Viernes 12 de abril 2024

Si la igualdad es apenas el sueño de la minoría

Redacción 11/02/2016 - 04.17.hs

Señor Director:
En el pasado noviembre estuvo en Buenos Aires François Dubet, un sociólogo de la educación, francés (nacido en l946, director de la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales de París y continuador de Alain Touraine) que ha publicado un libro titulado Por qué preferimos la desigualdad (Siglo XXI, en español).
Antes de llegar a la Argentina estuvo en Chile, interesado por los cambios que se intentan desde el gobierno de Bachelet para que el acceso a la educación no sea meramente declarativo. Bachelet ha dado comienzo a una iniciativa que abre el camino para superar el alto costo de la educación que dejó como herencia la dictadura de Pinochet y una fuerte tradición conservadora. La izquierda, con incidencia en el sector estudiantil, la ha considerado insuficiente. Al respecto Dubet dijo en Buenos Aires que la reforma de Bachelet para una política escolar igualitaria tuvo el inmediato no de los ricos, hecho que considera "normal", pero también hubo rechazo desde las clases medias, que ya "no es tan normal". Pero, "sucede que tampoco las clases populares la quieren" y que esto es así porque en este sector reclaman que haya "igualdad de oportunidades". Explicó Dubet que en 1980 y desde comienzos del siglo XX Francia, Alemania, Inglaterra y también Estados Unidos aceptaban que es necesario reducir la brecha económica y que también la izquierda, el movimiento obrero y los sindicatos propiciaban un crecimiento de la igualdad económica. No obstante, ahora, treinta años después (del Estado de Bienestar, que propuso la Unión Europea) no se habla de reducir esa distancia sino de que todos tengan las mismas posibilidades de llegar a la cima. Esto implica adoptar un "modelo meritocrático". A partir de este modelo se aceptan las grandes desigualdades por estimar que provienen de una competencia equitativa y hasta que el rico es rico porque se esforzó por serlo y que el pobre se hizo pobre por su culpa. Hoy, en Estados Unidos e Inglaterra las desigualdades sociales se han duplicado y clases populares tienden a aceptarlo porque son las reglas del juego. Observa también el sociólogo que en Europa la izquierda se está reduciendo y que muchos pobres votan por los partidos liberales.
De toda esta experiencia, que es real y cada vez más visible en Europa y occidente, infiere Dubet que por eso las sociedades actuales optan por la desigualdad. No es que toda la sociedad haga esa opción, pero observa un gran rechazo de las propuestas igualitarias. Dice que cuando elegimos una escuela privada o los barrios socialmente homogéneos, cuando nos quejamos de los impuestos, cuando excluimos a los nuevos migrantes, nos manifestamos por la desigualdad. Y eso es lo que hacemos siempre que podemos. Explica que la igualdad no es igualitarismo, es ser solidarios y dependientes los unos de los otros, a pesar de nuestras diferencias y nuestras desigualdades naturales entre los individuos. En la sociedad actual tenemos superiores y excluidos, pero entre ambos no hay una clase media homogénea... defendemos las pequeñas diferencias que nos son favorables... con frecuencia denunciamos las diferencias grandes para justificar las pequeñas que nos son favorables.... En la escuela privada las familias buscan la formación más eficaz y en cierta medida la más diferente.
He tomado expresiones de Dubet que parecen eficaces para mostrar lo que realmente hay. Para que podamos pensarlo. La igualdad que hay que perseguir no iguala de hecho a todos sus beneficiarios ni es tal el objetivo de una política de inclusión, que quiere modificar las grandes desigualdades de partida, sobre todo las que impiden iniciar la marcha ascendente. Puede ser que haya pobres culpables de su pobreza, pero lo que hay que mirar no es el fracaso sino la oportunidad que surge cuando en ese ambiente siguen naciendo personas a las que no se puede condenar por su pobreza.
Atentamente:
Jotavé

 


' '

¿Querés recibir notificaciones de alertas?