Domingo 06 de julio 2025

Apuestas online: “Se produce una tremenda dependencia”

Redacción 15/07/2024 - 02.13.hs

El psicólogo Angel Orbea, que trabaja las problemáticas de niños, niñas y adolescentes vinculadas con la virtualidad, sostuvo que la problemática del juego online en edades tempranas es una de las consecuencias de la digitalización de las infancias. El profesional es el actual presidente del Colegio de Psicólogos del Distrito 8 de la provincia de Buenos Aires, con sede en Tandil, e integra el Consejo Superior de la entidad que nuclea a los psicólogos bonaerenses.

 

En diálogo con Radio Noticias 99.5, Orbea fue consultado por la creciente preocupación que genera que los adolescentes se vuelquen a las apuestas en los casinos online o en las plataformas de apuestas deportivas. “Lo vengo investigando hace un par de años, no hay muchos antecedentes, especializaciones, textos ni mucho menos -dijo-. Esto es consecuencia de una causa que es la instalación de la virtualidad, la digitalización de la infancia. Los pibes de cinco años lloran y los padres les tiran un celular”, explicó.

 

“Los chicos con ese celular juegan, no se conectan a Internet, lo usan como un juguete. Aprenden a usarlo, lo prenden, lo apagan. Luego lo exigen cuando no lo tienen, lo exigen de una manera desenfrenada al punto tal que esto da lugar al ‘niño amo’, que es el niño que manda en la familia, aun cuando tiene ocho años”, sostuvo.

 

Dependencia.

 

Orbea sostiene que los niños, a los 8 ó 9 años ya están acostumbrados a la digitalización, manejan aplicaciones como Tik Tok, filtros y otras herramientas digitales. “El tema es que la digitalización lo que produce es una tremenda dependencia, a punto tal que Mark Zuckerberg, el dueño de Meta, creador de Facebook, tuvo que afrontar un juicio donde reconoció que ellos habían trabajado para generar programas netamente adictivos, sobre todo en pibes. ¿Por qué? Porque las redes son placenteras, producen un placer que no se produce por otros medios. Entonces entran a reemplazar cuestiones fundamentales del desarrollo físico y del desarrollo psíquico, intelectual, afectivo”, sostuvo.

 

Desde esa mirada, el psicólogo consideró fundamental atacar la base del problema: la digitalización de las infancias y del sistema educativo. “Acá el problema no son los grandes, son los niños. La digitalización para producir carne, para monitorear los ríos, eso está perfecto, no es que nos quedamos en el año ‘45 como decía Menem, el tema es que estamos viendo los síntomas que produce el progreso. Hay que tomar una medida que sin dudas va a ser resistida”, dijo, respecto de reducir la exposición de los chicos a la digitalización.

 

Billeteras.

 

Si a los 8 años ya son expertos dominadores del teléfono móvil y sus aplicaciones, Orbea sostiene que a los 13 años acceden a otro protagonista de la digitalización, que es la billetera virtual y al hacerlo entran en contacto con el dinero, con una forma del manejo del dinero que sus padres no tuvieron en su adolescencia.

 

“La billetera digital ha servido para resolver problemas en parejas que tienen hijos y están separados, porque el tipo le dice a ella: ‘No te doy la plata a vos, se la doy a él’. Entonces le pone 200 mil pesos al pibe en su cuenta y el pibe ignora el mundo, porque se maneja por gastos, no por ingresos. Y un día, viene uno y le dice: “¿Y si apostados al poker?” Y como ya están habituados al juego, le meten guita y empiezan a jugar con plata, hasta que se endeudan. Cuando se endeudan viene el despertar. Durmieron en el sueño digital hasta que un día los agarró un flaco -como le pasó a un paciente mío- y le dijo: ‘Si no me pagás los 25 mil pesos que me debés te rompo la cabeza’. Y el pibe dejó de jugar, dejó el celular, se curó”, narró.

 

“Pero con el problema de las apuestas online en adolescentes, viene el otro problema que denuncio: considerar a un chico de 16 años, como ludópata, es considerarlo enfermo, y si está enfermo, entonces lo tengo que curar, y si lo tengo que curar, entonces le tengo que vender psicofármacos. Esto se llama patologización de la infancia y la adolescencia, que ya pasó con el trastorno de desatención con hiperactividad y está pasando ahora con el trastorno de espectro autista. ¿Qué problema tienen los chicos hoy que nos llegan al consultorio? Que no saben hablar. No saben hablar porque están todo el día con el celular. Simple. Y porque los padres no les hablan, ni siquiera los miran”, sostuvo.

 

Problemas.

 

El psicólogo sostuvo que si la dependencia del celular tiene aspectos positivos, tiene aspectos negativos mucho más profundos. “Los chicos comienzan a tener satisfacciones virtuales, pero no reales. Y ahí tenés un problema, porque cuando tienen un encuentro sexual, o tienen que dar un examen frente a profesores, entran en pánico. Porque, además, las pantallas provocan problemas para concentrarse. Los pibes no se concentran, tienen dificultades”, dijo.

 

-¿Tiene que ver con esto de no poder ver un video de más de un minuto?

 

-Exacto. Y no pueden concentrarse para leer un texto de más de una página y media. Porque en la digitalización todo es instantáneo. Y provoca síntomas de afasia, que es la dificultad de terminar una frase. Pero tienen otros problemas: no pueden elegir, se exaltan en el juego, en los contactos con las redes y se irritan cuando no comprenden algo. ¿Por qué? Porque desde los cinco años que está cuatro horas por día con el celular. La Unión Europea está tomando cartas en este asunto. Los países escandinavos, Suecia y Noruega, suspendieron toda la intervención digital en el sistema educativo. Inglaterra está a punto de hacerlo. España lo está estudiando. Y eso que no estoy hablando de todo lo que son los ciberdelitos contra adolescentes, como son el bulling, el grooming… Eso lo dejo de lado porque son consecuencias, la causa es la digitalización de la infancia.

 

-¿La digitalización viene a ser como una nueva revolución industrial?

 

-Exacto. Lo han planteado los grandes pensadores contemporáneos. La intervención desde hace 30 años de Internet en la vida cotidiana de las personas a través de la PC ha generado una trasmutación de la vida de las personas solo comparable con las revoluciones del siglo XX, con la diferencia que esta incide sintomáticamente y hasta perversamente en la infancia y en la juventud.

 

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