Jueves 28 de marzo 2024

Una banana pegada al muro

Redacción 15/12/2019 - 00.44.hs

Un episodio relativamente banal (o quizá debiéramos decir, "bananal") ocurrido esta semana en Miami, Estados Unidos, arroja unos cuantos rayos de luz sobre el estado del mundo del arte, y del mundo en general. Y lo que se ve, pese a tratarse de las "bellas artes", no parece nada bonito.
COMEDIANTE
Ocurrió en la galería de arte Art Basel de Miami Beach, donde un artista italiano de cierto renombre, Maurizio Cattelan, exhibía entre otras, una obra llamada "Comediante", que consistía básicamente en una banana pegada a la pared con una cinta de embalar. La obra en exhibición, en realidad, ya estaba vendida: un comprador anónimo había pagado la friolera de ciento veinte mil dólares por ella (bueno, no exactamente por la obra, sino por el concepto, ya que como la banana real se descompondría, periódicamente su feliz propietario tendría que reemplazarla por otra).
Fue así que uno de los asistentes a la muestra, llamado David Datuna, acaso inspirado por el título de la obra, decidió hacer un chiste: despegó la banana de la pared, la peló, y se la comió delante del público. Por cierto, se cercioró de que lo filmaran, y de subir su "performance" a su cuenta de Tweeter, donde declaró que la obra deglutida "estaba deliciosa".
En circunstancias normales, alguien que destruye en público un bien valuado en tanto dinero, sería arrestado (y en EEUU, previamente apaleado) por la policía. Datuna, en cambio, fue cortésmente invitado a retirarse de la galería, con lo que más de uno habrá sospechado alguna connivencia de su parte con la promoción de la muestra.

 

MIAMI
Contra lo que muchos puedan pensar, y pese a su fama de cultivar el mal gusto, Miami es un centro de arte internacional de importancia. Se ignora si Cattelan eligió a propósito esta ciudad, considerada "la capital de Latinoamérica" para exhibir esa fruta fálica y rica en potasio. Bien es sabido que en EEUU, desde los años 50 y el auge de la United Fruit Co., se alude a nuestros países, despectivamente, como "repúblicas bananeras". Lo cual, en su mirada imperialista, les da el derecho de deponer a nuestros gobiernos democráticos, como ocurrió en Guatemala en 1954, y en Bolivia, ayer nomás.
No parece haber habido una intención política. Tampoco demasiada originalidad: es bien sabido que en 1966, Yoko Ono exhibió en la Indica Gallery de Londres una obra de "arte" que consistía en una simple manzana. Uno de los asistentes, John Lennon, procedió a darle un mordiscón: así se conocieron y el resto es historia (la manzana mordida pasó a ser el ícono del sello musical de Los Beatles, antes de que Steve Jobs se la robara para su compañía Apple).
Dentro de este ámbito del "arte conceptual", donde lo que importa no es la materialidad de la obra sino la idea del artista, bien podría discutirse si la gran obra de Yoko Ono no fue la destrucción de la más fructífera sociedad musical del siglo XX. Del mismo modo que el artista alemán Karlhein Stockhausen declaró que los atentados contra las Torres Gemelas de New York fueron "la mayor obra de arte de todos los tiempos".

 

FRAUDE
A esta altura del partido, el lector habrá comenzado a olfatear en todo este episodio, el familiar aroma del camelo (léase: la estafa). Está claro que existe una caterva de artistas que trabajan sobre el sentimiento de culpa de la burguesía, en la cual, como se ha dicho, "nadie quiere formar parte de una generación que ignore al próximo Van Gogh".
Algunos ni se preocupan en ocultar el abuso, lo hacen explícito. Así, el artista callejero inglés Bansky, quien tituló una de sus obras, literalmente: "No puedo creer que ustedes, idiotas, realmente vayan a comprar esta mierda". Hay que decir en su favor, que cuando este pintor se propone intervenir el ámbito urbano, produce obras de una belleza notable, como cualquier búsqueda en Google puede atestiguar.

 

Y, como se dice últimamente, parece que "es por ahí": el arte es, en definitiva, un gesto humano, que interviene en los materiales de la naturaleza para producir algo de belleza. Es también una idea, pero por sobre todo, es una nueva presencia física en el universo cultural.
Lo otro es un juego peligroso y bastante tramposo. Si no se respetan estos presupuestos, bien podría ocurrir que el bromista Datuna también se autoproclame artista por su participación en la "obra". Incluso podría reivindicar su intervención en el proceso, y proclamar que el producido final de la metabolización de la banana a lo largo de su tracto digestivo, derivando en otro producto no muy distinto en lo morfológico, también constituye arte y merece ser expuesto en una galería.
La mala noticia es que esa obra conceptual, llamada "Artist's shit" ya fue exhibida en 1961 por el artista italiano Piero Manzoni. ¡Mascalzone!

 

PETRONIO

 

' '

¿Querés recibir notificaciones de alertas?