Libros a la basura

Al margen del asombro que produce, una noticia llegada desde Intendente Alvear, llama a la meditación sobre causas y consecuencias de lo ocurrido. El hecho es que en un colegio secundario de aquella localidad, sus responsables avalaron, o permitieron al menos, el descarte de materiales impresos de valor, como colecciones, enciclopedias y diccionarios que fueron a parar a la basura.

La meditación que sugiere el párrafo anterior radica en la idea que sustentó ese descarte: "ahora está todo en internet". Semejante planteo, que reconoce algún otro antecedente vacío de justificación, habla de una equivocada y pobre percepción de lo que se entiende por progreso, al tiempo que evidencia una clara alienación por parte de quien lo aplica. Y más todavía, porque un poco de sentido práctico podría haber hecho pensar en una donación a tantas bibliotecas que necesitan de esa bibliografía y prestan servicios a la comunidad.

El libro, mal que le pese a los encandilados por la cultura digital e informática, sigue siendo un elemento insustituible para el estímulo de la lectura, tal como lo sugiere el vecino alvearense que denunció el hecho. Por otra parte también sería de interés conocer las razones con las cuales, seguramente, se pretenderá justificar o explicar ese proceder, pero se convendrá que con lo sabido hasta ahora, que no es poco, aparece como absolutamente censurable.