Lunes 15 de abril 2024

Relatos fabricados para imposibilitar la historia

Redacción 12/02/2015 - 04.39.hs

Señor Director:
El atentado que dejó 85 víctimas fatales al provocar la voladura del edificio de la AMIA en la ciudad de Buenos Aires hace veintiún años, no diré que nos hizo ingresar en el mundo de la "inteligencia" pero sí que nos instaló en él de una manera tan intrincada que ya será difícil sino imposible la reconstrucción de la verdad.
Ese hecho criminal no ha tenido aclaración hasta hoy, pero sigue produciendo efectos. Nadie parece saber a ciencia cierta cómo y quiénes generaron esa situación. Damos por cierto que fue un derivado de la situación que se generó en Medio Oriente al constituirse el Estado de Israel. Los hebreos volvían a su hogar, del cual fueron desalojados con violencia e injusticia por Roma. Recobraron su tierra, pero hasta ahora no han podido generar los acuerdos necesarios para compartir su presencia en ese lugar con otras tribus del desierto tan antiguas como ellos en esas tierras. Ahí está el origen del conflicto, cuya continuidad hasta hoy no se debe solo a árabes y los hebreos, sino también a otros interesados en manipular las situaciones de fortaleza o debilidad de aliados o adversarios ocasionales. Una tragedia milenaria fue matriz de la tragedia porteña.
Desentrañar el caso AMIA y la imposibilidad argentina para resolverlo no solamente da testimonio de nuestras falencias. Los hilos de la trama venían entrelazados con una urdimbre milenaria. A partir del acontecimiento de l994 volvieron a cruzarse con nuevas tramas urdidas apresuradamente para mantener vivo el conflicto generado en los remotos años del dominio romano. Nuevos imperios, de sucesivo dominio, repitieron la operación de dividir y confundir para medrar. Hoy lo continúan haciendo, de modo que el episodio argentino no es tal. La paternidad real puede ser asignada al mundo humano al que pertenecemos con mayor fuerza y realidad de lo que nos gusta creer.
El hecho de que producido el cruel atentado intervinieran de inmediato los llamados servicios de inteligencia (nuestra SIDE, el Mossat israelí y la CIA de la potencia imperial del momento). Ahí se gestó el laberinto del cual hasta ahora no hemos podido salir. En verdad, tenemos pocas posibilidades de salir alguna vez, si es que hay alguna chance. La muerte del fiscal que llevaba diez años a cargo de la investigación, ha permitido conocer sus relaciones con los servicios de inteligencia. No corresponde avanzar conjeturas acerca de las circunstancias de su muerte, que tiene hasta ahora toda la apariencia de un suicidio. Lo que es evidente es que Nisman ingresó en un laberinto del que no pudo salir. La fiscalía a cargo de la investigación de esta muerte tiene ya su propio laberinto, como lo va descubriendo día a día.
Para tener una idea acerca de esta tragedia argentina puede leerse el relato de Jim Swire, el padre de una mujer de 25 años que volaba en un avión de Pan Am, el 21-12-l988. Cuando sobrevolaba Lockerbie, en el Reino Unido, se precipitó a tierra y mató a sus 243 ocupantes, incluso dos argentinos, y además murieron once vecinos del lugar donde cayó la máquina. Se dijo que fue víctima de un atentado terrorista. En l990 se prefirió dar por real la "pista libia" y si bien M. Khadafi, el dictador de Libia, nunca aceptó su responsabilidad, creyó conveniente entregar a dos presuntos responsables. Juzgados en Holanda, uno fue condenado y el otro absuelto. Un observador de Naciones Unidas dijo haber presenciado "una terrible injusticia". Jim Swire descree de la culpa libia y sigue buscando la verdad, junto con otros familiares de las víctimas. Khadafi, a pesar de aquel gesto y de otros que ensayó con gobernantes europeos, fue atacado, asesinado y su nación destruida, como antes había sucedido con Irak, país éste donde nunca aparecieron las "armas de destrucción masiva" cuya existencia fue aducida para justificar la guerra. Libia e Irak eran, además, países petroleros.
Atentamente:
Jotavé

 


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