Una nueva mirada

Los avances en el estudio de los fenómenos climáticos que rigen esta parte del continente, especialmente las sequías que se atribuyen al fenómeno denominado La Niña, vienen planteando la necesidad de implementar otras formas de acumulación y aprovechamiento del agua, a partir de las dudas que comienzan a surgir con respecto a la eficacia de los grandes embalses artificiales creados mediante diques.
El trabajo en cuestión se apoya en "un análisis de la variabilidad temporal en la ocurrencia de sequías hidrológicas regionales", parámetro que afecta a los ríos cordilleranos y, por lo tanto, también a la geografía de La Pampa. Quien lo sustenta, un climatólogo mendocino, lo hizo público a través de medios de comunicación respaldados por universidades nacionales, con lo cual quedaría garantizada su confiabilidad.
Las conclusiones -que surgen del análisis de un gran paquete de datos estadísticos- obliga a plantear una mirada distinta sobre la construcción de nuevos diques en el área bajo estudio entre los cuales figura el polémico Portezuelo del Viento. Es de recordar que el proyecto de esa obra, cuyo futuro manejo enfrenta a nuestra provincia con Mendoza, ha tenido serios cuestionamientos en cuanto a su efectividad en materia de generación de energía y la regulación de los caudales por parte de estudios técnicos calificados.
Con la tesis expuesta por el climatólogo mendocino se agrega un aspecto más a la discusión que viene desarrollándose desde hace décadas y que por varios motivos postula revisar la tendencia de crear grandes embalses sobre los cursos fluviales. Este nuevo punto de vista se complementa con una idea paralela que aconseja -en donde las condiciones topográficas lo permitan- comenzar a construir minicentrales que en conjunto se acerquen o igualen los niveles de energía producidos por las grandes represas. Para que cualquiera de las dos formas de aprovechamiento sea efectiva, debe haber un caudal adecuado, circunstancia que torna más crítica la variación climática que señala el investigador cuyano.

Hachador impune
En un mundo cada vez más poblado y en donde aumenta la producción de desechos el maltrato que sufren los bosques naturales resulta aterrador: organismos especializados hablan de un promedio que llega a una hectárea por minuto la depredación de esta masa verde esencial que produce el oxígeno que todos los seres vivos consumimos.
En momentos en que a nivel internacional se brega por una racionalización frente a este desastre inducido no parece que nuestro país -cuyos bosques se han reducido dramáticamente durante los últimos años por la acción de una agricultura cada vez más agresiva- pueda constituirse en un ejemplo a seguir. La organización ambientalista Greenpeace acaba de denunciar que un primo del jefe de Gabinete del gobierno nacional continúa con el desmonte en una de sus propiedades ubicada en la provincia de Salta. Lo peor del caso es que hace un mes el gobierno provincial, a instancias del organismo nacional responsable, había ordenado interrumpir esa tala. Resulta evidente que la orden fue ignorada y que se sigue arrasando el bosque nativo acumulando mayor superficie de desmonte a las miles de hectáreas ya arrasadas. En el área vive una comunidad de la etnia wichi sobre cuyos derechos se ha avanzado sin miramiento alguno, como también sobre el cuidado del ambiente natural.
Con dos advertencias oficiales realizadas es evidente que el pariente del alto funcionario nacional se mueve con absoluta impunidad y a la vez con un desprecio supino por la naturaleza. El gobierno de Salta, que debería hacer cumplir la ley y llevar a cabo una acción ejemplificadora, prefiere mirar para otro lado para no molestar a un poderoso aunque sacrifique buena parte del patrimonio natural de la provincia.