Viernes 12 de abril 2024

Iniciativas en los pueblos pampeanos

Redacción 27/12/2021 - 00.23.hs

Santa Rosa, General Pico y, en menor medida, General Acha han sido desde siempre los centros culturales más activos de la provincia, tanto por frecuencia como por diversidad de los actos. El resto de las poblaciones, aunque también manifestándose, quedaron reducidas a unas pocas iniciativas.

 

En los últimos años las cosas parecen haber cambiado mucho, y para bien. Son varias las localidades que, mirándose a sí mismas, han generado actividades que repercuten en el entorno y a veces en la provincia. Un buen ejemplo lo constituye Santa Isabel cuya Fiesta del Chivito, siguiendo una modalidad alimenticia típica de la zona, ha conseguido la asistencia de miles de personas con espectáculos notables de índole popular.

 

En cercanías de aquella localidad, Algarrobo del Aguila -permanentemente castigada por la necedad mendocina-también ha emprendido una acción original, según sus posibilidades: un observatorio astronómico basado en la notable claridad del cielo del desierto, algo que posiblemente no sea tan conocido en la provincia. Además la localidad, en las épocas que llega el agua por el río Atuel, ha desarrollado un balneario que es, al mismo tiempo, toda una esperanza y profesión de fe en el futuro del agua.

 

En una tesitura semejante Uriburu ha sabido aprovechar racional y estéticamente una laguna y antiguo ojo de agua que atrae a centenares de personas, ya que cuenta con la cercanía de los pueblos vecinos y, especialmente, de Santa Rosa. Además el balneario fue dotado de mejoras que lo hacen aparecer muy bien dotado para la recreación. Los calores de La Pampa en primavera y verano potencian el conocimiento del lugar.

 

También merece ser considerado Chacharramendi, donde el antiguo y tradicional boliche, renombrado como "pulpería", cuenta con instalaciones y refacciones que mejoran su accesibilidad y conocimiento y crean una imagen llamativa, especialmente si se considera que el lugar es paso obligado del comercio con el valle del río Negro y el turismo hacia los lagos del sur. Con la misma mirada vuelta hacia sus propias posibilidades también en Chacharramendi se está desarrollando una muy interesante iniciativa en cuanto a formas tradicionales -y con costo reducido- de construcción. La revalorización del antiguo adobe también ofrece nuevas posibilidades a su marco de aprovechamiento.

 

Las iniciativas y sucesos enumerados ratifican lo dicho al comienzo: el interior pampeano vuelve la mirada hacia sí mismo y adecua sus posibilidades a un progreso acaso modesto, pero efectivo. Lo expresado -obviamente- no considera las actividades pueblerinas que han ganado prestigio en su persistencia a través de los años, como las tradicionales fiestas dedicadas a las artesanías, la industria, la ganadería, la tradición o el agro, que tienen lugar en otros puntos de la provincia.

 

El obligado parate que significó la pandemia que afectó al país, parece haber generado nuevas formas y dinámicas en los pueblos y lugares pequeños y la circunstancia se demuestra con la notable cantidad de concurrentes que ven en ellos entretenimiento y distracción al alcance de sus presupuestos, algo que se valora en estos tiempos difíciles para los viajes afuera de la provincia y del país.

 

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