Viernes 29 de marzo 2024

Zircaos Vuelta al Mundo. Capítulo 28: Cañón del Pato, Perú.

Una de las comidas más exquisitas que probamos en este país andino fue la Pachamanca, este plato tradicional de los Andes de Perú, su nombre proviene del quechua, “Pacha” que significa tierra y “manca” olla, es decir, “olla de tierra”.
Es un plato típico y también un ritual de agradecimiento. Se hace un hoyo en la tierra, se le colocan algunas piedras que antes son calentadas a fuego de leña, después se le ponen encima diferentes tipos de carnes de cuy, vacuno, cerdo y pollo antes maceradas y aderezos con ingredientes como huacatay, ají, comino, pimiento y otras especias, papas, yucas, camote, choclo, queso, habas, etc. Encima se le vuelve a colocar una cama de piedras calientes y así sucesivamente. Se tapa con hojas de plátano y al final con tierra. Después de esperar unas horas se desentierra y el plato está listo!
Esta comida se conoce desde la época del imperio incaico y se realizaba como una especie de ritual de agradecimiento a la madre tierra, que les proveía de alimento en la época de la cosecha. Nosotros probamos esta delicia en un pequeño pueblito cerca de Huaraz, en la cordillera de los Andes Peruanos. Nos sentamos en un restaurancito que tenía solo dos mesas, a lado nuestro se sentó una pareja de viejos campesinos para deleitarse con esta comida tan exquisita, que seguramente la comen desde siempre.
Seguimos camino hasta Yungay, una ciudad que se encuentra en la zona central del Callejón de Huaylas, a 2500 msnm. En este lugar, en el año 1970 hubo un terremoto donde prácticamente desapareció la ciudad, dejando 30.000 muertos. La tragedia no solo fue por el temblor, sino que por un alud, un bloque de hielo de la montaña más alta se desprendió y eso hizo que los ríos desbordasen, llevándose todo lo que encontró a su paso. Dicen que unos pocos que pudieron subirse a una piedra se salvaron, en ese lugar se levantó una iglesia y al lado de esta vive Marco, un italiano que con su familia que se trasladó a este país como misionero. Y después de su invitación fuimos hasta su casa para conversar un rato. Tomamos rico café italiano, frutas y jugo de durazno.
Desde ahí tomamos la ruta rumbo al Cañón del Pato, que es la continuación del Callejón de Huaylas, un lugar que ya mucha gente nos venía contando de su belleza y no era exagerado lo que decían. El rio Santa es el que lo recorre, este nace en la laguna de Conococha y desemboca en el océano Pacifico y separa las dos Cordilleras, la Blanca y la Negra. En el trayecto de 40 km se cruzan 35 túneles y en este tramo se ha construido la central hidroeléctrica Cañón del Pato, la primera instalación peruana construida en la montaña.
Los tramos del Cañón, de promedio, tienen una profundidad de 1000 metros y en el lugar en que las dos cordilleras casi se tocan hay un espacio de solo 12 metros.
Fue un atardecer inolvidable por su belleza, los colores que se formaban con la caída del sol, las profundidades. Es un lugar único, muy hermoso. Cruzar cada túnel también tuvo su dosis de adrenalina, hay que tocar bocina siempre antes de cruzar por si viene alguien de frente. El espacio es muy reducido y la bocina es una herramienta muy importante en Perú.
Y así, entre foto y video llego la tardecita y en un abrir y cerrar de ojos oscureció. Encontramos un pueblito chiquito, Huallanca a orillas del rio y pegadito a la hidroeléctrica, paramos en una de las pocas calles que tiene. La sorpresa fue que había una función de circo, si! Estas cosas son las que hacen que la vida este llena de sorpresas en el momento menos pensado. Que los días pueden empezar y terminar de la manera menos imaginada. Esa es la magia del viaje, la incertidumbre y la sorpresa. El agradecimiento.
Gracias por acompañarnos!!!
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