Martes 16 de abril 2024

Muchachos...

Redaccion Avances 08/01/2023 - 15.00.hs

Luego del triunfo futbolístico más importante de los últimos 36 años, el autor de este artículo le dedica unas palabras al plantel de Argentina mientras regresa a casa con la copa.

 

Alberto Pacinotti *

 

Escribo esto cuando el avión que los trae llega a Roma… a la ciudad eterna… como eterno será

 

el agradecimiento de un pueblo para este equipo inolvidable.

 

El fútbol nos representa. Con sus desbordes muchas veces ligados a lo delictivo y mafioso de algunas minorías.

 

Pero lo que genera es impresionante. No hay divisiones posibles, porque la Argentina auténtica, la que brota espontánea desde abajo, sin la intervención de cualquier capa dirigencial, deja oír su grito sagrado. Y así, como desde las tripas, brota una canción…

 

Y como el tango es parte de nuestro ADN, esta canción convertida en himno popular, en salmo pagano, cantado por TODOS, junta nuestros dolores con nuestras glorias. Nuestros ídolos futboleros con el dolor de los “pibes de Malvinas”, nuestras derrotas dolorosas con nuestra esperanza de algo por venir, de un deseo colectivo, de una plegaria popular con ritmo bailantero. Nos representa, es bien nuestra y es por eso que tan rápidamente fue aceptada.

 

Nació del ingenio de un hincha cualquiera, de uno de nosotros, usando una melodía prestada por un conjunto emblemático de nuestro tiempo.

 

Y como dice el tango “primero hay que saber sufrir, después amar…”. Y este amor colectivo nació del sufrimiento.

 

De nada sirve la discusión de quién fue el más grande, si el de rulos o este chiquitito callado.

 

Los dos supieron amalgamar a su lado un grupo de hombres dispuestos a dejar la piel por su capitán. Sólo hay un déficit, una queja, un olvido inmerecido que seguro la sabiduría popular no tardará en enmendar. Hay que completar la trinidad gloriosa y rescatar del olvido al Matador, si queremos saldar divisiones inconducentes. Tengo la edad suficiente y por ende pude ver y disfrutar a los tres.

 

¡Los esperamos MUCHACHOS!!. Al equipo con su capitán y su cuerpo técnico.

 

Jugaron como hinchas, como lo que se le demanda siempre a los que se ponen la albiceleste.

 

Esa remera, desde siempre manto sagrado, no es para cualquiera.

 

Se destacaron todos, empezando por ese zurdito impredecible, pero ya todos le escriben y destacan, porque se lo merece, pero no quiero dejar de nombrar a ese loquito con cara de dibujito que nos devolvió la vida en el último minuto. A la virilidad bien entendida del Cuti, Otamendi, Tagliafico y ese cruce salvador, “mascheranesco”, de Lisandro contra los australianos… A ese donante de sudor, de compromiso con todos de Rodrigo, a la vigencia del Fideo, que aparece cuando se lo necesita, a la irrupción irrespetuosa de ese pibito con nombre de calle y que a esta altura debiera ser avenida… A la desfachatez de Enzo, un pibe de veintiún años que juega un mundial como si estuviera jugando en el campito con los amigos. Soy injusto en no nombrarlos a todos, con la personalidad que jugaron esa final, con la resiliencia para remontar lo que hubiera sido una injusticia futbolera… pero primero hay que saber sufrir…

 

Si sabrá de resiliencia Cachete Montiel, que faltando un minuto para la coronación en el alargue le cobran un penal involuntario y minutos más tarde… resopla antes de patear el penal de la gloria definitiva, es consciente del momento que la historia le ha deparado… y no falla, se redime y nos redime. ¿De qué madera estás hecho pibe?

 

Palabra aparte para el hacedor de esto. Otro Lio, tildado de inexperto, de no tener pergaminos

 

necesarios. ¡Ay los charlatanes!, si como para amalgamar a un grupo de hombres en pos de un objetivo, de formar un equipo de tipos comprometidos fuera necesario. El don de gente te lo ponen tus viejos cuando te engendran y te crían, después viene la técnica. Ya está en la otra triología junto con el Flaco y el Doctor.

 

Acá estamos los de siempre, centenariamente injuriados por nuestros dirigentes, pero agradecidos a quienes nos brindan alegría. Acá estamos, los de siempre…esperándolos. En nuestras plazas, al lado de los monumentos que nos representan. En todas las barriadas, ciudades y pueblos a lo largo y ancho del país… Con el corazón en la mano, secos de lágrimas pero con una locura sana que nos desborda.

 

Acá estamos. Para decirles algo sencillo que sale del corazón: GRACIAS!!

 

Porque seguro ya lo saben pero por las dudas se los recuerdo: “…esta barra quilombera nunca

 

los dejó de alentar…”.

 

* Escritor

 

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