Lunes 22 de abril 2024

Lápices, musical y memoria

Redacción 17/04/2022 - 00.04.hs

La obra "Lápices, un musical con memoria" de Paula Grosse y Sol Cardozo, con 17 actrices y actores en escena, cose las palabras a la memoria, para que las voces canten, los cuerpos dancen y sobrevivan al terrorismo de Estado.

 

Sergio De Matteo *

 

Sobre la relación entre las palabras y las cosas expone Michel Foucault en 1966, donde cataliza el orden del discurso y sus criterios de verdad, por lo que resalta que todos los períodos de la historia han poseído ciertas condiciones subyacentes de verdad que constituyeron lo que era aceptable. Esa arqueología de las ciencias humanas pone en evidencia el deshumanizado discurso del genocida Rafael Videla cuando responde en diciembre de 1979 a la prensa: "¿Qué es un desaparecido? En cuanto esté como tal, es una incógnita el desaparecido. Si reapareciera tendría un tratamiento X, y si la desaparición se convirtiera en certeza de su fallecimiento tendría un tratamiento Z. Pero mientras sea desaparecido no puede tener ningún tratamiento especial, es una incógnita, es un desaparecido, no tiene entidad, no está, ni muerto ni vivo, está desaparecido". La palabra extermina a la cosa, el poder elimina los cuerpos, los deja sin palabras. Videla hace uso de la palabra e instala su propia verdad, desaparece a la otredad. Tortura, asesina, desaparece, se apropia. La palabra, su palabra mata a la cosa, como señala Lacan; porque, justamente, con la palabra se prescinde de la cosa. Lo Real, está encriptado, y permanece vedado al ser humano, tras un velo que resulta ser la misma realidad. Ni muerto ni vivo, desaparecidos, encriptados los cuerpos en los centros de detención. La palabra del genocida funda su verdad y vela a la otredad. En realidad, no vela a la otredad, la desaparece, la deja sin cuerpo, atada a la palabra asesina.

 

El valor que le otorga a las palabras el conjunto de la sociedad fue vilipendiado por un sector (poder concentrado) que impuso un nuevo formato económico y social por medio de la violencia institucional (terrorismo de Estado), apadrinando (asesinato de caudillos, genocidio de pueblos originarios, fusilamientos de obreros, bombardeo de civiles), de dicha forma, otra de las épocas más oscuras de la historia argentina (tortura, vuelos de la muerte, desapariciones, apropiaciones de niñas/os). Por eso, la periodista Sandra Russo resalta que "El 24 de marzo no tiene palabras. El 24 de marzo murieron las palabras. Su resonancia abre en nuestros interiores los dolores que eran inimaginables. Hasta la violencia tiene un contrato, como la guerra. Se rompieron todos y vino el terror".

 

Toma I.

 

De atrás para adelante, desde los sedimentos que deja en el público la representación artística de temas medulares de la historia, la política y la identidad.

 

Sobrevuela la frase de la directora Paula Grosse, que refiere: "Quienes no pueden recordar su pasado están condenados a repetirlo" (Santayana, La vida de la razón. Las fases del progreso humano; 1905-1906); la cual posee varias acepciones, de acuerdo a las circunstancias, pues se ha relacionado ese pasado con la historia y también con los pueblos. Aún así, dentro de un contexto lógico, más allá de que Santayana se refería a las personas, éstas viven en sociedad y están cruzadas por la historia, integran la comunidad, además que el pasado es la acumulación de experiencias que pueden (o no) incidir en el presente.

 

Toma II.

 

El mundo se halla en estado de ebullición, no sólo por el calentamiento global y el extractivismo exacerbado, sino que también hay un nuevo reordenamiento geopolítico, por lo cual cada uno de esos cambios incide sobre cada ser humano. De la misma manera lo afecta la resignificación del pasado individual como social.

 

Revisar lo sucedido implica un lectura actualizada de acontecimientos que fueron contados de una forma y hoy son vueltos a relatar. En ese sentido, Walter Banjamin nos enseñó a pasar el cepillo a contrapelo de la historia oficial, dar el salto del tigre para recuperar la historia de los vencidos que el vencedor invisibilizó y silenció.

 

Lápices hace dicho trabajo, nos retrotrae a épocas pasadas pero sin perder de perspectiva que es una evocación, una epifanía, que se nutre de historias reales, de relatos oficiales y canciones que recrean la atmósfera de un tiempo ido pero que pende del imaginario y de los símbolos.

 

Lápices, como todo bien cultural, revisa y propone lecturas de ese pasado y del presente, y se proyecta hacia el futuro. El arte una vez más interpela a la política, a la militancia, a la historia; y sacude la biblioteca legitimada para ofrecer no sólo retazos de vivencias traumáticas y trágicas, sino que, a su vez, encarnado en jóvenes, pasa por el corazón y traspasa los espíritus.

 

Trabajo de zapa y rescate, donde el arte, como señala Lacan, es la sublimación del vacío. Esas ausencias retornan en las voces y los cuerpos que interpretan a las víctimas; renacen desde el olvido y se eternizan en la memoria colectiva.

 

Toma III.

 

- Esta obra surge a través de una tesis, por lo tanto debe haber un trabajo previo de investigación. Sería interesante saber qué te llevó a hacer dicha investigación que después se concretó en el montaje de la obra...

 

- Paula Grosse: La obra surgió de una tesina de graduación de la licenciatura en composición coreográfica. Es una tesis que realicé junto a Sol Cardozo. En realidad surgió un poco antes de la tesis, en una materia de la facultad, donde se nos pedía que montáramos una pequeña obra. La consigna era, específicamente, algo contextualizado en la Argentina. Por algún motivo nos resonaba lo de "La noche de los lápices", y pensamos que eso se podía transformar en una obra de teatro. Cuando lo empezamos a hacer fue que nos dimos cuenta que queríamos ir más allá. Ese pequeño trabajo lo queríamos profundizar y nos dijimos: -hagámoslo nuestra tesis, investiguemos. Fue ahí que pudimos contactar a Pablo Díaz, uno de los sobrevivientes de "La noche de los lápices", para escribir esta obra; y también hubo mucha investigación para recolectar información sobre los hechos, muchos testimonios, que, después, fueron parte del guión y llevarlo a escena. Es una obra que nos transformó y nos parece muy necesaria.

 

- Pensaba en esta cuestión, de lo Real, de lo que vivieron los protagonistas el 16 de septiembre de 1976, y después todos los trabajos que han surgido a partir de esa historia, en el imaginario, en la ficción; sean los trabajos de investigación de María Seoane y Héctor Ruiz Nuñez, la película de Héctor Olivera, el libro de Emilce Moler. Y ahora tener esta posibilidad de otra interpretación, de otra lectura por parte de otra generación.

 

- Es sumamente interesante, porque, aparte, tanto la película como el libro fueron dos relatos que surgieron al poco tiempo de ocurrido. Ahora, mucho tiempo después, es como que hay, quizás, otras visiones, otras perspectivas, que a nosotras nos interesaban resaltar; porque han pasado más de cuarenta años. Nos interesaba resaltar también la lucha que tenían estos jóvenes, volver a reivindicarla.

 

- ¿Cómo ha sido pensado, más allá que ha tenido su representación en Buenos Aires, para la provincia de La Pampa, que no fue una isla, justamente, en esta cuestión?

 

- Ha sido muy fuerte esa idea. Pudimos presenciar los alegatos que hubo en el marco de lo que es el juicio por la Subzona 1.4; y escuchábamos algunos testimonios de las víctimas de la dictadura en La Pampa. Lo charlábamos con el grupo y, de alguna manera, todos y todas estamos conectados con lo que pasó. Encontrábamos que, de repente, un familiar nuestro, o alguien no tan lejano había sido o víctima, o amigo de alguien que se llevaron; y eso es muy fuerte. Lo de La Pampa era algo que no sabía que había sucedido tanto así. Justo esto surgía en el debate, por qué se dice que la provincia fue una isla; quizás porque no se conoce tanto lo que pasó acá. Como artistas nos interesa también traer esta obra para que se empiece hablar de eso: de que La Pampa, justamente, no fue una isla. Hubo muchísimas víctimas de la dictadura.

 

- Hace muchos años hubo una discusión cultural en la provincia donde se planteaba esta historia de que la provincia era una isla; un debate cultural que ya ha quedado sanjado. Pero también es interesante poder analizar aquello que planteara en un ensayo Daniel Bilbao, donde hablaba de "la sociedad del olvido", "la sociedad del silencio" y de "la sociedad de la memoria", que es la necesaria para recuperar y reconstruir una sociedad. Ante este planteo, ¿qué resignifica de ese pasado particular la obra?

 

- Mercedes Andreotti: Nos vamos a encontrar con el relato de Pablo Díaz, que además dio inicio al libro de Seoanne y Ruiz Nuñez, después a la película. La obra es en base a ese relato, pero también hay ingredientes teatrales, ficcionales, la incorporación del texto de Emilce Moler, que es otra de las sobrevivientes de "La noche de los lápices". Digamos que el relato oficial de "la noche..." fue el relato de Pablo, a ese primer testimonio que dio en el Juicio a las Juntas. Emilce, poco tiempo después, acompañada por su padre, también declaró; no es que se calló y nunca habló. Tuvo su momento para hacerlo.

 

Nos vamos a encontrar con una obra teatral que, a su vez, es un musical, pero no sólo es un musical. Aclaremos lo que implica un musical, porque son tres disciplinas articuladas, la danza, lo teatral y la música. Es una obra que está basada en hechos reales y tiene elementos ficcionales, que funcionan a modo de unión, de relato familiar. Mucha gente nos preguntaba si era una comedia musical; no, es un drama musical. Es muy difícil hacer una comedia sobre este tema trágico.

 

No es la primera vez que se hace un drama musical, se me viene a la cabeza Los miserables, de Víctor Hugo, por ejemplo. Es una forma didáctica de recordar. Muchas de las funciones están orientadas hacia las y los estudiantes secundarios, con la idea de que puedan reflexionar a partir de la obra. Quisiéramos que trascienda y no quede sólo como una efeméride. Que sea un puntapié para la investigación, para la pregunta y seguir dándole una vuelta de tuerca. Es una discusión que no está obsoleta. Sucedió hace 45 años, pero, como decían los expositores en el juicio de la subzona, aún seguimos viendo las consecuencias del golpe militar. La democracia fue recuperada, pero es una lucha que se mantiene constante, y que no hay que olvidar que siempre existen momentos de riesgo, en donde la democracia está en peligro.

 

- Es interesante el planteo de la tensión entre lo Real y lo ficcional, porque, de alguna manera, entra en disputa cómo se construye y sostiene un imaginario. Ciertos imaginarios construidos por la dictadura siguen vigentes, y el gobierno anterior estaba nutrido de muchos de esos materiales coercitivos, que tienen que ver con la persecución, la represión, el negacionismo; incluso han resurgido viejas metodologías de inteligencia y vigilancia, representada en la Gestapo. Siempre está latente el peligro, más en este mundo convulsionado, como la guerra entre Rusia y Ucrania, donde reaparecen sistemas como el fascismo, el neonazismo o la necropolítica; por lo tanto la única forma de repelerlos es con más democracia, y construyendo desde la memoria...

 

- Paula Grosse: Totalmente cierto. Justamente nuestro objetivo con esta obra es recordar el pasado para que nunca se vuelva a repetir, pero también invitar a la reflexión, esto es, también sobre el presente.

 

Toma IV.

 

La palabra, la danza, la canción, son herramientas que desafían al tiempo y reconstruyen imaginarios. La lengua castrense, lengua de mando, genocida, es acechada por la solidaridad y el amor. La lengua entra en crisis y el coro se anuda a la voz de los ausentes, condena a la lengua castrense, a la lengua castradora.

 

Toma V.

 

- ¿Aparte del material de los libros y la película, también se nutre de música?

 

- P.G.: La música es clave. La obra está musicalizada con canciones del rock nacional y que tienen que ver con la época, te traslada a ese momento. Expresa un poco el imaginario de lo que se vivía en aquel entonces.

 

Toma VI.

 

La lengua y la canción aúnan y reúnen, dan sentido a la lucha y a la resistencia. La lengua se transforma en el hilo que trama la historia de vidas de los sobrevivientes con los ausentes. No obstante, como plantea Lacan, "El lenguaje sólo puede ser concebido como una trama, una red que se extiende sobre el conjunto de las cosas, sobre la totalidad de lo real. Inscribe en el plano de lo real ese otro plano que aquí llamamos el plano simbólico". Lo real en Lápices se patentiza en la disputa desde las sombras del terrorismo de Estado y desde la luz de los jóvenes que querían cambiar el mundo. Una simbología en tensión que será el mapa sobre la que resuena el sentido de patria.

 

Toma VII.

 

- Además de resaltar la tensión entre lo real y la ficción, y pensando en una línea más lacaneana, donde el arte sería como la sublimación del vacío, pareciera que estas obras, recomponen ese tejido, esa trama social contra la que el terrorismo de Estado atentó e intentó eliminar...

 

- M. A.: Sí. Lo podemos relacionar con esto que en La Pampa se mantuvo ese discurso oficial. Discursos en los que continuamente aparece lo de la isla; como que todo acá fue tranquilo. Lo que me llama la atención es que con una frase desprovista de todo contenido, que no admita una frase simple, que está cargada de una ideología, una ideología que no se ve, pero que aparece como una lectura literal, se repite. Es tan fácil repetirla, y nadie se pone a analizar ¿por qué se dice esto? ¿qué implica ser una isla? ¿qué implica la mentira?, o también dudar de la cantidad de desaparecidos, y decir que no están desaparecidos sino que están en Europa, que era toda una campaña. ¡Qué fácil se instalan en las dictaduras militares, empresariales y eclesiásticas los discursos negacionistas! ¡Qué fácil las represiones anclan en el lenguaje! Como si estuviera el caldo de cultivo listo para que esas frases queden ancladas y no se discutan. Eso me conmueve, me hace reflexionar; más aún sabiendo lo que decían en los alegatos, que, debido a la proporción demográfica en el año '76, al comienzo de la dictadura, tanto la cantidad de personas detenidas y privadas de su libertad, más las personas desaparecidas, pampeanas, en otras partes del país, como los detenidos que pudieron sobrevivir, era un porcentaje altísimo, respecto a la densidad de población de la provincia. Eso se anuló completamente durante muchísimos años...

 

- Priscila Aguirre: Yo vengo recién en el '95 a vivir a Santa Rosa y la "info" que recibo fue, justamente, en la escuela. Tenía que recolectar información. Llegué así a hablarle a personas que eran mucho más mayores y la respuesta fue que acá en La Pampa no pasó nada. Lo cual me llamó muchísimo la atención. Siendo que cuando era más chica e iba a la primaria me habían dicho que había sido terrible. Entonces cuando pregunto a gente de La Pampa me dicen que acá no había pasado nada; que fue mucho más "tranqui", que acá no se vivió tan así porque era un pueblo. Otra frase que también me acordé en estos días y era que me decía: "por algo habrá sido". Es una frase que se repetía mucho, como eso de la negación, y te repetían que no se llevaban a cualquiera porque seguramente algo hicieron. Era como una excusa. También me sucedió que al estar en la obra musical y tener conversaciones con otra persona me planteaba: "¿sabés donde estás metida? porque salís a decir sólo una parte de la historia, pero no contás todo". Empieza a acusarme por las cosas que hacían los montoneros... Por eso llegué a una reflexión que se la plantee a esta persona: "es decir, si yo soy alguien que está pensando diferente a vos, y tengo mis ideales, eso le da permiso al Estado de poder hacer lo que quiera. O sea que si alguien piensa diferente el Estado tiene que reaccionar a través de la violencia, a través de la tortura". A esa discusión también se sumó lo del genocidio de los pueblos originarios, que también fue en la Argentina.

 

- Francesca Pope: Destacando lo que decía Priscila, de las edades, yo nací en el 2005. Así que con 16 años ir al juicio fue muy importante. La información no me llegó nunca hasta que me metí en la obra. Con la obra descubrí lo que pasaba, todo lo de la dictadura, lo de la militancia de los jóvenes, y cómo lograron pelear por sus derechos. Hoy en día yo puedo salir a la calle y manifestarme tranquilamente, sin tener miedo que el Estado me reprima. Como decía Priscila, muchas veces hay gente que piensa que esto no pasó. Y esto sí pasó. Hay mucha gente que lo reprime. En mi escuela, por ejemplo, nunca lo nombraron, o a veces se mencionaba pero no se destacaba para que hubiera interés. Entonces, haber podido sumarme en la obra y saber todo esto me ha conmovido bastante, aprendí mucho.

 

Toma VIII.

 

El lenguaje como espacio de lucha. Lenguaje represor y lenguaje liberador. Una hegemonía cívico-militar-eclesiástica-comunicacional que perseguía las ideas y castigaba los cuerpos. Torturas y desapariciones conformaban la trama de un gobierno de facto. Apropiaciones. El instinto de Thanatos (de muerte) desbocado.

 

El miedo y el terror como maquinaria de disciplinamiento. Otra vez la lengua y la canción como punto de encuentro, de construcción del instinto de Eros. Lápices desde la oscuridad nos susurra, entona, grita y canta (encanta). Por momentos esas voces casi angelicales quiebran cristales, como fueron otras noches, para sobreponerse al odio y donarnos algo de belleza, de esperanza.

 

Toma IX.

 

Hemos dicho que Lápices, que se sostiene sobre la espalda de jóvenes, interpela a la sociedad, la del silencio, del olvido y la memoria, como postulara Daniel Bilbao, y, por sobre todo, a la historia y a la política. No cabe duda, ante el resurgimiento galopante en el mundo del fascismo y el neonazismo, que Lápices debe integrar la agenda cultural de todos los municipios de la provincia de La Pampa en este año 2022.

 

* Colaborador

 

DESTACADO I:

 

"La obra está musicalizada con canciones del rock nacional y que tienen que ver con la época, te traslada a ese momento. Expresa un poco el imaginario de lo que se vivía en aquel entonces."

 

DESTACADO II :

 

"Revisar lo sucedido implica un lectura actualizada de acontecimientos que fueron contados de una forma y hoy son vueltos a relatar."

 

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