Paso a paso, dijo «Mostaza»

Otro nuevo paso hacia la paulatina distensión de la cuarentena se empezó a dar en las últimas horas. El fin de semana largo fue utilizado por los pampeanos para volver a caminar por la vía pública. El movimiento no pasó desapercibido y se pudo ver en todos los barrios de Santa Rosa a muchos transeúntes: solos, en pareja y no pocos con niños para aprovechar los días todavía agradables de mayo en esa hora-reloj que contempla el «permiso» para movilizarse en un radio de no más de quinientos metros de casa.
Ayer, en el inicio de la semana, se notó también un mayor movimiento en las calles con el aporte de las nuevas actividades que, aún con restricciones horarias, se incorporaron -comercio, profesiones liberales, servicio doméstico, peluquerías y centro de estética-, y que en conjunto significaron el otorgamiento de más de siete mil certificaciones laborales.
El cauteloso retorno a las actividades se va llevando a cabo sin apresuramiento a pesar de las muestras de impaciencia de quienes desean acelerar el proceso. El difícil equilibrio entre salud pública y economía recomienda la prudencia. Los equipos de asesoramiento epidemiológico del gobierno fueron claros al respecto. Sin embargo hay sectores urgidos por el parate económico que impuso el confinamiento social obligatorio pues no todos tienen las mismas espaldas para aguantar. De ahí que la intervención del Estado adquiera tanta relevancia. Ayer este diario informó que suman casi 130 mil los pampeanos que serán auxiliados desde el tesoro público a través del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y del 50 por ciento del salario para los trabajadores de 1.815 pequeñas y medianas empresas pampeanas. No es un dato menor. Revela que ahora hay un gobierno nacional que no es indiferente a las penurias sociales y que, en el marco de esta inusitada pandemia, si bien atendió con mayor premura a los sectores más humildes y por lo tanto más castigados, tampoco se olvida del resto. Créditos a tasa cero (siguiendo el ejemplo pionero pampeano) o a intereses subsidiados; liberación del pago de contribuciones patronales; postergaciones o reducciones tributarias o el mencionado aporte de fondos para el pago parcial de salarios entre otras medidas.
Pero también las organizaciones sociales -con el afloje de la cuarentena- se empiezan a movilizar para atender las necesidades de los que la están pasando peor. Ollas populares y distribución de viandas se volvieron a ver en las barriadas santarroseñas organizadas por varias agrupaciones que mantienen altas las banderas de la militancia social en tiempos verdaderamente difíciles. Son reservas de solidaridad que el conjunto de la población quizás debiera valorar más en lugar de prestar tanta atención a los cacerolazos fogoneados por tantas mentiras mediáticas a gran escala.
Esta salida de la cuarentena «paso a paso» -como diría Reinaldo «Mostaza» Merlo- debe ser mirada también como un logro de la sociedad pampeana y de sus autoridades políticas y sanitarias. No son tantas las jurisdicciones del territorio nacional que pueden mostrar las estadísticas epidemiológicas que exhibe La Pampa. Entre tantas penurias y tensiones sociales provocadas por el coronavirus, es un motivo para sonreír.