Lunes 22 de abril 2024

"O la comés o te la comen las cucarachas"

Redacción 04/03/2022 - 09.58.hs

"El rancho viene feísimo... no se puede comer", expresaron en las últimas horas algunos detenidos de la Seccional Segunda de esta ciudad, aludiendo obviamente a la comida que se les proporciona diariamente.

 

"No es que nos quejamos porque sí, sino que de verdad resulta muy difícil aceptar esto... estamos detenidos sí, pero eso no debe llevar además como castigo que nos den comida en malas condiciones", sostuvieron.

 

Con el envío de algunas fotos y videos, los presos mostraron e insistieron en que "es incomible... pero la verdad es que la comés o te la comen las cucarachas. O te la llevan las hormigas", completaron con un poco del humor que aún les queda.

 

Hace varias semanas este diario se había ocupado de publicar los reproches de un grupo de internos de la Alcaidía de Santa Rosa, por las pésimas condiciones de la comida que les entregaban pero además porque no contaban ni con heladeras ni ventiladores en ambientes que resultaban pequeños ante la excesiva población de internos.

 

Esa vez los reclamos también fueron por las condiciones en que se les daba la utilización de una habitación que es para visitas íntimas: "No sólo que ni siquiera ponen un colchón, sino que no hay como higienizarse... y además creemos que nos espían porque en lugar de una pared hay un vidrio espejado. ¿Del otro lado hay quienes miran?", se preguntaron.

 

Mejora.

 

La Secretaría de Derechos Humanos dijo haberse preocupado -aunque no habría enviado a nadie a inspeccionar el lugar-, y sólo se efectuaron quejas que llegaron al propio ministro de Seguridad, Horacio Di Nápoli.

 

Después de ese episodio el funcionario prometió solucionar el tema, y advirtió que podría darse de baja al servicio que dispone la comida en los lugares de detención. También ordenó comprar heladeras y freezer, y además ventiladores y también acondicionar la sala de visitas íntimas. Con eso todo se aplacó un poco.

 

No obstante se supo que hubo represalias para los presos disgustados -al menos para algunos- que fueron derivados a otras dependencias policiales del interior. Y lo mismo habría ocurrido ahora en la Seccional Segunda, donde algún descontento también fue transferido a otra comisaría de la fuerza.

 

Es sabido que cuando los detenidos reclaman, no faltan los que se encargan de señalar que "no están en un hotel", ni tampoco de vacaciones. No obstante cabe decir que tampoco tienen que recibir vejámenes como a los que a veces se los expone.

 

¿Sanas y limpias?

 

Y esto es precisamente indicado por la Constitución Nacional que prescribe que las cárceles deberán ser "sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que aquella exija, hará responsable al juez que la autorice".

 

Y ya sabemos qué sucede en las cárceles argentinas. Y por supuesto igual en las de por aquí nomás.

 

Claro que nadie imagina que sea fácil lidiar con ciertos presos -muchos son verdaderamente complicados-, pero nada habilita a algún personal policial a hacerles más complicadas sus detenciones.

 

"Es que es así. Eso es lo que pasa", dijo uno de los detenidos que se comunicó con LA ARENA. "Nuestros familiares nos traen algunas cosas, como masitas, jabón en polvo, yerba... ¿y qué hacen en la guardia? Abren todo y lo mezclan, y lo que es para comer directamente tenemos que tirarlo. ¿Para qué abren un paquete de galletitas que viene sellado? Nada más que para jodernos", argumentó. "Nos buscan la vuelta para hacernos enojar, y a los que tenemos la transitoria nos quieren perjudicar. Tratamos de aguantarnos, pero es difícil", completó.

 

¿Y ahora?

 

Lo de la comida en los lugares de detención es recurrente, y los funcionarios deben controlar que eso mejore. Así sucedió durante algunas semanas, pero ahora volvió la "normalidad" en una cárcel o lugar de detención.

 

La Secretaría de Derechos Humanos debiera movilizarse para constatar lo que sucede -no alcanza con levantar un teléfono y preguntar-, y las autoridades a cargo de la Policía hacer lo propio. Es ni más ni menos lo que corresponde.

 

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