Una médica denunció a su jefe

“Estoy viviendo un calvario”, lamentó una médica que trabaja en la Colonia Penal Unidad 4 tras denunciar a su jefe por maltrato laboral y abuso de autoridad. Apuntó contra otras personas que se desempeñan en el lugar por connivencia con el hombre y porque la única solución que encontraron al problema es: “Si estás mal, andate”. Desde que asumió su jefe, en noviembre pasado, ya renunciaron dos compañeros y en la Unidad Funcional de Género, Niñez y Adolescencia le dijeron que es un problema interno y que no pueden hacer nada.

 

Hace tres años que la mujer trabaja en la Unidad 4. El conflicto con quien era su compañero en aquel momento, comenzó hace dos años, en plena pandemia. Según contó la damnificada a LA ARENA, en 2020 le preguntó al hombre por qué no iba a trabajar los lunes y si existía alguna manera de conciliar los días ya que a ella esa guardia se le complicaba con su otro trabajo. “Todos somos médicos y trabajamos en más de un lugar”, agregó.

 

“Me amenazó. Me dijo: ‘No tenés por qué meterte en mis cosas, vas a ver cuando yo sea jefe lo que te va a pasar’”, señaló además de que recordó que en un momento no la ayudó con un paciente y hasta llegó a desenchufarle la computadora mientras estaba trabajando. “Se lo comuniqué al jefe de ese momento y me dijo que me cambie de horario”, afirmó.

 

Se agravó.

 

Pero el jefe se retiró y en su lugar, en noviembre del año pasado, asumió el hombre denunciado. “Una de las cosas que hizo fue recargarme las guardias durante los fines de semana largos. Cuando se lo planteé, me dijo de todo y me gritó. Hay testigos”, aclaró y lamentó que desde aquel momento se encuentra con tratamiento psiquiátrico.

 

“A mitad de noviembre se lo comuniqué al oficial y le abrió un sumario, pero la resolución puede tardar mucho”, sostuvo al comentar que ese fue el puntapié para que se complique aún más la relación laboral. “Me hace la vida imposible”, afirmó.

 

Una vez que inició el trámite de sumario, desde la U4 le ofrecieron un Comité de Bienestar. “La única solución que me daban era cambiarme de Unidad. Me decían: ‘Si estás mal, andate’ y lo rechacé. Por qué me tengo que ir si a mí me gusta lo que hago”, se preguntó.

 

Es por ello que en diciembre del año pasado decidió realizar una denuncia en la Unidad Funcional de Género, Niñez y Adolescencia, a la cual tuvo acceso este diario. En la misma se deja asentado que su jefe ya tuvo discusiones con sus otros compañeros. “El año pasado invitó a pelear a otro médico, que terminó renunciando, pero no lo denunció. Otro médico, que es amigo mío, le pidió las vacaciones, no se las quiso firmar y también renunció enojado. Es un ambiente totalmente hostil. Ellos no denunciaron, yo quedo como la loca y ahora voy a trabajar con miedo porque nadie me asegura nada”, desarrolló y recordó que el hombre “estuvo en la Terapia del Molas y también tuvo problemas”.

 

Solo una nota.

 

Lejos de encontrar un buen camino al conflicto, la situación se complica cada vez más y por ello la médica decidió comunicarse con este diario. Contó que el jueves pasado sufrió un ataque de pánico cuando lo vio y el lunes se lo cruzó dentro del predio y la insultó. “Buscó la oportunidad para decirme ‘Loca de mierda’ y que no haya nadie. Cuando salí de trabajar tenía el auto rayado en un costado, y la respuesta de un oficial fue: ‘A todos nos aparece el auto rayado’. Tengo miedo de que me sancionen. Estoy viviendo un calvario”, dijo angustiada.

 

Al no poder concretar una reunión con el nuevo director, decidió por segunda vez hacer una denuncia en la Unidad Funcional, pero fue en ese momento cuando le comunicaron que la primera fue desestimada por el fiscal. “El oficial me dijo que cuando pasaba algo de eso se tenía que solucionar internamente, pero nadie me da una respuesta y ya me afecta física y mentalmente”, afirmó.

 

Según fuentes judiciales consultadas por LA ARENA, la denuncia fue desestimada porque “según la declaración, no existe delito penal para ser investigado” y por ello enviaron una carta a la U4 para alertar sobre la situación y que intervengan en una solución. Por último, la médica dijo: “No quiero perjudicarlo, quiero que cese y trabajar tranquila”.