Martes 26 de marzo 2024

Adiós a Zito Lema: El buscador de lo bello y lo justo

Redaccion Avances 11/12/2022 - 15.00.hs

El abogado, poeta, dramaturgo, periodista, filósofo y docente murió a los 83 años víctima de un cáncer. Fue autor de una treintena de libros de teatro, poesía y psicoanálisis, así como un incansable defensor de los derechos humanos.

 

Silvina Friera *

 

El buscador de lo justo y lo bello decía que la poesía y la justicia eran parte de un mismo destino. Un relato familiar trazó el itinerario de una vocación temprana: la historia de su tío abuelo, un poeta anarquista que llevaba una capa negra y leía poemas en las plazas de España, que fue asesinado y enterrado en el medio del campo, sin derecho a tener una tumba en el cementerio por ser anarquista. El abogado, poeta, dramaturgo, periodista, filósofo, docente y fervoroso hincha de Racing fue fundador de horizontes empuñando la palabra y el cuerpo en el camino. El discípulo de Enrique Pichón-Rivière –creador de la psicología social e impulsor del psicoanálisis en América Latina- armó la primera cátedra de estudio de los mecanismos de creación artística en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. En 1977 tuvo que exiliarse en Holanda y a finales de esa década escribió Mater, una de las primeras obras de teatro sobre las Madres de Plaza de Mayo y su lucha. Volvió en 1983 y continuó escribiendo y sembrando experiencias inéditas, como la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, de la que fue rector de 2000 a 2003, y la Universidad de lxs Trabajadorxs, en la fábrica recuperada IMPA. Vicente Zito Lema, autor de una treintena de libros de teatro, poesía y psicoanálisis, murió a los 83 años a causa de un cáncer que padecía desde hacía unos meses. La sensación de orfandad se derrama en miles de corazones que repiten uno de los versos que él escribió: “Pobrecita la vida ante tanta muerte…”.

 

Sufrimiento.

 

No sufría escribiendo, aclaraba Vicente, un hombre de pasiones alegres que había nacido el 14 de noviembre de 1939. El sufrimiento lo ponía del lado de la vida, de la realidad. Siempre recordaba que Pichón-Rivière repetía: el pasaje es de lo siniestro a lo maravilloso. En tercer grado escribió una “pequeñísima” obra acerca de Malvinas y cuando volvió del exilio su primera obra de teatro montada profesionalmente también fue una obra sobre Malvinas, titulada Gurka. Estudió abogacía en la Universidad de Buenos Aires y se recibió dando todas las materias libres cuando todavía no había cumplido los 21 años. Fundó y dirigió la revista Cero (1964-1967) y colaboró con los poetas del grupo “Barrilete”, entre los que se destacaban Miguel Ángel Bustos y Roberto Santoro. En esa revista publicó poemas de Ho Chi Minh por primera vez en castellano, traducidos por el poeta Juan L. Ortiz. Después creó y dirigió otra revista literaria, Talismán, considerada una de las más importantes del surrealismo en la Argentina, donde participaron entre otros Enrique Molina y Aldo Pellegrini, en la cual reivindicó la figura intelectual de Jacobo Fijman, ese gran poeta y filósofo que estuvo internado en un manicomio treinta años. Vicente logró que a Fijman le dieran una libertad transitoria.

 

Exiliado.

 

Fue abogado defensor de presos políticos de la cárcel de Rawson y de los militantes políticos asesinados en la masacre de Trelew. En 1971 publicó Blues, largo y violento (Ediciones de la Flor), dedicado a Néstor Martins, abogado defensor de presos políticos, asesinado en diciembre de 1970. Como periodista trabajó en el diario La Opinión y en 1976 publicó un libro fundamental: Conversaciones con Enrique Pichón-Rivière sobre el arte y la locura. Expulsado de la Universidad, con la revista Crisis cerrada y sus libros prohibidos, en 1977 se exilió en Holanda junto con su compañera Régine Bergmeijer. Integró la Comisión Argentina por los Derechos Humanos (CADHU) y junto a otros escritores e intelectuales como Julio Cortázar y David Viñas denunció las torturas y desapariciones perpetradas por la última dictadura cívico militar eclesial.

 

En 1983 volvió a Buenos Aires, fundó la revista Fin de siglo, dirigió la revista Cultura y Utopía, de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo y publicó poesía, teatro, psicoanálisis y ensayos, entre los que se destacan Lengua sucia, La pasión del piquetero, Los manifiestos de la locura, Belleza en la Barricada, Gurka, y el más reciente, Peste y memoria, con ilustraciones de Luis Felipe Noé, que incluye textos dedicados a las Madres, a las Abuelas, a Rodolfo Walsh, a Agustín Tosco, Paco Urondo, Santiago Maldonado y a Evita, entre otros.

 

Eslabón perdido.

 

Horacio González planteaba que Zito Lema era como el eslabón perdido del teatro y la poesía argentina. El teatro y la poesía formaban parte de un mismo decir. Eva Perón Resucitada, obra que escribió y dirigió en el IMPA, surgió con la metodología que él denominaba “antropología teatral poética”. “Tengo una idea de la creación del arte. Cada vez que hago algo que me entusiasma, trato de que ese proceso de creación tenga un correlato en la mayor cantidad de manifestaciones posibles. Cuando produzco algo que siento que es potente, que me expresa en mi totalidad de artista, de pensador, siento que eso tiene que tener la mayor cantidad de formatos posibles. En eso consiste la antropología teatral poética”, explicaba Zito Lema en una entrevista con Página/12. Eva Perón resucitada en los tiempos del rencor (Editorial Letra Viva) incluye los textos de la obra de teatro, con anotaciones y reflexiones del autor, fotografías de las escenas, un reportaje imaginario a Eva Perón elaborado a partir de pensamientos textuales de ella misma, y un poema dedicado a la mujer que empezó a querer desde que era un niño.

 

Otro montaje singular fue La pasión del piquetero, obra en la que narra el asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki. Lo realizó en la puerta de los Tribunales de Lomas de Zamora donde se estaba juzgando a los asesinos. Varias veces representaron una pequeña parte en el Puente Pueyrredón -con la policía apuntándoles con sus armas- o frente a la estación donde los mataron.

 

El buscador de lo justo y lo bello sabía que “la verdad de la belleza brilla en la vida sin olvidos”. En uno de sus poemas condensó su destino: “Valió la pena haber nacido/ para seguir naciendo/ En el ángel del rocío/ Que anuncia la mañana…”

 

* Página/12

 

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