Todos estamos bajo vigilancia
Miércoles 06 de marzo 2024

Todos estamos bajo vigilancia

Redacción 23/04/2014 - 05.10.hs

Es sabido que las computadoras y las redes electrónicas que operan con ellas, se constituyeron en objetos de la vida cotidiana, a punto tal que el común del público ignora -o acepta- en forma casi absoluta los peligros de intromisión en la vida privada que conlleva el uso indiscriminado de tales equipos.
Esa tendencia de avanzar sobre la privacidad de las personas a través de los nuevos aportes tecnológicos había sido advertida por la Unesco un cuarto de siglo atrás pero, al igual que otras iniciativas de ese organismo que tocaban los intereses de las grandes potencias, fue minimizada hasta el olvido. Recién volvió a actualizarse, y evidenciar su peligrosidad, con las denuncias de Julián Assange y Edward Snowden, que presentaron pruebas impresionantes al respecto y han obligado a los dueños de la información a dar confusas explicaciones, sin que ello implique retroceso en sus intenciones. También hay que decir que esas revelaciones convirtieron a sus autores en parias políticos.
Sin embargo el hábito todo o casi todo lo puede y acostumbra al ser humano a cualquier cosa: pocos días atrás Google, posiblemente la más difundida de las empresas que trabajan con las grandes redes sociales, ha reconocido que revisa los correos electrónicos que se envían y reciben en su servicio Gmail. El servicio tiene vigencia en todo el mundo (es probable que el lector sea titular de una cuenta) y mueve millones de mensajes diariamente.
No es necesario ser un lince político para advertir lo que conlleva el verbo revisar: cuanto menos el análisis de los textos en detalle evaluando su posible "peligrosidad" y, claro, también teniendo acceso a la intimidad del emisor del mensaje. El año pasado algunos usuarios demandaron a la compañía alegando violación a las leyes de privacidad en las escuchas telefónicas y a esa denuncia debe atribuirse parte de la nueva actitud de la compañía, obligada a reconocer su fisgoneo.
La compañía disimula el avance sobre la privacidad informando a los usuarios que se trata de una revisión automática -"escaneo" para usar el neologismo impuesto por la técnica- "para permitirle al buscador ofrecer anuncios y resultados de búsqueda personalizados" (lo que, igualmente, implica otro avance sobre la intimidad), pero en el fondo de esta actitud, y con los antecedentes denunciados y comprobados a nivel mundial, es difícil no sospechar la no presencia de organismos estatales que accedan a esa información. Y obviamente se impone otra pregunta inquietante: los servicios de correos electrónicos en la red son varios ¿todos tienen la misma actitud respecto de sus usuarios? Ante la denuncia, y seguramente también para evitarse futuros problemas, la compañía ha declarado a las redes informativas: "Nuestros sistemas automatizados analizan su contenido (incluyendo mensajes de correo electrónico) para ofrecerle características del producto de importancia personal, como resultados de búsqueda personalizados, publicidad a medida y detección de spam y malware. Este análisis se produce cuando se envía el contenido, cuando se recibe y cuando se almacena".
Más claro imposible.

 


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