Jueves 11 de abril 2024

Un espectáculo que no es disfrutado como tal

Redacción 29/10/2014 - 04.31.hs

Señor Director:
El pasado domingo, luego de conocer el resultado de las elecciones en Brasil y Uruguay, me pregunté si estaba pensando en todo lo pertinente.
Lo "pertinente" es lo que pertenece o corresponde a cada caso. Sucede que de cada caso atendemos lo que de alguna manera consideramos importante para nosotros (sea nuestro interés personal, sea de las ideas o ideales que se comparten) y dejamos de ver algo que es significativo.
De la actualidad política de América latina lo que estimo relevante en sentido positivo, como corrección de condicionamientos que se configuraron en el período colonial y en el poscolonial, es el movimiento de varias de estas naciones para concertar ciertas políticas básicas a fin de ir configurando un estatuto regional, de modo semejante al que ensaya Europa occidental. Europa se hizo región y se dio instituciones regionales por motivos complejos. El más notorio fue la frecuencia de las guerras entre los Estados existentes. El de mayor fondo histórico fue la pérdida de poder político y el deterioro de las posibilidades de conservar siquiera, luego de la II Guerra Mundial, un poder económico que ya habían comenzado a perder visiblemente desde la I Guerra (1914-1918) cuando dieron participación al poder norteamericano.
Dejo de lado algunos aspectos previos y posteriores de esta regionalización (llamada Europa Unida) y también más de una pregunta atendible, para referir que en el caso de América latina las razones que llevaron primero al Mercosur y luego a Unasur fueron las de eliminar los condicionamientos poscoloniales que habían generado una dependencia económica con respecto a las antiguas metrópolis y sus reemplazantes. Si bien España y Portugal habían perdido significación, no pasaba lo mismo con Alemania y Francia. La nueva Europa aunada buscaba conservar la herencia poscolonial, tejida principalmente por el Reino Unido en nuestra región. El liderazgo europeo está pasando a Alemania. Además, parte considerable de dicho poder colonial europeo, que se prolongaba en lo económico, había pasado a las antiguas colonias de Inglaterra y Francia, de modo principal a Estados Unidos y a Canadá. En tal situación, naciones de las antiguas colonias de España y Portugal entendieron que había que regionalizarse para terminar con querellas y guerras propias y edificar un lugar común (regional) correspondiente a la nueva polarización del mundo. Brasil y la Argentina dieron el primer paso con el Mercosur y han liderado un proceso de regionalización incompleto, que ahora incluye a Uruguay, Paraguay, Bolivia, Ecuador y Venezuela, pero no a naciones como Chile, Perú y Colombia que mantienen su preferencia por la oferta de libre comercio con las antiguas metrópolis y sus sucesoras americanas.
Lo singular es que las naciones de Unasur no reniegan de sus lazos culturales con las metrópolis iniciales y abrevan caudalosamente en la fuente de América del Norte. Solamente pretenden que esa "pertenencia" (a un ámbito cultural) no subordine económicamente y permita crecer y ser un interlocutor en paridad de condiciones en el diálogo de las naciones.
Las elecciones de Brasil y Uruguay muestran que las diferencias hacia afuera tienen correspondencia con diferencias hacia adentro. Para dirimir el conflicto externo es previo hacerlo con el interno. Y para este cometido se ha elegido el camino de la democracia, siempre largo y aleatorio. Cometido que, además, se pone en marcha cuando está cambiando la configuración de los poderes reales, por la creciente gravitación de la actual etapa financiera extranacional del capitalismo.
Las elecciones que acaban de realizarse en Brasil y Uruguay revelan que la empresa vuelve a vencer en sus ámbitos originales, pero sigue inconclusa. Así dejo expresado lo que considero pertinente cuando analizo estos actos puntuales (elecciones).
Atentamente:
JOTAVE

 

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