Martes 26 de marzo 2024

Año nuevo, guerra vieja

Redacción 20/01/2023 - 07.46.hs

EE.UU. habría llegado a la conclusión de que su objetivo de provocar un colapso de Rusia no es viable, y corre el riesgo de anarquizar toda la región y que Moscú termine subordinándose totalmente a la política de China.

 

EDUARDO LUCITA*

 

Cuando falta poco para cumplir un año de su comienzo la guerra muestra signos de estancamiento, las líneas de avanzada tanto rusas como ucranianas no se mueven demasiado. Al mismo tiempo parece que se entra en tiempo de definiciones. Desde hace varias semanas, y cuando se contabilizan unas 200 mil víctimas entre muertos y heridos, el saldo provisorio de la guerra no se inclina a favor de ninguno de los dos contendientes directos.

 

Combates sin resultados.

 

El comando ruso retrocedió sus tropas rearmando sus líneas defensivas lo que fue aprovechado por las fuerzas ucranianas para lanzar una contraofensiva, recuperar territorios y empujar una desordenada retirada rusa de ciudades del este. Sin embargo los analistas coinciden que esa estrategia defensiva le permitiría a Rusia extender la guerra hasta el 2024 o más. Los combates se centran ahora en el este y sudeste del país. Los rusos bombardean desde su territorio, especialmente buscando deteriorar al máximo el sistema eléctrico (estaría destruido en un 50 por ciento), cuando se está en la antesala del invierno europeo. Mientras que los ucranianos responden con golpes, a veces certeros, como el ataque al puente de Kerch o como en la noche de fin de año contra un complejo militar en Donetsk con 89 soldados rusos caídos.

 

Según informaciones de prensa "sangrientos combates" se están librando ahora por el control de las ciudades de Bajkmut y Soledar. Para Rusia el avance sobre ese territorio sería decisivo, "permitiría cortar las líneas de abastecimiento de las tropas ucranianas y luego rodearlas", para recuperar el control de la anexionada República Popular de Donetsk, sería además su primera victoria comprobable". Para Ucrania esa zona es central para su estrategia defensiva y sostener los dichos de su presidente de "estar trabajando para la victoria". En síntesis, hasta ahora no hay avances de importancia en ninguno de los dos campos enfrentados.

 

¿Se acerca el final?

 

Distintos analistas internacionales, entre ellos el argentino Jorge Castro coinciden en que poner fin a la guerra sería un objetivo prioritario para el año que acaba de comenzar. No es ajena a esta coincidencia considerar que la continuidad del conflicto profundizaría el impacto en el tablero político global (reformulación de alianzas, fortalecimiento y expansión de la OTAN, remilitarización, regreso de los proteccionismos y un paréntesis a la globalización) y en la marcha de la economía mundial (pronósticos de desaceleración del PBI, incluso de recesión, inflación generalizada, ruptura de las cadenas de valor, crisis de deuda en países de bajos ingresos).

 

Además en el reciente viaje del presidente Volodimir Zelenski a EEUU el presidente Joe Biden ratificó su apoyo a Ucrania. "Haremos todo lo que esté a nuestro alcance", pero al mismo tiempo dio muestras de su interés de poner fin a la guerra durante el corriente año. Es que desde febrero pasado EEUU lleva invertidos entre 50 y 60 mil millones de dólares y Zelenski le ha pedido un refuerzo de otros 45 mil millones. El Congreso de EEUU acaba de aprobar un nuevo desembolso por 44,9 mil millones, junto con la promesa de Biden de enviar una batería Patriot para reforzar la defensa ucraniana. Se trata de un esfuerzo financiero importante para una economía en crisis y en riesgo de recesión, con el agregado que los republicanos, a partir de ahora mayoría en la Cámara de Representantes, se resisten aprobar nuevos apoyos que impliquen mayores gastos en el presupuesto.

 

Al mismo tiempo EEUU y sus aliados se niegan a suministrar armamento moderno de tipo ofensivo. Es que Kiev busca comprometer a la OTAN y a EEUU en forma directa en la guerra, lo que significaría un salto cualitativo del conflicto que elevaría drásticamente los riesgos nucleares. Los críticos alegan que la ayuda con "cuentagotas" solo es una política para que Ucrania no pierda y alarga el conflicto sin solucionarlo. Para resolverlo, afirman, "hay que proveer lo que haga falta" y rápido.

 

Hasta hace poco EEUU buscaba extender la guerra, ahora ha revisado su posición en el entendimiento de que Rusia no podrá ganarla pero tampoco es viable una derrota tan contundente y humillante que termine en una revuelta interna que modifique sustancialmente la situación de "impasse" actual a favor de Ucrania.

 

En busca de una salida.

 

Cómo poner fin al conflicto sería entonces una preocupación de primer nivel a escala mundial. EEUU habría llegado a la conclusión de que su objetivo de provocar un colapso ruso no es viable, además se corre el riesgo de anarquizar toda la región y que Rusia termine subordinándose totalmente a la política de China.

 

Tanto Zelenski como el presidente Vladimir Putin han declarado interés en encontrar una salida negociada. Sin embargo para el ucraniano todo depende de que Rusia se retire de todos los territorios ocupados, incluso de Crimea que fue anexada en el 2014. Por el contrario para Putin es condición ineludible mantener el control sobre todos los territorios ocupados y posteriormente anexados.

 

Así las cosas no hay salida negociada posible. Una mirada realista indicaría que una paz negociada implica pérdidas para los dos contendientes. Kiev podría recuperar algunas de las zonas anexadas pero como mínimo debiera ceder definitivamente Crimea. Moscú debiera considerar que sus objetivos iniciales no se cumplieron, que tuvieron resultados muy pobres para las fuerzas puestas en juego, pero mantener la península de Crimea y el puerto de Sebastopol, salida al mediterráneo y base de su armada, no es negociable. Washington no lograría su objetivo de implosionar a Rusia pero ha conseguido reflotar y rearmar a la OTAN y subordinar en el campo político y militar a los europeos. Finalmente se mostrará como el artífice y garante de la paz... Si esta se logra.

 

En un mundo donde crece el rearme de los principales países, donde han estallado cortocircuitos entre Corea del Norte y Japón, donde EEUU ha reanudado ejercicios militares conjuntos con Corea del Sur, donde crecen las tensiones entre China, Japón y Taiwán por la Islas Senkakun, luchar para parar la guerra de Ucrania debe ser un objetivo político prioritario para las izquierdas.

 

*Integrante de EDI (Economistas de Izquierda).

 

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