Tenía razón Edgar Morisoli
Viernes 09 de febrero 2024

Tenía razón Edgar Morisoli

Redaccion 05/07/2020 - 22.11.hs

I. El recientemente desaparecido Edgar Morisoli -que además de un enorme poeta era el mayor conocedor de la problemática de los ríos interprovinciales de La Pampa- sostenía la idea de que Mendoza, en la materia, apelaba invariablemente a una sucesión de barreras argumentales que, a medida que iban cayendo, eran sustituidas por otras. Lo esencial para los cuyanos era apostar al paso del tiempo para consolidar los hechos consumados y, en menor medida, a la fortuna política.
Por cierto que la teoría morisoleana muestra sólidos cimientos y se la puede considerar todavía válida. En el principio, los mendocinos se lanzaron a sostener la doctrina de que todos los ríos «nacen y mueren» en su provincia, y que solo en espaciadas ocasiones de caudales excepcionales transgredían los límites para adentrarse en La Pampa. Por cierto que esa falsedad -geográfica, geomorfológica, hidrológica e histórica- era sostenida por los más destacados políticos y profesionales cuyanos, algunos de reconocidas presencia en la escena nacional.

 

II. Demolido aquel engaño por obra de la Corte Suprema de Justicia -que estableció sin lugar a dudas la calidad interprovincial del Atuel- nuestros vecinos optaron por la estrategia de ganar tiempo mediante la creación de una ineficaz Comisión Interprovincial del Atuel Inferior, en la cual La Pampa depositó expectativas desmesuradas. Ese ámbito solo sirvió para la esgrima dialéctica ad nauseam sin promover ningún avance material.
Vino después el argumento de que los caudales no alcanzaban para el riego de sus áreas, lo que pretendía demostrar la imposibilidad de compartir el agua Atuel. Esa objeción se derrumbó ante el hecho indiscutible de que en Mendoza se riega mal, con una muy baja eficiencia de riego, tal como lo señalara en un trabajo público una alta autoridad de esa misma provincia.
El siguiente obstáculo fue una vergonzosa oferta de agua para La Pampa, escasa en cantidad y mala en calidad. Paralelamente se calificaba al Desaguadero-Salado-Chadileuvú-Curacó -que originalmente fuera uno de los ríos interiores de mayor caudal- como un mero «zanjón de desagüe».
Así, poco a poco, la provincia cuyana se ha visto refutada en sus argumentaciones -notoriamente falaces y egoístas- hasta llegar al presente con la controversia desatada a partir del proyecto de Portezuelo del Viento y la pretensión de obtener el manejo exclusivo de sus compuertas. Se trata de una obra contemplada en el Tratado del río Colorado pero que, en las actuales condiciones, pondría en peligro el desarrollo del resto de las provincias que integran el valle fluvial. En este caso fue la naturaleza misma la que cuestionó la postura mendocina a través de una larga serie de años de caudales magros que mostraron -y muestran- en forma elocuente la profunda crisis hídrica que padece la región.

 

III. La réplica a las objeciones de las demás provincias que integran el comité de cuenca -planteadas en el marco normativo que rige el Tratado- fue tan grotesca que resulta increíble: un diputado nacional y exgobernador alegó que, de no atenderse a la postura de Mendoza, esa provincia podría lanzarse a una campaña separatista para constituirse en un Estado independiente. Quizás interpretando a su antojo situaciones aparentemente similares, pero que reconocen raíces muy distintas -Cataluña, el norte de Italia, Escocia, etcétera- semejante declaración provocó el asombro y la risa de todo el país, tanto por lo desopilante de la idea como por la entidad de quien la formulaba.
Después de todo no debió extrañar tanto; se trata del mismo dirigente que, a su paso por el Poder Ejecutivo, cuadruplicó la deuda externa de su provincia y convocó a establecer una estrategia provincial mediante el acuerdo de políticos y empresarios. Los trabajadores, se entiende, quedaron para otra ocasión.

 


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