Lunes 22 de abril 2024

"Hay que repensar la escuela secundaria"

Redacción 27/11/2022 - 00.14.hs

"La educación se rehace constantemente en la praxis". Esta frase del reconocido profesor Paulo Freire bien podría resumir la historia del colegio santarroseño del mismo nombre. Desde hace dos décadas y a fuerza de ensayo y error, el Colegio Secundario "Paulo Freire" busca generar un espacio educativo inclusivo.

 

Los inicios de esta institución se remontan a 2002, en un contexto de educación no formal. "El colegio primero nace como un proyecto educativo de terminalidad. El problema, ya en aquel momento, era que muchos chicos empezaban a dejar la escuela secundaria, a repetir, a abandonar", relató a LA ARENA el director del colegio, Alejandro Nicoletti. "Fue allá por el 2002 que se decide en una coordinación empezar a trabajar con un grupo de docentes convocados, pero como algo aparte de una escuela secundaria; algo parecido a clases de apoyo pero en contacto con una escuela como para que los chicos que iban pudieran de alguna manera certificar que habían terminado el ciclo básico".

 

Ese proyecto era articulado a través de un centro educativo de adultos, y funcionaba en el mismo espacio en el que está ahora el colegio, en Alvear 443. Ya en ese momento, se podían identificar ciertas necesidades en los estudiantes que asistían. "Los chicos tenían clases acá, se les daba un compendio de contenidos, y en unos dos años veían lo básico: Lengua, Sociales, Naturales y Matemática. Terminaban y certifican la cursada en el centro de adultos. Pero el tema era que ese chico que terminaba, acompañado y sostenido, después iba al polimodal y en muy pocos casos continuaba, volvía a abandonar".

 

Ante esta problemática, el cuerpo docente que integraba el proyecto comenzó a pensar en crear una institución más formal. "En principio no pensábamos constituirla como colegio, pero cuando empezamos a ver que los chicos terminaban el ciclo básico pero después abandonaban el polimodal, es como que faltaba algo por construir", contó Nicoletti.

 

Colegio.

 

El camino del Freire a convertirse en un colegio secundario formal comenzó en 2006, al calor de la Ley de Educación Nacional 26.206, sancionada en ese año. Durante ese proceso, que se extendió hasta 2012, tanto el personal como los estudiantes fueron parte activa de la construcción de la identidad del colegio.

 

Un ejemplo de esto es la elección del nombre, que fue definida por votación con toda la comunidad del colegio. "El de Paulo Freire fue uno de los nombres que se barajaron; algunos docentes ya lo conocían, pero cuando se les explicó a los chicos quién era veían que muchas cosas en su pensamiento y su obra tenían que ver con lo que es nuestra identidad".

 

Otro paso hacia su consolidación fue la remodelación del edificio. Desde sus comienzo el proyecto tuvo lugar en la calle Alvear, donde previamente funcionó el Colegio Polivalente de Artes. "Era un edificio viejo que prácticamente se venía abajo; nos la pasábamos arreglando cosas. Hasta que en 2016 se aprobó una licitación para un edificio nuevo".

 

Ese mismo terreno, que el Ministerio de Educación nacional había cedido a la provincia, fue el lugar elegido para levantar el colegio, por decisión del cuerpo docente. Durante los dos años que duró la construcción del nuevo espacio, el Freire se mudó al edificio de Avenida Belgrano y Tucumán, donde hoy funciona el Colegio Secundario Santo Tomás.

 

Finalmente, en marzo del 2018, se inauguró el nuevo edificio. "Logramos que se hiciera un lindo colegio, y que se mantuviera el tipo de matrícula que tenemos, que prioriza a chicos de bajos recursos. Aparte hay algo simbólico y estratégico de que el colegio esté acá, porque un chico que vive atrás del Hospital, o uno que vive atrás del Matadero, o en el Néstor Kirchner, todos pueden tener su colegio acá; además de que es un punto donde están cerca las paradas de todos los colectivos. La escuela se mantiene cuidada, y los chicos también la cuidan porque la sienten como un espacio propio".

 

Hoy, el Freire tiene los primeros tres años de ciclo básico a la mañana, y los últimos tres años de ciclo con orientación en Economía y Administración a la tarde; y cuenta con una matrícula de 130 estudiantes en su sede central y 140 entre las dos sedes del Programa "Vos Podés".

 

"Vos Podés".

 

Otra particularidad del Paulo Freire es que funciona como base administrativa para dos de las sedes del Programa de Terminalidad Educativa "Vos Podés". "Del Freire dependen dos sedes, en nuestro caso una es en la Escuela 92 en Santa Rosa y otra es en Toay. Van de lunes a viernes por cuatro horas", detalló el director.

 

Este programa, a cargo de la Dirección General de Educación Secundaria y Superior, funciona desde 2014 en General Pico, Santa Rosa y Toay. El ciclo está orientado a jóvenes entre 14 y 17 años que abandonaron sus estudios secundarios o tienen múltiples inasistencias o repitencias, y que no pueden acceder a otras opciones de terminalidad, como la educación para adultos. A diferencia del secundario formal, en este programa la cursada dura cuatro años; dos de ciclo básico y dos de orientado.

 

En las sedes también se replica la guardería de la sede central. "Algunas de las maestras jardineras que están en el edificio de la Alvear van a las otras sedes. Por el momento, solo se hace en la de Santa Rosa. En Toay vamos a ver para el año que viene".

 

Con la suma de los anexos del programa "Vos Podés", también aumentó la cantidad de egresados del Freire. "Si antes de acá egresaban unos diez chicos por año, ahora son más de treinta. Eso multiplicó la llegada del Freire, pero sin que dejen de ser sedes pequeñas, en las que se pueda contener mejor a los chicos".

 

Los secundarios hoy.

 

"La escuela secundaria hoy está en crisis. No es solamente que los chicos deciden no venir más a la escuela, también es necesario revisar la propuesta", afirmó Nicoletti. "También el tipo de relación que se establece es importante, al menos acá que es una escuela chica. Por ahí hay profesores que vienen, pasan, saludan y hay otros que no, y esto es ante todo un encuentro de personas. Después, al tener escuelas secundarias muy masivas, el chico o chica se te pierde; no lo conoces por el nombre, o a veces es un apellido, pero si empieza a faltar lo pierdes", sostuvo.

 

"Ahora hay que repensar estas posibilidades, la escuela secundaria de hoy no es la misma que hace cien años atrás", cerró. Y, a juzgar por la historia del Freire, estas posibilidades se toman como horizonte, para crear una escuela inclusiva.

 

Único espacio con guardería.

 

Algo que distingue al Paulo Freire de otros colegios es que es el único de la provincia que cuenta con una guardería en sus instalaciones. Allí, las y los alumnos con hijos pueden dejarlos al cuidado de cuatro maestras jardineras, y seguir con sus estudios en las aulas a pocos metros del jardín.

 

"Cuando esto todavía era un proyecto de terminalidad había también una maestra jardinera, por si alguna chica -porque por lo general esto recae sobre las chicas- tenía que venir con su hijo y ella se encargaba de cuidarlo mientras cursaba", contó el director.

 

"Con el paso del tiempo empezamos a notar lo importante que era tener una maestra jardinera, porque no solamente era la que cuidaba al niño, sino porque era quien tenía más contacto con las chicas; a veces se quedaban, charlaban, se comentaban cosas. Las jardineras son un poco todo: se ocupan de los chiquitos, pero también estimulan a las mamás a seguir".

 

Si bien este espacio no es un jardín de infantes formal, tanto las maestras como los directivos del colegio buscan "que no sea solo una guardería, sino que los chicos también puedan venir y hacer lo mismo que en cualquier jardín de infantes. No damos certificación porque a veces vienen y a veces no, pero cuando vengan queremos tratarlos como sujetos que, al igual que sus madres, tienen derecho de venir a aprender".

 

Asimismo, Nicoletti afirmó que "al haber niños en la escuela, se crea otra dinámica si se quiere más familiar. A veces en los recreos hay chiquitos dando vueltas, o si lloran las mamás vienen al jardín a hacer sus trabajos. Esto nos hizo cambiar y repensar mucho nuestra fisonomía como escuela".

 

Tanto es así que cuando la escuela fue remodelada para su reinauguración en 2018, se incluyó en los planos un espacio destinado al jardín. "Si bien fue mucho ensayo y error, tener un espacio así sienta un precedente. Eso me parece muy valioso porque es una política inclusiva, y de género incluso. Le da posibilidad a muchas chicas de poder seguir estudiando y terminar el colegio".

 

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