Jueves 11 de abril 2024

Un agravio ambiental prepotente e ignorante

Redacción 10/01/2018 - 02.01.hs

Jorge G. Scarone *
Llaman la atención e indignan, las recientes manifestaciones del presidente de la Nación sobre el río Colorado, mencionando falsamente ociosidad en su uso, justamente por parte de las provincias que más y mejor lo hacen, así también como las restantes declaraciones de estos días en San Rafael, que imponen, en forma inconsulta y a todo el país, la obra de Portezuelo del Viento, profundamente criticada desde distintos sectores.
Estas expresiones, no constituyen solo una demostración de una brutal ignorancia intelectual de quien detenta la responsabilidad de conducir a la Nación, sino que también es una clara manifestación de lo poco que le interesa el agravio ambiental, las posibilidades de desarrollo, la seguridad alimentaria y los demás derechos humanos de los abajeños, llámense pampeanos, neuquinos, rionegrenses o bonaerenses.
Afirmado en un ocasional resultado electoral, que de ninguna manera le otorgó mayoría en el Congreso de la Nación, ya nos ha demostrado que viene a imponer un proyecto neoconservador, centralista y al servicio de las burguesías prebendarias nacionales e intereses externos. No es casual que los mayores apoyos a sus políticas los quiera ejercer en Mendoza. Allí, adonde se afianzó una sociedad colonial fuertemente estratificada en la que, mientras las damas bordaban banderas en alegres tertulias, eran los pobres, criollos, indios, mulatos y negros, hombres y mujeres, los que generosamente brindaron su sangre y escasa fortuna para construir esta nación. Aquellas, son las mismas familias que, a uno u otro lado de la Cordillera, negociaban con el malón y miseria de originarios y criollos de estas pampas. Son los mismos que cortaron o desecaron nuestros ríos utilizando la mano de obra huarpe y criolla y afianzaron fincas de abastecimiento suntuario a las burguesías nacionales, pero que jamás aceptaron distribuir un mínimo del beneficio recibido con sus coterráneos que siguieron desposeídos. La mejor prueba de ello son las frecuentes migraciones, en épocas de crisis, de mendocinos pobres que buscan y logran mejor vida en territorio pampeano.
¿Será porque nos sobra riqueza? No, es porque tenemos una mirada muy distinta del otro, del vecino, del pobre. Y lo es, porque nuestra solidaridad social se demuestra permanentemente en la facilidad para la inclusión del otro, del que viene a sumar para crecer juntos, cultura muy pampeana, por cierto. Eso nunca fue posible en Mendoza, capital del antiguo territorio de Cuyo, la centralista Buenos Aires del oeste argentino.
No hay casualidades en Macri y en lo que él representa, a lo sumo la ignorancia y prepotencia emergen brutalmente, en sus dichos o en los de su mentor, Durán Barba. Ambos representan el patronazgo latinoamericano, el de la manteca al techo, mientras nuestros colonos y criollos pasaban miserias en sus ranchos de chorizo o adobe, en el mejor de los casos. Suntuosos palacios los alojaban ya en Palermo de Buenos Aires o en las avenidas que dan al Parque San Martín. No es casual que el Arquitecto Thays haya planificado y ejecutado los parques y jardines de residencias, fincas y campos de esa burguesía; obedece a una concepción política y de vida. Una más, como tal, lástima que fuera para tan pocos, indefectiblemente. Del resto, sálvense como puedan.
Derechas y conservadores crecen y se afianzan en estas épocas. Aprovechan errores de los que confundieron pueblos con populismo, de los que tergiversaron progresismo e hicieron demagogia, de los que reclamaron sacrificios y los usaron en beneficio propio, no se necesitan más detalles para saber a quiénes me refiero. Lo mismo sucedió en la Década Infame, la que sucedió a la caída de Irigoyen. La que se entronizó en Buenos Aires y Mendoza y canalizó el ahorro nacional al crecimiento de esa burguesía, perdiendo la oportunidad -una de tantas- en darle, en libertad, genuino sentido a un capital nacional o latinoamericano, incluido en una economía de mercado equitativa y con sentido de justicia social. Las enormes mayorías populares de este continente saben a qué nos referimos con este concepto.
Debemos estar muy atentos los pampeanos y esforzarnos en resistir con todas nuestras fuerzas, porque en el futuro de nuestros ríos está el de las generaciones presentes y por venir. Reclamamos, a quienes dan sustento político local a estas ideologías, que esquilman nuestros recursos naturales, para que examinen sus conductas y adhesiones. Que un ocasional y efímero cargo, o promesa de tal, no destruya lo que puede ser el futuro y entorno de sus familias, descendientes y connacionales.
* Ing. Mg. Ingeniería Ambiental

 

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