Sabado 16 de marzo 2024

Tras el reciente Mundial

Redacción 21/07/2018 - 01.13.hs

JOSE H. ALVAREZ
Finalizado el vigésimoprimer campeonato Mundial de fútbol, realizado en Rusia, quedan los ecos de las distintas performances de los protagonistas y para Argentina, el sabor del costado amargo de una campaña demasiado modesta para sus antecedentes. Perdió dos de sus cuatro encuentros, aunque aparece como especie de consuelo, que sus vencedores fueron justamente los que resultarían subcampeón y campeón de la programación, Croacia y Francia.
Mientras tanto, algunas cosas por comentar.
Se repitió eso de que los europeos ganan los certámenes en su continente y los sudamericanos en tierra propia, salvo Brasil en Suecia 58 y Alemania en Brasil 2014. Esta vez, volvió a resultar un torneo plenamente europeo, si bien Rusia, sede de 2018, ya no es plenamente europeo sino euroasiático
Francia fue campeón, como en 1998, esa vez de local, mientras cabe resaltar la grata revelación que resultó Croacia y de algún modo Bélgica. El local Rusia pareció tener menos poderío que el considerado histórico y el siglo XXI resulta poco propicio para los dueños de casa, ya que los anfitriones de cada caso no pudieron obtener el título. El título de campeón, desde 2000 siempre queda en manos de uno de los huéspedes. Las estadísticas muestran que en la historia de los mundiales fueron campeones como locales Uruguay 1930, Italia 1934, Inglaterra 1966, Alemania 1974, Argentina 1978 y Francia 1998.
Como recuerdos que aparecen, no puede escapar la tristeza que deparó ese tres a cero de la derrota ante los croatas y para quienes somos mayores, algo hace recordar a aquella eliminación de junio de 1958 en tierra sueca. Ese año, Argentina perdió y ganó sus dos primeros encuentros hasta que llegó el tercero, frente a Checoslovaquia. Allí se produjo la catástrofe futbolística, ya que los checos se impusieron por 6 a 1. Argentina quedó última en su grupo y registró -en contra- la mayor goleada de ese certamen. La inesperada circunstancia fue más violenta, por cuanto no se podía ocultar que iba a Suecia con alguna expectativa de ocupar la parte alta de las posiciones. Venía de ganar los últimos sudamericanos, superando incluso a adversarios como Uruguay y Brasil, con el brillante papel de aquel trío ofensivo Maschio-Angelillo-Sívori y otros jugadores, en especial en el Sudamericano de Lima de 1957.
Luego se sucedieron las alternativas que todo futbolero conoce. En general, sólo medianas actuaciones en los mundiales en que intervino de 1962 al 74 y aquellos títulos, uno como local en 1978, y otro en tierra mexicana, en 1986. Allí completó su mérito de dos halagos de este tipo, lo mismo que Uruguay, y que Francia a partir del torneo reciente.

 

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