La impagable deuda externa en elcentro de la escena
Domingo 03 de diciembre 2023

La impagable deuda externa en elcentro de la escena

Redaccion 25/01/2020 - 21.40.hs

La deuda externa recontraabultada por Macri es una hipoteca que el país no puede levantar. Fernández apuesta a renegociar y lograr al menos la suspensión de pagos del capital. Esa dudosa política explica muchas otras.
SERGIO ORTIZ
El ministro de Economía, Martín Guzmán, presentó el proyecto de ley de Restauración de la Sostenibilidad de la Deuda, que el martes será tratado en la Comisión de Economía de la Cámara de Diputados. La idea oficialista es al día siguiente, miércoles, votarla en el plenario, darle media sanción y girarla al Senado.
La crisis económica heredada del macrismo y en especial la deuda externa vienen dando lugar a nombres muy rebuscados para las leyes. «Restauración de la sostenibidad», por ejemplo. La ley de emergencia también tenía otro nombre muy rebuscado. Como se dice en el barrio, «mucho gre gre para decir gregorio».
Queda claro que en vez de analizar y auditar la deuda externa, que para muchos críticos, incluso peronistas y progresistas, califica como «odiosa e ilegal», la administración Fernández la ha dado como legal y válida. Y ratificó como presidente electo y desde el 10 de diciembre ya en funciones, que su voluntad es pagar esa deuda. La misma hoy orilla los 350.000 millones de dólares, casi el 100 por ciento del Producto Bruto Interno.
En esa decisión política de pagar se dejó de lado la evidencia que ese endeudamiento no sirvió para obras, escuelas ni hospitales sino que en su mayor parte derivó en fuga de capitales. Esta semana se conoció que en los cuatro años de macrismo esa fuga alcanzó los 88.371 millones de dólares. Aunque no se haya publicado la nómina de los fugadores, se sabe que muchos amigos del expresidente están allí. Mientras no se tomen medidas en su contra esos hombres de negocios estarán en alerta y en el peor de los casos, cuando salte el problema buscarán negociar algún blanqueo de capitales y listo…
Informaciones coincidentes aseguran que este año vencen 42.312 millones de dólares; sólo por intereses habría que abonar 19.000 millones. No están los fondos para pagar, pero primero estaba la cuestión de si era inevitable hacer frente a esas obligaciones sin estudiar y auditar la legalidad de esa deuda.
La iniciativa legal de Guzmán y Fernández quiere lograr un tratamiento exprés en el Congreso. El apuro tiene su explicación. El miércoles el presidente parte hacia Europa para entrevistarse con autoridades de tres países y el Vaticano. El objetivo común es que le den una mano para convencer al FMI y demás acreedores del país de la necesidad de conceder una postergación de los pagos.

 

La peregrinación.
El plan del gobierno es lograr una suspensión de pagos del capital que vence este año y facilidades para afrontar el pago de los intereses, dando más plazos y reduciendo montos, sin que les carguen tantos intereses. También busca que semejante dispensa no requiera como condición sine qua non las «reformas estructurales» internas que normalmente el FMI impone a los deudores: reducción del gasto público, aumento de impuestos a la población, reformas laborales y previsionales y un largo etcétera de ajustes.
El presidente tiene la ilusión, por ahora no es más que eso, de que la nueva titular del Fondo, Kristalina Georgieva, sea más comprensiva que su predecesora, Christine Lagarde, la prestamista de Mauricio Macri.
Es posible que la economista búlgara sea un poco menos neoliberal que Lagarde. Que por eso vaya a condonar deuda concedida por la entidad o aceptar todos los pedidos de Fernández, es un disparate. Sería poner en riesgo su propio puesto de directora-gerente frente a varias potencias con voto calificado en el Buró, sobre todo EE UU.
El apuro fernandista por aprobar la ley del nombre raro se explica en que ha declarado que al 31 de marzo quiere tener la renegociación terminada en lo fundamental, con un buen acuerdo con el Fondo. Y también por los riesgos de default de Buenos Aires.
Las mayores demostraciones de su voluntad acuerdista no pasan sólo por ese envío al Congreso sino por otros decretos y la ley de Emergencia. Suspender la fórmula de movilidad de las jubilaciones y frenar las paritarias fueron de lo más negativo para los intereses populares. Desde entonces hubo un primer bono de 5.000 pesos y luego habrá otro sólo para las categorías de jubilados que cobraban la mínima de 14.000 pesos; para los que percibían más de 19.000 no hubo nada. Cero peso. Y ahora se supo que en marzo habrá un aumento de jubilaciones también por decreto, de suma fija, que continuará achatando la pirámide de jubilaciones.
Santiago Cafiero y otros funcionarios dijeron que así aumentan el ingreso de los que cobran jubilaciones menores. Ocultan que quienes perciben 20 o 30 o 40.000 pesos no son ningunos millonarios en un país donde la Canasta Básica Total para una familia tipo con dos hijos es de casi 39.000 pesos.
Aunque no lo reconozca, el gobierno del Frente de Todos está afectando los ingresos de los jubilados. Y eso va en línea con los reclamos todavía no formalizados de Georgieva, el Fondo y la Casa Blanca.
Fernández está buscando rascar en el fondo de la olla un poco de apoyo político en Europa, para que su pulseada con el FMI no sean tan despareja. Por eso esta semana verá primero al Papa Francisco, quien junto con el jefe de gobierno español Pedro Sánchez puede ser el más receptivo a sus solicitudes de clemencia. En sus reuniones con el primer ministro de Italia, Giuseppe Conte y el presidente galo Emmanuel Macron intentará lo mismo. Quizás haya alguna otra parada rápida en tierra europea, Alemania, para reunir un poco más de oxígeno político.
Cómo será de limitada la jugada que aún en el caso que todos ellos le dieran su aval, lo que es dudoso de Italia, Francia y Alemania, el viajero volvería con un 19 por ciento de votos a su favor en la dirección del Fondo. Traducido, seguiría dependiendo del visto bueno o no de Donald Trump, la ultra derecha del imperio a nivel global.

 

Concesiones afuera y adentro.
Esa búsqueda de juntar pequeños retazos de apoyos a nivel internacional, no importa a veces a qué precio, se notó en el viaje que AF decidió hacer a Israel. Se lo maquilló con la excusa de un acto a 75 años de la liberación de Auschwitz, en rigor protagonizado por los soldados del Ejército Rojo de José Stalin, y las importantes reuniones que iba a tener con Emmanuel Macron y Vladimir Putin, entre otros varios líderes mundiales.
No pudo ser con uno ni con otro, de modo que lo central fueron sus encuentros con el presidente de Israel, Reuven Rivlin, y el impresentable neonazi Benjamin Netanyahu, con el que departió muy amablemente durante dos horas. El primer ministro se aseguró que su visitante argentino, siguiendo la línea de Macri, mantendrá a Hezbollah en la categoría de «organización terrorista» siendo que no lo es ni así es calificada por la ONU. Trump y Netanyahu, y junto a ellos Macri, sí la incriminan de serlo. Y lamentablemente el nuevo mandatario argentino, con su canciller Felipe Solá, se inscribieron en ese club permeado por el sionismo. Tienen la esperanza de que Israel les aporte el 0,40 que tiene de votos en el Fondo. Parece que en la política internacional y nacional todo tuviera un precio de mercado y no hubiera valores de Derechos Humanos al margen de eso.
En esa visita a Jerusalén el argentino actuó a la derecha de su colega francés, Macron, quien se hizo de tiempo para visitar a la Autoridad Nacional Palestina en Ramala, sugiriendo que no mira para un solo lado en esa tierra ocupada.
Todas esas concesiones se prestaron a mucha crítica, incluso en el frente interno muy condescendiente y más ahora con el argumento de «que querés si lleva 45 días gobernando». La franela con Netanyahu, quien podría perder los comicios en marzo próximo, fue más rechazada al considerar que Israel es un votante acérrimo en contra de Argentina por Malvinas.
¿Qué se puede rescatar como positivo?
Sin ordenar por importancia, la quita de beneficios indebidos para Marcos Galperín (Mercado Libre) y otras empresas «del conocimiento», el reclamo en la ONU de Daniel Filmus por Malvinas, la designación de Eduardo Jozami como director de DD HH en el ministerio de Defensa y del excombatiente Edgardo Esteban como director del Museo Malvinas, el discurso de Rosario Lufrano, titular de Radio y Televisión Argentina, contra las trapizondas del macrismo en los medios; el masivo acto de Evo Morales en Deportivo Español lanzando la campaña del MAS, la suspensión de los despidos en la industria petrolera, etc.
Algunos de esos aspectos positivos tienen su contracara y riesgos. Las multinacionales aclararon que sólo frenaron los despidos. Quieren que el gobierno les asegure por ley todos los superbeneficios prometidos para Vaca Muerta: disponibilidad de los dólares de exportación, reintegros y rebajas impositivas, aumentos de precios de combustibles, etc. Caso contrario volverán éstos 600 despidos y 1.200 suspensiones, y habría 3.000 cesantías más.
¿No habrá llegado el momento de nacionalizar todo el sector petrolero? Otra pregunta por el mismo precio. Tras el desfalco de Vicentín contra el Banco Nación por 350 millones de dólares, en complicidad con González Fraga, ¿es mala idea nacionalizar el comercio exterior y crear una empresa estatal de alimentos?

 


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