Lo que sobra y lo que falta
Dos sucesos llamaron la atención durante esta semana en la provincia. Aunque pareciera que no tuvieron demasiada vinculación entre sí, como decía un veterano conductor televisivo, "todo tiene que ver con todo".
A mitad de semana, se pudo saber que la enorme cantidad de obra pública desplegada en La Pampa tiene una llamativa contracara. Los intendentes están empezando a preocuparse porque las empresas constructoras tienen problemas para conseguir mano de obra. Y por lo tanto, podrían ver demorados una serie de importantes proyectos, entre ellos los relacionados con nuevos barrios de viviendas. Queda claro que, en plena época preelectoral, el inconveniente multiplica sus negativas consecuencias.
Conclusión clara: tal como lo demuestran todas las estadísticas, el empleo creció, se recuperó después de la pandemia y hasta sobrepasó los niveles anteriores. Los gobiernos, de todos los niveles, pueden mostrar estos índices con cierto orgullo, pero el problema está en otro lado. Lo que no se recuperó, y parece que llevará tiempo para hacerlo, es el nivel salarial. Y tal vez sea ésa una de las razones por las que no consiguen más trabajadores.
A esta altura, hasta da para preguntarse: ¿De qué vale que toda una familia tenga trabajo, con algunos integrantes con más de una tarea remunerada, si eso no les alcanza para empatarle al ingreso necesario para superar el nivel de pobreza? ¿O no cambiarían esa situación por otra, que les permita tener menos trabajo pero con una remuneración que les represente vivir dignamente a todos?
Tanto ha cambiado el panorama que antes el lamento era porque no se conseguía trabajo y ahora la reiterada queja que se escucha es que el sueldo no alcanza para llegar a fin de mes. Y cada vez menos, con una galopante inflación que no encuentra freno.
El mensaje de la cultura.
Otro dato llamativo de la semana fue el suceso generado por la Fiesta Provincial del Teatro que se desarrolló en Santa Rosa. El momento culminante quedó registrado el último jueves, cuando quedaron unos tres centenares de espectadores afuera de la sala del Español tras hacer una larga cola para poder ver la función gratuita, a la que se accedía por estricto orden de llegada, de "Lápices, un musical con historia", finalmente consagrada como ganadora de este año.
La situación muestra que a pesar de que esta obra está desde hace un año ofreciendo funciones, queda una enorme cantidad de público que aún se quedó con ganas de ver teatro de calidad, realizado por pampeanos y con un mensaje claro y directo: memoria para no olvidar, para que nunca más el país tenga que pasar por los años más trágicos de nuestra historia. Y si quedó tanta gente afuera como para hacer otra función, da para pensar que hay muchos más pampeanos que tienen ganas de ver la obra, pero probablemente no tengan el dinero para pagar una entrada, porque entre sus prioridades, antes que el teatro está la comida de su familia. Y seguramente no eran desempleados, sino gente de trabajo que no llega con ahorros como para pensar en compartir una función de cine o teatro. Una simbología de aquella frase que decía que "los números del modelo económico tienen que cerrar, pero con la gente adentro".
Queda otra conclusión clara: hay público para los consumos culturales, lo que evidentemente no hay es plata para que puedan destinarla a esos saludables fines.
Lo que viene.
Ahora bien, tanto en uno como en otro caso, estamos hablando de mano de obra ocupada pero con salarios insuficientes. Hace tiempo que la balanza quedó desequilibrada y no se termina de acomodar. El poder real sigue manejando los resortes económicos a su antojo y no acepta compartir ni una mínima porción de la torta servida mes a mes para redistribuir la riqueza.
Y como prueba de la impotencia del poder formal, en la misma semana en la que se dieron el gusto de no aceptar las mejoras para liquidar las divisas del campo, llevaron el dólar ilegal a los valores que quisieron, haciendo vivir a todos los argentinos al compás de los medios hegemónicos, entre los delirantes planes de dolarización y las cotizaciones ilegales, dando fundamento a industriales y comerciantes a aumentar precios "por las dudas".
Y como si fuera poco, un presidente que no quiso, no pudo o no supo cómo corregir todas estas variables desalineadas, no tiene más alternativa que confirmar lo que se tornaba inevitable: no presentarse a una reelección en la que la derrota estaba descontaba.
No queda más que mirar el futuro y pensar que quien venga a ocupar el lugar del presidente tiene una misión prioritaria, entre lo que nos sobra y lo que nos falta. Si quiere tener éxito, tiene que saber que acá sobra trabajo y lo que falta es mejorar los ingresos. Más que "Paz, pan y trabajo", el pueblo hoy necesita "Paz, pan y salario". Con eso se podrá sacar a un gran porcentaje de los argentinos de las líneas de pobreza e indigencia. Con eso se podrá volver a vivir mejor, con pleno empleo pero también con remuneraciones dignas. Alguna vez este país pudo recuperarse de una situación similar. En poco tiempo, con un candidato que se anime a hacerlo y un pueblo movilizado que lo acompañe, se puede volver a lograr.
DANIEL ESPOSITO
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