Lunes 15 de abril 2024

Una palabra que interpela y hace hablar de escatologías

Redacción 21/12/2014 - 03.22.hs

En una nota anterior me hice eco de un artículo periodístico de Juan Pablo Feinmann, quien hace saber que escribe motivado por un episodio que le tocó vivir hace pocos días, cuando acababa de llegar a un café porteño.
Aparte de lo que dije en dicha nota, me quedé con la sensación de que el tema da para mucho más, incluso para romper mi vieja querella con el lenguaje soez y aceptarlo como expresivo y cargado de sentido o de una fuerza capaz de obligar a querer desentrañarlo.
Se recordará que Feinmann acababa de llegar a su café habitual, cuando un hombre se le acercó, le preguntó si era JPF y al tener confirmación le espetó: "Usted es un sorete kirchnerista".
Aparte de lo que relaté en mi entrada anterior a este tema, vuelvo sobre la situación de un hombre de pensamiento que así se siente interpelado en público. Feinmann, filósofo, "descubre" que lo ven como poseedor de un ser constituido y probablemente definitivo; "es" lo que le dijo ese hombre. En filosofía el ser viene a ubicarse como un lugar de ocupación definitivo: si se es tal cosa, se lo es para siempre. Ya referí que Feinmann había creído, hasta ese momento, que no tenía un ser final y que mantenía sus opciones libres; así podía estar eligiendo una orientación para su vida como manera de estar haciéndose, pero la categórica comunicación recibida lo congelaba en la condición de "sorete"; es más, también kirchnerista.
Otros hombres, ante un insulto de ese tipo, reaccionan devolviendo gentilezas o multiplicándolas o emprendiéndola a golpes. Un personaje del far west respondería con un certero disparo. Los prudentes se refugian en la indiferencia. Hay una gran variedad de respuestas posibles, pues los hombres somos desiguales en las reacciones.

 

France
Ante el relato de Feinmann recordé otros casos de pensadores ante una situación similar, pero por un rato se apoderó de mi mente un recuerdo impreciso, el de una vieja lectura de Anatole France, que no sé si era sobre el personaje llamado Profesor Bergeret (en El maniquí de mimbre). Este científico se había radicado en París para enseñar e investigar en la universidad. Había llegado con su bella mujer, la cual no tardó en sentirse insatisfecha con su papel de ama de casa y madre y tomó un amante. No se esforzó por ocultar su conducta y los vecinos lamentaban que un hombre tan valioso y bueno fuese ornamentado de esa manera. Los muchachos escucharon comentarios y como también querían al profesor, idearon ponerlo en conocimiento de esa deslealtad. Pintaron una pared con escenas de la salida del sabio de su casa y la entrada del amante. El profesor pasó muchas veces sin ver esa pared, pero un día le llamó su atención, se detuvo a mirarla y los testigos vieron que se conmovía, irritándose y vociferando. Pensaron que el propósito había sido logrado, pero nada de eso sucedió. Lo que el sabio pensaba y explicó a algunos, es que andando el tiempo, cuando París fuese una ciudad enterrada por el paso de los siglos, esa pared con monigotes quedara intacta y fuese único elemento para futuros investigadores interesados en conocer el valor de la cultura alcanzada por el pueblo parisiense. Eso lo desesperaba hasta las lágrimas.

 

Palabras
Otro aspecto de la experiencia vivida por Feinmann me llevó a pensar en la palabra escatología. La Academia consigna dos acepciones: lo escatológico como "postrimerías de ultratumba", y lo escatológico como alusión a lo excrementicio, a las suciedades. Feinmann no fue remitido a las posibles instalaciones de ultratumba: infierno, purgatorio, cielo, "lugares" en ese orden recorridos por Dante en su Comedia. Todas las culturas han tenido una expresión escatológica en este sentido, a partir de que el individuo humano pide respuestas y sus preguntas revelan que no concibe que la muerte sea final aniquilador. Feinmann fue remitido a lo escatológico en la segunda acepción.
El hecho es que desde hace un tiempo asistimos a un avance de lo excrementicio, especialmente de parte de los sectores más duros de la oposición al actual gobierno nacional. Un vocero de un medio de prensa que pretende conducir el proceso antikirchnerista llegó al extremo de ubicar en la condición de excrementos a los políticos opositores que no terminan de entender que hay un solo camino para derrotar a los K (y los K son solo lo excrementicio): unirse en una lista única y sin otro programa declarado que derrotarlos. Si no lo hacen será porque todos los opositores son también "un balde de mierda". Tales fueron las palabras empleadas en un canal de TV muy visto. Consta que no pocos de esos políticos, lejos de reaccionar ofendidos, comenzaron a pensar en alianzas totales contra el alud de excrementos que nos estaría cayendo encima.
JOTAVE

 


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