Kuky dejó Pellegrini y va rumbo a Trenque Lauquen
Kuky, el caminante, el aventurero de 60 años, que intenta unir Ushuaia con Alaska, dejó atrás suelo pampeano y continúa con su travesía a pie, con un carro y con sus sueños de conquista intactos.
Su nombre es Martín Echegaray Davies, es nativo de Trelew, jagüelero de oficio, y con una vida ligada a labores de campo. Quizás, y hasta él mismo lo afirma, esa sea su condición para poder caminar tantos kilómetros sin problemas.
Kuky, como le dicen, acaba de dejar atrás suelo pampeano donde fue recibido por una gran cantidad de vecinos: la mayoría conocedores de su aventura por los medios que lo siguieron y por las redes sociales.
En La Pampa, Kuky estuvo en La Reforma, Chacharramendi, General Acha, en el puesto caminero de Padre Buodo, y Santa Rosa. Luego, fue en búsqueda de aventuras en Anguil y Uriburu.
Tras pasar una noche en Catriló, descansar, comer e hidratarse, Kuky siguió su camino. Lo hizo, como lo hace desde hace tiempo, caminando al costado de la ruta con su carro, al que llama "carricatre", y al que tuvo que reparar en dos o tres oportunidades.
El hombre llegó, hace dos horas, a la localidad bonaerense de Pellegrini donde, al igual que en La Pampa, aprovechó para descansar y sacarse fotos con vecinos, y muchos admiradores.
Y su camino sigue. Y no se detiene. Ahora con el objetivo de conquistar una importante localidad bonaerense.
"Pasando por Pellegrini, y continúo hacia Trenque Lauquen (Buenos Aires)", difundió el viajero en su Fan Page de Facebook.
Los comentarios, como en cada oportunidad, no dejaron de salir a la luz y mostrar todo el apoyo de los internáutas que siguen al aventurero.
"Buena ruta Kuky", comentó Carlos Cardoso. "Buen viaje, bendiciones", acotó Luján Ester Berón Jesús.
"Dios lo bendiga, y lo acompañe en su travesía", escribió Vanesa Domínguez.
"Mucha suerte Martín, buen viaje", prosiguió Norma Coronel.
Rumbo a Trenque Lauquen, Kuky sigue su viaje, camina sin miedo, sin obstáculos que lo nublen. Continúa para adelante, por la ruta, sin que nada ya lo haga mirar hacia atrás ni, mucho menos, arrepentirse.
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