Viernes 12 de abril 2024

Identidad de género y amor contrahegemónico

Redacción 17/05/2022 - 00.11.hs

En el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Biforia, y a diez años de la sanción de la ley de identidad de género N° 26.743, un repaso sobre las conquistas de derechos -y su patriarcal resistencia- en el camino hacia un mundo en clave de género, diverso, feminista y amoroso.

 

VICTORIA SANTESTEBAN *

 

De los recientes años '80 hasta aquí, el cambio crucial que importó la despatologización de la homosexualidad para su reconocimiento como orientación sexual comenzó a interpelar discursos médicos y jurídicos que con pretensa cientificidad condenaban al amor no binarie ni hetero, a ese que también las iglesias señalaron (y señalan) de sacrílego. Recién el 17 de mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud retiraría de entre sus enfermedades a la homosexualidad, aceptándola por fin como una variación natural de la sexualidad humana.

 

Argentina luego de recuperada la democracia en el 83, Francia, Estados Unidos y Alemania fueron escenarios en los que el movimiento LGTBIQ+ adquirió fuerza protagónica, lo que explica que en esta parte tan austral del mundo contemos con leyes de avanzada, como la de identidad de género (2012) y el matrimonio igualitario (2010). En Argentina, la ley de matrimonio igualitario nos ubicó entre los primeros diez países en reconocer legalmente al amor más allá de los cánones heteronormativos, comprendiendo a todas las orientaciones sexuales para la conformación de un vínculo matrimonial.

 

El homo, lesbo y trans odio exacerbados durante aquel debate legislativo evidenció el miedo a la libertad encubierto en binarismos jamás interpelados, la bronca de ver desde los barrotes a quienes libres no tienen miedo al único amor posible: al amor en libertad. A doce años de la sanción de la ley de matrimonio igualitario, esos discursos de odio continúan desplegándose y el desafío vigente reside en neutralizarlos a fuerza de glitter, palabras pedagógicamente amorosas y llamados de atención del Inadi.

 

Identidad de Género.

 

La ley 26.473 fue sancionada el 9 de mayo de 2012 es la primera en el mundo en reconocer el derecho a la autopercepción del género. De forma que Argentina resultó el primer Estado en permitir a toda persona a identificarse conforme su interna e individual vivencia del género, que puede o no corresponderse con el sexo asignado al nacer. La ley es pionera en despatologizar y así prescindir de diagnósticos médicos y/o psicológicos para el ejercicio del derecho a la identidad, otorgándonos un ejercicio de soberanía y autodeterminación inéditos sobre la propia existencia.

 

La ley exige al Estado el reconocimiento de esa identidad autopercibida, que podrá registrarse en el documento nacional de identidad sin necesidad de judicialización, por lo que se trata de un trámite administrativo y declarativo: sólo se requiere que la persona diga cuál es su nombre y su sexo, y el Estado se encuentra obligado a realizar gratuitamente ese cambio. Conforme los datos de la Dirección Nacional de Población del Registro Nacional de las Personas (Renaper), durante estos diez años de vigencia de la ley, un total de 12.655 personas realizaron la rectificación registral del género, el cambio de nombre de pila e imagen en su DNI. El 62 % optó por la categoría mujer, el 35% por la de varón y el 3% por la categoría X, aprobada por decreto en julio de 2021 para el abandono del binarismo, por el reconocimiento de identidades por fuera del sistema varón-mujer.

 

Conquistas.

 

La ley de matrimonio igualitario, los DNI y CUIL no binarios que abandonaron el binarismo como etiqueta y dieron cumplimiento así a la ley de Identidad de Género, el cupo y la inclusión laboral trans para reparar la exclusión histórica que continúa arrojando a la prostitución a travestis y trans a lo largo y ancho del país; la ley de Interrupción Legal del Embarazo para los cuerpos gestantes y su derecho a decidir, y proyectos en el Congreso como el de Reparación para Personas Mayores Trans y Travestis para incluirlas en el sistema de seguridad social son conquistas de la comunidad LGTBIQ+ en una lucha enfatizada sobre todo una vez recuperada la democracia.

 

Desde la no criminalización y despatologización de la orientación sexual y las identidades no binarias, hasta leyes que garantizan el derecho de ser quienes queremos ser y acciones positivas para el desarrollo pleno de la existencia. La lucha vigente reside en la efectivización de ese paisaje legal tan prometedor, para que la igualdad y la inclusión sean tangibles, se ejerciten en una realidad que todavía pone en riesgo a la comunidad LGTBIQ+.

 

Violencias.

 

Si bien la ley de Identidad de Género prevé también el acceso a la atención sanitaria integral quedando la cobertura de salud garantizada tanto en el ámbito público como el privado, a diez años de su sanción, la expectativa de vida de personas trans y travestis es de 40 años. Los esfuerzos legislativos no logran reparar la marginalidad histórica y actual, las exclusiones de la familia, la escuela, el hospital y el mercado laboral como narrativa que se repite desde esos márgenes contrasta con el mundo planteado por esta legislación que abandona la manera binaria y heteronormativa de ver al mundo. Las leyes conquistadas en los últimos años resultan pasos históricos pero que todavía no alcanzan a neutralizar las violencias, evidenciadas en los números de los transfemicidios y travesticidios, las desapariciones, la prostitución, la discriminación y la marginalidad.

 

La realidad contrasta con lo que se consigue en el Congreso, porque los esfuerzos políticos para indemnizar años de violencia se quedan cortos, porque el legado patriarcal demonizador de libertades todavía rige mentes e instituciones. Tehuel continúa desaparecido y es emblema de resistencia, sobre todo para quienes saben de lo que se trata sobrevivir al odio desde los márgenes. Contra ese odio, contra la intolerancia y la perversidad, contra la incapacidad de sentir el amor en todos los colores, el presente es de resistencia convencida en el poder de esos colores.

 

* Abogada, Magíster en Derechos Humanos y Libertades Civiles

 

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