Grecia no pagó al Fondo Monetario y entró en mora
Grecia perdió ayer la ayuda financiera de sus acreedores europeos y entró en mora con el FMI, después de que venciera el segundo "rescate" y Atenas se quedara sin un crucial último desembolso millonario.
El gobierno griego de Alexis Tsipras había hecho un último intento ayer al presentar una contraoferta a sus acreedores, que incluía un nuevo plan de ayudas de dos años para poder seguir cumpliendo con sus compromisos financieros, mientras abría una negociación sobre una posible reestructuración de su deuda.
El Eurogrupo lo discutió, pero concluyó que no había tiempo para aprobar una extensión antes que llegar al vencimiento de anoche y convocó a una nueva reunión para hoy a la mañana.
Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, descartó retomar cualquier discusión sobre un nuevo plan de ayuda hasta que los griegos decidan sobre la última oferta de los acreedores en el referéndum convocado por Atenas el próximo domingo y que tanto malestar provocó entre los líderes del bloque.
Multitud.
Al mismo tiempo que las esperanzas del gobierno de Tsipras se disolvían por la intransigencia del Eurogrupo y los líderes europeos, en la plaza Syntagma, alrededor de 20 mil personas se congregaron para reafirmar su pertenencia a la Unión Europea (UE) y pedir un acuerdo con los acreedores, aún si eso significa más ajuste y austeridad.
La multitud, que se reunió en el mismo lugar en donde se concentró una marea humana similar para rechazar el ajuste, asumió como propia la posición que tomaron en los últimos líderes de la UE e identificó el apoyo a las reformas pedidas por los acreedores con la permanencia en la zona euro.
"Nuestra generación no tiene el derecho a hacer que el país retroceda hasta 40 años", sentenció Teodoro, un manifestante de 44 años, que respondió al llamado de los principales partidos de la oposición, especialmente la centroderecha y la socialdemocracia
Teodoro es dueño de un restaurante y votará a favor de firmar un acuerdo con los acreedores en el referéndum del próximo domingo.
Acuerdo.
El viernes pasado, después de más de cinco meses de arduas negociaciones con las tres instituciones acreedoras -la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI-, Tsipras anunció que los dos compromisos por los que había sido electo en enero pasado se habían vuelto irremediablemente contradictorios: cerrar un acuerdo con los acreedores y poner fin a la austeridad y los ajustes de los últimos cinco años.
Tsipras debía sellar un acuerdo antes del martes a la medianoche, cuando vence el llamado plan de asistencia de los acreedores. De no hacerlo, Grecia se queda sin cobrar el último tramo de la ayuda, 7.200 millones de euros, una cifra vital para que Atenas pueda cumplir con sus vencimientos de deuda y garantice la liquidez de sus bancos.
Tras el fracaso de las negociaciones, el BCE redobló la presión sobre Grecia y se negó a aumentar los préstamos de emergencia, que eran lo único que mantenía a flote a los bancos helenos, especialmente después de la masiva corrida bancaria de este fin de semana.
Tsipras se vio obligado a imponer un corralito bancario y a cerrar los bancos y la Bolsa.
Contrapropuesta.
Hoy en un último intento por alcanzar un acuerdo antes del plazo final que venció en la medianoche de Bruselas, el premier griego envió una contrapropuesta al Eurogrupo: un nuevo plan de ayuda de dos años con el intergubernamental Mecanismo Europeo de Estabilidad, que permita cubrir las necesidades financieras de Atenas mientras ésta negocia una reestructuración de su deuda con sus socios europeos.
El Eurogrupo discutió la contraoferta de Grecia en una teleconferencia, pero unas horas después anunció que no tenía suficiente tiempo para llegar a una decisión y llamó a una reunión mañana miércoles.
"El programa (de ayuda) se acabará el martes", sentenció el ministro de Finanzas eslovaco, Peter Kazimir en su cuenta de Twitter, al terminar una teleconferencia de urgencia del Eurogrupo.
"La última fecha límite para una extensión del programa griego era el fin de semana. Debido a los procedimientos parlamentarios, hay una incapacidad de ampliar el programa más allá del martes", agregó. (Télam)
Referéndum griego
El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, pidió ayer el voto a favor del "sí" en el referéndum griego del próximo domingo considerando que sería la manera de echar al primer ministro heleno, Alexis Tsipras, y la oportunidad de que se siga negociando con otro gobierno.
"Lo que veo es que si gana el 'sí' y Tsipras pierde el referéndum será bueno para Grecia porque se podrá negociar con otro gobierno. Pero si gana el 'no', no tendrán más remedio que salir del euro", aseguró Rajoy.
"Esperamos que Grecia no se vaya del euro. Eso sería muy malo para los griegos y tampoco sería bueno para Europa", apuntó el jefe del Ejecutivo español.
En entrevista con la cadena Cope, Rajoy insistió que los países europeos quieren seguir siendo "solidarios con los ciudadanos griegos, que no tienen la culpa de esto", aunque subrayó que no puede ser "a cambio de nada" y, en ese sentido, apostó a favor de que Grecia impulse reformas -neoliberales- como las aprobadas por España en los últimos tres años.
La amenaza de que el "no" significará la salida de Grecia de la zona euro es uno de los principales argumentos de los socios europeos para presionar públicamente a los griegos para que respalden el acuerdo con los acreedores internacionales que Tsipras no aceptó pero someterá a referéndum.
Sin embargo, el ministro de Finanzas de Grecia, Yanis Varoufakis, afirmó que "los tratados de la Unión Europea (UE) no prevén ningún procedimiento para la salida del euro y nosotros nos negamos a aceptarlo".
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