Sabado 20 de abril 2024

El relajamiento ante la pandemia

Redacción 16/12/2021 - 01.04.hs

El incremento de los contagios de Covid-19 en la provincia y el país es un llamado de atención tanto para las autoridades como para la población. El aumento de la circulación de personas y el relajamiento de las medidas de cuidado son la causa de este rebrote -según explicaron varios especialistas- que tiene lugar en el comienzo de la temporada de calor, lo que torna aún más preocupante el fenómeno.

 

Las noticias que llegan desde el hemisferio norte, en plena temporada invernal, son verdaderamente alarmantes. Ni siquiera en los países europeos más desarrollados, con altos niveles de vacunación, han logrado evitar el renacer de la pandemia y en varios de ellos han debido imponer fuertes medidas de cuidado social como confinamientos, restricciones a la circulación, obligatoriedad del pase sanitario y del uso de barbijos, severos controles en los aeropuertos, etcétera.

 

Una alta directiva de la Organización Mundial de la Salud dijo que "nos enfrentamos a un tsunami de contagios en el mundo", y pidió que los gobiernos "no esperen para actuar". El director general del mismo organismo, en tanto, trató de ser muy explícito al declarar: "no se trata de vacunas en vez de mascarillas, no se trata de vacunas en vez de distanciamiento, tampoco se trata de vacunas en vez de ventilación, sino que hay que hacerlo todo y bien", remarcó. Una clara advertencia que debe ser escuchada en todas partes, incluso en esta pequeña provincia argentina en donde sus habitantes han abandonado las sanas prácticas de cuidado.

 

Inquieta observar el comportamiento de la sociedad pampeana. La mayoría ha dejado de usar el barbijo, incluso en lugares cerrados y de alta concentración de personas. En los boliches bailables, espectáculos musicales, teatros, cines, restaurantes, confiterías abundan las caras descubiertas y la indiferencia por el distanciamiento. Como si la memoria colectiva hubiera borrado los padecimientos que sufrió la sociedad cuando arreciaban los contagios, hace apenas unos meses.

 

La liberalización de todas las actividades -sociales, económicas, culturales- parece haber obrado como una suerte de "vale todo", y la eliminación de las restricciones para asistir a encuentros de todo tipo, sin límite de aforos ni exigencia del barbijo incluso en los lugares cerrados, disparó el avance de una conducta social autodestructiva. Es claro que el discurso irresponsable de los mal llamados "libertarios", que exaltan hasta el delirio la libertad individual por encima de la responsabilidad social, y que tienen buena prensa en los grandes medios de confusión porteños, hizo también un gran aporte.

 

Las autoridades sanitarias de la provincia y de la Nación insisten en que, a pesar del gran avance en la campaña de vacunación, no hay que dejar de utilizar los tapabocas y de respetar el distanciamiento, pero esas apelaciones a la buena voluntad están cayendo en saco roto. Son muy pocos los que las respetan. Es evidente que una gran porción de la sociedad no es consciente de los riesgos que corre y necesita -lamentablemente- de medidas coercitivas del Estado para asumir prácticas de cuidado personal y social que, hay que decirlo, son muy sencillas de implementar.

 

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