Jueves 18 de abril 2024

Colorado: aristas del nuevo estudio

Redacción 01/09/2022 - 08.09.hs

El anuncio por parte del Comité Ejecutivo del Río Colorado sobre un Nuevo Estudio de Modelación de Oferta y Demanda Hídrica en la cuenca del río introduce un aspecto nuevo y positivo en el complejo panorama de nuestro principal recurso hídrico, compartido con otras cuatro provincias. La idea que culminó en esta decisión por parte del Coirco se conjugaba entre nosotros desde bastante tiempo atrás en distintos ámbitos; hace al menos tres años que instituciones privadas y públicas habían comenzado a plantear la necesidad de un nuevo estudio que actualizara aquel que dio lugar al acuerdo entre Nación y las provincias condóminas para el aprovechamiento armónico y racional del río.

 

Los motivos de aquella iniciativa y la actual decisión son muy atendibles y hasta de una necesidad imperiosa, porque el río Colorado puede decirse que, desde el punto de vista físico, hidrológico, ya no es el mismo que medio siglo atrás diera lugar al acuerdo.

 

Es que por causas que muy posiblemente se originen en el cambio climático que afecta al planeta, los caudales del Colorado han disminuido en una proporción alarmante, acaso del orden del cuarenta por ciento, una cifra que se refleja tanto en su promedio anual como en las crecidas estivales.

 

En cuanto al aspecto humano también la influencia del río ha variado radicalmente, pasando a ser una fuente vital de abastecimiento para bebida de la población, especialmente en La Pampa y con vistas a una gran porción de la correspondiente a la provincia de Buenos Aires; la superficie de tierras bajo riego ha crecido mucho y, con ello, la población, y a sus orillas se desarrolló una muy importante actividad petrolera, con los serios problemas que conlleva. Además hay una gran obra, Casa de Piedra, que regula un gran tramo del curso.

 

Como se advierte se trata ahora de un río muy lejano de aquel curso de escasos aprovechamientos que encuadró en sus estudios la universidad estadounidense que diera la base técnica y que, dicho sea de paso, por un planteo equivocado o por carencia de información, le restó importancia a un elemento estratégico como lo es la medida de la salinidad en un sector de la alta cuenca.

 

El nuevo estudio tendrá que dar las bases para dos grandes problemas que siguen pendientes en el reparto armónico que pretendía el Tratado, relacionados ambos. Por una parte la pretensión mendocina de derivar los volúmenes que le corresponden, hacia lugares de su territorio con tierras aptas. Hoy los disminuidos caudales del río obligaron a las provincias abajeñas a oponerse a la construcción de Portezuelo del Viento. Esa obra, además, evidenciaba la mala fe cuyana -de la que los pampeanos tenemos larga experiencia- porque hubiera concretado un trasvase en la alta cuenca sin compensación alguna en el tramo medio e inferior. El otro aspecto lo constituye esa compensación -desde el río Negro al Colorado- en la cuenca media, frenado por una discutible resolución de la Legislatura rionegrina.

 

Como se advierte ambos problemas están interrelacionados en lo técnico y también en lo político y afectan a toda la cuenca. El gran interrogante es: ¿el nuevo estudio del río, cuya objetividad se descuenta, obligará a una reformulación del Acuerdo?

 

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