Martes 09 de abril 2024

Se repite una vieja historia

Redacción 10/02/2016 - 05.23.hs

La "triple frontera" ubicada en el extremo nororiental de La Pampa también presenta -al igual que su par internacional- sus complicaciones, aunque en este caso conciernen a la política interna de nuestro país y sus jurisdicciones provinciales.
Como ya sucedió en muchas otras ocasiones, otra vez el problema nació con una creciente del Río Quinto, dando razón a los que piensan que La Pampa parecería condenada a sufrir la incompetencia y el destrato de sus provincias vecinas en materia de manejo de los recursos hídricos compartidos.
Esta vez se reiteró un viejo problema: desde Córdoba y San Luis no informaron a nuestra provincia sobre el gran incremento de los caudales. Ese simple trámite -no más que una llamada telefónica de alerta entre autoridades de las jurisdicciones- permitiría anticiparse a la emergencia para atenuar las consecuencias de la creciente y llevar tranquilidad a los pobladores de la región. La pueblada con corte de ruta incluido de los alarmados e indignados habitantes de Banderaló habla por sí sola de ese estado de zozobra que atravesaron ante el avance de las aguas sobre el casco urbano que obligó a realizar evacuaciones.
Desde hace mucho tiempo que La Pampa viene reclamando la conformación de un comité de cuenca pero hasta ahora ha predicado en el desierto. Por la indiferencia con que es recibida esta propuesta pareciera que la nuestra fuera la única provincia perjudicada, pero está muy lejos de ser así. Y este caso lo corrobora pues el pueblo más afectado pertenece a la provincia de Buenos Aires. Y todavía hay más, en cercanías de Italó, provincia de Córdoba, la creciente del Quinto provocó una muerte: una niña que fue arrastrada por la corriente.
Como se dijo, no es la primera vez que este curso fluvial ocasiona severos problemas en el vértice que une a las tres provincias. Cuando las lluvias en la alta cuenca caen con gran intensidad, se repiten estas escenas de caos y zozobra. Ahora volvimos a ingresar a un período lluvioso ocasionado por El Niño, fenómeno climático que afecta a todo el continente. Es un evento conocido y anticipado por los especialistas en climatología de todos los países sudamericanos, por lo tanto cabe esperar una reacción elemental: que los responsables del manejo de las cuencas hídricas extremen las observaciones y las comunicaciones con la finalidad de anticiparse a los problemas. Además, otras extensas regiones del país ya vienen sufriendo inundaciones desde hace tiempo. Esa respuesta preventiva tan básica es lo que ahora volvió a fallar, de ahí el reclamo de las autoridades pampeanas y, también, el enojo de los pobladores afectados.
Es de aguardar que esta vez se entienda mejor la necesidad de conformar un comité de cuenca para evitar estos males que se reiteran cada vez que viene una creciente. Las obras necesarias para evitar futuros males deberán involucrar, indefectiblemente, a todas las provincias. De nada vale que una de ellas intente por sí sola afrontar el problema. La naturaleza no acostumbra respetar los límites políticos, que son arbitrariedades que cometen los hombres.
Si algo tan simple no se entiende, estaremos condenados a repetir esta vieja historia.

 


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