Israel aplica a los palestinos para llevarlos a la cárcel por largo tiempo y sin defensa legal.
Al amagar con cometer esas irregularidades contra los terroristas de su mismo palo, el premier busca cierto oxígeno que le falta por primera vez desde su reelección de mayo pasado. Con ese mismo objetivo telefoneó a Mahmud Abbas, presidente de la ANP, pero el palestino ya había dicho que denunciará los crímenes ante la Corte Penal Internacional. "Hablando con franqueza, este crimen fue cometido por el gobierno israelí, porque impulsa la colonización en todas partes en Cisjordania y Jerusalén, algo que, claramente, anima a esos colonos criminales a hacer lo que están haciendo", expresó Abbas.
Difícil creerle al primer ministro judío. El 26 de agosto próximo se cumplirá un año de su tercera invasión a Gaza bautizada "Borde Protector", durante la cual sus tropas asesinaron a 2.251 personas (80 por ciento civiles, entre ellos 551 niños). Para graficar: los terroristas sionistas quemaron a un bebé en Duma, Alí Dawabsha; Netanyahu ordenó el año pasado matar a 551.

 


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