Jueves 11 de abril 2024

Que no sean otra vez el pato de la boda

Redacción 21/04/2014 - 03.50.hs

Las cooperativas de servicios públicos pampeanas están hoy como la mortadela del sánguche en el medio del acuerdo que firmaron los gobiernos provincial y nacional para mantener inamovible la tarifa de la energía eléctrica. Con ese pacto se pretende que no se ajusten los precios del vital servicio a los usuarios y, en compensación, las empresas solidarias recibirán un subsidio.
El movimiento cooperativo venía insistiendo desde hace bastante tiempo con la necesidad de adecuar la tarifa energética porque sus balances estaban mostrando un peligroso desequilibrio. Indiferencia fue lo único que cosecharon de parte del Estado provincial ante sus justos reclamos. En los últimos meses, esas demandas comenzaron a escucharse con voz más fuerte a causa de la inminencia de las paritarias. Y como es sabido, la incidencia de la masa salarial no es menor en las cuentas de las entidades solidarias.
Inmediatamente después de la firma del acuerdo energético entre Provincia y Nación comenzó la danza de los millones. Los funcionarios del gobierno, por una parte, se explayaron sobre los dineros que llegarían a La Pampa desde Nación para compensar los mayores costos del servicio. Y la dirigencia cooperativa, por otra, sobre las necesidades financieras de sus entidades para afrontar la prestación del servicio sin quebrantos ni sobresaltos.
Mientras tanto, todavía no se han despejado las dudas sobre la forma en que se liquidarán esos dineros. Tampoco sobre el tiempo que durará este sistema de subsidios (aunque se hable de "compensaciones"), y qué ocurrirá cuando venza.
Las cooperativas tienen la epidermis sensibilizada cuando se plantean estas cuestiones. Y con razón. No fueron pocas las veces que el Estado -nacional y provincial- las maltrató provocándoles enormes pérdidas económicas. Todavía se recuerda muy bien en el movimiento solidario aquel aumento salarial de comienzos del kirchnerismo que no previó el "efecto cascada" del convenio colectivo de Luz y Fuerza y que obligó a las cooperativas a una erogación económica mucho mayor que la que tuvieron que afrontar el Estado y las empresas de lucro del área energética. Como las cooperativas son las únicas que respetan aquel convenio laboral -las privatizadas y el Estado lo troncharon- fueron las más perjudicadas y el Estado provincial y el nacional se desentendieron del problema y dejaron solas a las cooperativas. Muchas tuvieron que endeudarse más allá de sus posibilidades y algunas siguen arrastrando severos problemas económicos hasta hoy en día, diez años después de aquel mamarracho.
Luego vinieron las promesas vernistas nunca cumplidas de otorgarles la administración de la fibra óptica del acueducto del río colorado; los intentos del jorgismo de arrebatar la propiedad de las columnas para beneficiar a las cableras de televisión privadas y, como frutilla del postre, la deuda millonaria que nunca el gobierno provincial le reintegró a la CPE santarroseña por los trabajos en infraestructura realizados por esta última.
¿Serán otra vez las cooperativas el pato de la boda? Es de esperar que no. Porque el riesgo es enorme y podría ser trágico para el bienestar de todos los pampeanos.

 


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