Miércoles 03 de abril 2024

Transmisión vertical en la huella del Covid-19

Redaccion 09/05/2020 - 21.25.hs

ALEJANDRO VILLARREAL Y MANUEL WOLFSON (*)
Hasta aquí nos enfocamos en lo que se conoce como transmisión horizontal del virus. Es decir,
como el virus pasa de una persona a otra haya o no relación entre ellas. Cuando hablamos de
transmisión vertical nos referimos a la posibilidad de contagio de la madre al feto, tanto durante el embarazo como durante el parto. La pregunta que nos hicimos (y seguramente muchas personas se hicieron) es si existe una transmisión vertical del SARS-CoV-2. No vamos a concluir con un sí o un no, pero vamos a comentar lo que dicen algunos artículos científicos recientemente publicados.
Verán que se sabe muy poco sobre el tema. Antes, tengamos en cuenta algunas cosas.
La comunicación entre una madre y el embrión es muy particular. Por ejemplo, un feto no puede respirar a través de sus pulmones, sin embargo, cada una de sus células necesita oxígeno (O2) para respirar y obtener energía. Inversamente, el proceso de respiración celular trae sus desechos como el dióxido de carbono (CO2), el cual necesita ser expulsado. Entonces, hay sustancias que deben pasar desde la madre al feto y al revés. Existen rutas de entrada y salida y en el medio, un peaje: la barrera placentaria. La placenta es un órgano transitorio con diferentes funciones, entre las que podemos destacar la nutrición del feto pasando nutrientes de la sangre materna a la sangre fetal. Salvo en situaciones patológicas, ambas sangres nunca se mezclan. Existen unas células especializadas que generan esta barrera permitiendo el pasaje de algunas sustancias, y evitando el de otras. El oxígeno y el dióxido de carbono son gases, o sea son moléculas muy pequeñas, por lo que su paso a través del peaje es relativamente simple pero otras sustancias vitales, como la glucosa, utilizan proteínas transportadoras para pasar de un lado a otro.
Desde que comenzó la pandemia ya hubo muchos partos. Algunas madres dieron positivo para
SARS-CoV-2 en el ensayo de PCR y en algunos casos, se llevaron a cabo estudios para contestar la pregunta: ¿pueden las partículas virales atravesar la barrera placentaria? No es una pregunta con respuesta obvia. Hay muchas sustancias incapaces de atravesar placenta y otras que logran hacerlo. Para cada sustancia, es necesario corroborar el pasaje sin asumir que pasa (o que no pasa).
Determinar presencia del virus en el feto no es tan sencillo. No podemos así como así tomar una muestra de sangre o saliva. Entonces, se aprovechan ciertas situaciones para realizar la
determinación. En algunos embarazos se realizan punciones (extracciones) de líquido amniótico (el líquido dentro del cual el feto se mantiene en suspensión) para realizar otros estudios, como por ejemplo, la presencia de anomalías genéticas. El líquido amniótico es producido por el feto. De hecho, es la orina del feto. Contando con esa muestra es posible también estudiar, mediante la técnica de PCR, la presencia de material genético viral. En este caso, un resultado positivo sugiere que el virus pudo atravesar placenta llegando hasta el feto. Otra forma de estudiar si hubo transmisión vertical es, luego del parto, analizar la presencia de material genético, también por PCR, en la placenta misma. En este sentido sólo encontramos un artículo en internet (que aún no atravesó una revisión por pares) que reporta un caso positivo en placenta. Sin embargo, en general se reportaron resultados negativos.
Independientemente que atraviese placenta o no, hay otros puntos de vulnerabilidad como el
momento del parto, la leche materna, entre otros. Al día de hoy, existen controversias sobre si
este virus aparece o no en leche materna y no vamos a profundizar en esto. En cuanto al momento del parto, existen diferentes vías de contagio: contacto de la sangre materna con la
sangre del neonato, contacto del neonato con el fluido vaginal, contacto del neonato con las heces maternas. Al igual que antes, existen muy pocos estudios al día de la fecha como para poder realizar conclusiones definitivas. Sin embargo, hay mayor preocupación por el contagio durante el parto que durante el período de gestación. En otro trabajo, encontraron anticuerpos para el SARS-CoV-2 en sangre de recién nacido, pero no encontraron material genético viral en saliva, lo que podría indicar que ese feto estuvo en contacto con el virus, pero resolvió la infección intraútero.
Como adelantamos, no hay suficientes estudios determinando transmisión vertical.
En las próximas tres entregas vamos a comentar sobre la evolución del SARS-CoV-2. (NOTA 13)

 

(*) Doctores en Biología. Investigadores del Conicet. Universidad de Buenos Aires.

 

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