Domingo 14 de abril 2024

Los sueños del ladrillero que es atleta

Redacción 12/12/2021 - 00.21.hs

Los y las atletas son personas que aman lo que hacen. A veces las carencias determinan que no todos puedan pensar en las grandes competencias, aunque tengan ese sueño escondido en el fondo de su alma.

 

EMANUEL VEGA

 

Dicen que el hombre "es él y sus circunstancias". Y la expresión de Ortega y Gasset es siempre un aserto. Una afirmación que puede ser corroborada en cualquier ámbito de la vida: en lo laboral, en lo social, en lo político... y también en lo deportivo... Ortega decía "yo y mi circunstancia", y es sin dudas una frase cargada de sabiduría.

 

El caso del joven Maximiliano Muñoz es un ejemplo más. En el último tiempo ha venido consagrándose como uno de los mejores atletas de nuestro medio, al punto que se mantuvo invicto durante nueve pruebas del Campeonato Regional de Medio Fondo. Hoy es, en nuestro medio, un diamante al que hay que pulir, y claro que tiene muchísimo más para ofrecer. Lo avalan sus notables condiciones, y también que tiene nada más que 23 años y un largo camino por recorrer.

 

"Zapas" con pegamento.

 

Él no lo debe pensar, creo, pero en tren de especular cabe imaginar hasta dónde podría llegar este pibe -expresión para nada peyorativa porque es todavía un chico-, si dispusiera de todas las posibilidades para entrenar, alimentarse con una dieta adecuada, y contar con los elementos necesarios para practicar el deporte que lo apasiona. Es que -cuentan quienes lo conocen- lo han visto presentarse en la línea de largada de una competencia con zapatillas que no son las más cómodas, o las mejores, y que incluso alguna vez mostraban signos de una "intervención" en base a pegamento para poder utilizarlas.

 

Bien lejos de esos zapatos de competencias que lucen los grandes atletas que uno ha podido ver. Pero Maxi no se arredra... un poco de adhesivo, algo de paciencia a esperar que pegue bien... y a correr. Y no es esto ninguna exageración. Simplemente una realidad que no hace más que revalorizar sus aptitudes.

 

El ladrillero hijo de ladrillero.

 

Maximiliano viene de una humilde y muy numerosa familia que integran nada menos que once hermanos: siete varones y cuatro mujeres. Nacido y criado en Santa Rosa es hijo de Carlos Muñoz, que fue reconocido hornero (fabricante de ladrillos) desempeñándose en esa tarea por más de 40 años. Su mamá es Sonia Mari Rossane, con quien vive junto a dos de sus hermanos, Jonathan el más grande, y Germán el más joven de la familia.

 

Toda su vida, y la de los suyos, ha sido de trabajo y esfuerzo, pero en diciembre del año anterior -¡un año ya!- las cosas se complicaron un poco más. Aquejado del Mal de Parkinson y después de batallar años frente a la enfermedad, papá Carlos falleció: "Mi viejo fue un grande... a pesar de su enfermedad era el que más nos ayudaba, hasta que un día producto del Parkinson ya no pudo siquiera sostener las cosas con sus manos", lo menciona y pareciera que se le infla el pecho en el recuerdo.

 

Una historia mínima.

 

Maximiliano, por la enfermedad de su padre, no pudo terminar el colegio, pero tiene la firme intención de hacerlo... sabe que es necesario para conseguir algún trabajo fijo. Porque hoy es ladrillero, cuando no vive de changas para ayudar a su familia. Ahora mismo divide sus días entre correr y cortar ladrillos -si es que no llueve-, y cuando tiene un espacio libre sale a correr pensando en el domingo venidero estar en la línea de largada de alguna prueba de por aquí.

 

Siempre decimos que hay historias mínimas que merecen ser contadas, y esta es una de ellas. Algunas tienen como protagonistas a personas nobles, humildes y con una fuerza de voluntad para sobreponerse a los avatares de la vida que no todos poseemos. Y es el caso de Maximiliano Muñoz, el ladrillero que también tiene el sueño, alguna vez, de estudiar Veterinaria. Le gustan los animales, y pruebas al canto, mientras charlábamos en su casa de 1° de Mayo al 1309 de Santa Rosa, cinco perros merodeaban por allí...

 

Cortando ladrillos.

 

Explica que vive entre cortar ladrillos en la Zona Norte de la ciudad, hacer changas cuando el clima no deja trabajar en el horno, y con lo que le queda de fuerzas ir a entrenar.

 

Es consciente que el trabajo que le permite aportar en su casa y ayudar a su madre y hermanos no es permanente. Y nos señala -para quienes no conocemos el oficio- que cortar o no ladrillos depende mucho de las condiciones climáticas. "Es un trabajo muy sacrificado y mientras más cortás mejor... porque la ganancia está en la productividad: llegué a cortar 1800 en un día, pero cuando está nublado o llueve no podemos trabajar... Son ladrillos de barro que después se queman", amplía.

 

Y es sacrificado, vaya si lo es: "Cuando hay trabajo entro a las 6 de la mañana y le doy hasta las 6 de la tarde... apenas si tomo unos mates en el medio y sigo", señala. Pero expresa que siente un gran orgullo de tener el oficio de Carlos, su padre.

 

"Quiero ser veterinario".

 

Cualquiera que conozca un poco de deportes caerá en la cuenta de las ventajas que otorga Maxi, y obviamente de sus notables aptitudes porque aún sin que sea el mejor contexto se destaca claramente. ¿Qué sería de su performance si pudiera tener un trabajo menos duro, una dieta adecuada y los cuidados de un atleta de alto rendimiento?

 

Como quedó dicho debió abandonar sus estudios cuando perdió a su padre para abocarse al trabajo, pero es consciente que debe terminarlos: "Me quedaba medio año cuando nos pasó lo de mi papá y tengo que volver y completarlos. El año que viene me voy a inscribir de vuelta. Y después, si puedo, quiero seguir estudiando, porque me gustaría ser veterinario... sé que no me va a resultar fácil, pero a veces con voluntad se pueden suplir carencias", se esperanza.

 

"El Rayo" Maximiliano.

 

Maximiliano Muñoz se ganó el apodo de "El Rayo" justamente por ser uno de los más veloces en las pruebas de calle, aunque advierte que no siempre fue atleta: "Jugaba al fútbol y era arquero en Sarmiento, estuve en el banco de primera división de la mano de Celestino Maidana, pero no llegué a debutar...", precisa.

 

Fue uno de sus hermanos el que le vaticinó su futuro de atleta: "Vos te tenés que dedicar a correr...". Y no le erraba, porque a la hora de las pasadas -esto es hacer 80 ó 100 metros a velocidad- Maxi demostraba dotes de corredor en el Fortín de Villa Elisa, la cancha de Domingo Faustino Sarmiento.

 

Colgar las zapatillas.

 

Para los que practican una disciplina deportiva con los objetivos de ir por algo más -al cabo la meta de cualquier mortal-, a veces las cosas se ponen cuesta arriba: trabajar, entrenar y estudiar no es tarea sencilla, más aún desde la carencia.

 

Fue el actual presidente de la Asociación Pampeana de Atletas Veteranos, Daniel Bernasconi, el que dejó una semblanza de lo complicado que son las cosas para un chico como Maxi: "Se me cayeron las medias cuando después de la fecha del Regional de Fondo en Ingeniero Luiggi me dijo que no iba a poder correr más porque no tenía zapatillas".

 

Y agrega: "Sé que está corriendo con unas usadas y las tiene que pegar cada vez que va a competir", precisa.

 

La humildad de los atletas.

 

Días atrás Joaquín Arbe, atleta de Esquel, también de profesión albañil y por hobby (¿??) -entiéndase que trato de ser irónico- atleta olímpico en Tokio 2020, rompió el record de maratón en Valencia que era ostentado hace 27 años por el legendario Antonio Silio al arribar a la meta en 2horas 09' 36'' la distancia de 42km.

 

Pareciera que para muchos practicantes del atletismo una condición es provenir de hogares humildes. ¿O no?

 

Quizás porque no se necesita de tanto equipamiento: apenas un pantalón corto, una remera, y zapatillas... en lo posible que no sea remendadas.

 

Correr un argentino.

 

Y que nadie ponga en duda lo difícil y sacrificado que es prepararse para una prueba: "Para correr hay que correr", manifestaba Leonardo Malgor (ex atleta y actual entrenador olímpico de la disciplina). Y claro que es así: los deportistas están sujetos a entrenamientos exhaustivos y prudencia en las comidas; también la vida social se acota. Y por supuesto pasa a jugar un rol clave lo que llaman el entrenamiento "invisible" (esto es cuidados de todo tipo a la hora en que no se está entrenando: dormir bien, nada de excesos, etc.).

 

La entrenadora de Maximiliano es una destacada cultora de la disciplina: Susana Trinak le prepara los entrenamientos "y después nos vemos una o dos veces por semana en la pista. Hoy me tocó descansar bien y podría decir que estoy para correr más fuerte", razona. Fue Susana la que le dijo a Maxi que está "para grandes cosas... y bueno, por eso quiero correr un argentino y hacerlo bien preparado", confiesa.

 

Lo que puede venir.

 

Sabe que para concretar ese sueño debe seguir un severo plan de entrenamiento, y plantearse metas realizables en el corto plazo: "Quiero empezar a correr en pista porque nunca lo hice. Te corro en todos lados, pero nunca tuve esa experiencia", dice mientras me muestra cómo con pegamento acondiciona unas gastadas zapatillas. Se las ve "viejas", pero para él son importantes...

 

Y en ese momento -mientras lo observo- no puedo dejar de recordar a otro joven pampeano, oriundo de Telén, que alguna vez ganó una prueba de calle... en alpargatas (¡¡!). Había sido detectado en "La Chance" -un evento deportivo desarrollado en simultaneo en distintos puntos de La Pampa a través de la Subsecretaría de Deportes Provincial-, programa que tenía la intención de llevar el atletismo a lugares impensados...

 

Porque ciertamente se debe conocer que el deporte educa, ordena, enseña... El deporte debiera ser siempre una bandera que contribuya a lograr una mejor sociedad con mejores personas...

 

Y obviamente está lejos de ser un gasto como algunos interesados pretenden hacer creer... En todo caso será siempre una inversión: en salud, en conseguir que quienes practican sean personas con valores...

 

Una promesa.

 

Maximiliano Muñoz quiere seguir corriendo y ser el mejor pampeano en las distancias de 5, 10, 21 y 42 kilómetros: "Así se lo prometí a mi padre el día que me fue a ver por última vez a una carrera. Un domingo se levantó bien temprano y me acompañó a una de las pruebas que organizaba Daniel Mingroni en el Club Mac Allister. ¡Y me vio ganar! Estaba orgulloso el viejo... y fue en ese momento que le prometí que no iba a parar hasta lograr ser el mejor".

 

Maxi se lamenta por lo que cuesta un par de zapatillas y con la facilidad con que en poco tiempo dejan de ser útiles para el atleta. Es que en los pies de un fondista pueden con suerte durar tres o cuatro meses... Dependiendo de la carga de kilómetros semanales en los entrenamientos".

 

Se me ocurre: ¿Alguien será capaz de esponsorear a un joven atleta, toda una promesa que podría dar muchísimo más? Y pienso que sí... que alguien aparecerá para darle la buena noticia... ¡Cómo que no!".

 

Solidaridad de otros atletas.

 

Debo decir que en medio de la charla me doy cuenta que de alguna manera advierto que "El Rayo" tiene la personalidad de un tipo bonachón -quizás algo tímido-, y que transmite una gran humildad, que me pareciera es un denominador común a la mayoría de los atletas. Por lo menos a los que conocemos por aquí.

 

En este tiempo Maxi no tiene un trabajo estable, aunque por suerte -cuenta él mismo- lo ayudan algunos amigos del deporte: "El otro día vino 'Peder' (Darío Pedernera atleta pampeano y segunda mejor marca en el historial provincial de maratón) y me trajo mercadería". Un lindo gesto de un colega que también hace su propio sacrificio.

 

Tal vez después de estas líneas aparezca alguien que ofrezca algo bueno... si al cabo el pibe sólo quiere correr y hacernos quedar bien en un campeonato argentino. ¡Cómo no lo vamos a ayudar!

 

"El Rayo", el campeón invicto.

 

No debe haber muchos casos en nuestra zona de campeones de atletismo que hayan culminado invictos. Esto es que hubieran ganado todas las pruebas en las que se presentaron.

 

Porque obviamente en esto no hay empate... como podría ser en el fútbol, donde a veces hay récord de partidos invictos, pero se da que la igualdad es una posibilidad que permite seguir manteniendo la imbatibilidad.

 

Pero en el Torneo Regional de Fondo que organiza la Asociación Pampeana de Atletas Veteranos, "El Rayo" (Maximiliano Muñoz) lo consiguió. El pasado fin de semana se consagró campeón invicto del Regional de Fondo, en la distancia de 5 kilómetros.

 

Fantástica fue la performance del ladrillero. Culminó en la primera posición en cada una de las nueve fechas de las que se compone el campeonato. Un logro difícil de igualar.

 

Actualmente, como quedó dicho, es entrenado por Susana Trinak; y anteriormente estuvo a las órdenes de Radamés González Tamayo y de Alfredo Aguirre.

 

Afinando el lápiz.

 

A la hora de hablar de números el joven atleta muestra tiempos que llaman la atención. Con una corta vida en las pruebas de calle y sin pasado en las pistas de tartán, el ladrillero ha sabido "volar" en 9m06s en' los 3.000 metros, en 15m30s los 5.000 metros, y en 33m28s los 10 mil. En el "run run" del atletismo lo ven como la renovación y la frescura.

 

"Maximiliano Muñoz, y Nahuel y Walter Villalba son la nueva camada de corredores jóvenes que están en la franja de los 15m para los 5 kilómetros", comenta Víctor Toledo. Otro atleta que ha sabido pelearla desde abajo y al que por las noches le toca correr detrás del camión de recolección de basura del Emshu. Y luego sí, ir a entrenar.

 

Es el mismo Toledo el que termina de definir a Maxi: "Un chico sencillo y así se muestra siempre. Es trabajador como la mayoría de los atletas, y entrena todos los días a pesar de su situación. Susana Trinak lo ordenó mucho con los entrenamientos y ha sido muy valiosa para él", elogia en el final.

 

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