Viernes 12 de abril 2024

Lucha irrenunciable

Redacción 26/10/2022 - 08.58.hs

El fuerte contenido simbólico del Día de los Derechos Pampeanos sobre el río Atuel quedó de relieve con la forma y el fondo que tuvieron los actos de la semana pasada, realizados en un lugar representativo de lo que antaño bañaba y ponía en valor el escurrimiento del río: el llamado Puente de los Vinchuqueros. La afirmación se apoya en el encuadre político -y también pedagógico- que tuvieron los actos, realizados en un sitio geográfico de significación en el tema y con la presencia de autoridades que refrendaron el carácter de la reunión. El tono general de las manifestaciones -oficiales y privadas- evidenció una toma de conciencia digna de elogio. La concurrencia al acto fue muy numerosa, tanto de agrupaciones defensoras de los derechos pampeanos como de organismos oficiales que pasaron a integrarse a la celebración con hechos concretos.

 

Un ejemplo de lo comentado fue la participación de niños a los que se motivó con juegos y quehaceres acordes con sus edades pero que a un tiempo les permitieran comprender las causas que trasformaron el antiguo y enorme humedal en el arenal donde estaban jugando, cauce de un río. De este modo a través de múltiples actividades motivadoras se ayudó a la toma de conciencia por parte de los pequeños que en el futuro serán quienes deban enfrentar y trasformar el ecocidio hídrico.

 

Esta y otras expresiones del acto evidenciaron que La Pampa se aleja de la ingenua y esperanzada postura respecto al reclamo "a los hermanos mendocinos" que mantuviera durante tantos años, siempre retribuido con promesas por las autoridades cuyanas pero sin acciones concretas.

 

El acto en el Puente de los Vinchuqueros puso en evidencia una postura firme, que no deja dudas en cuanto al taxativo enfrentamiento con los sectores mendocinos que, abierta o embozadamente, siempre se han opuesto -y se oponen todavía- a la cesión a nuestra provincia del agua que le corresponde, o parte de ella al menos.

 

Aunque el tema es repetido, cabe recordar que el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que otorga 3,2 metros cúbicos por segundo a La Pampa, sigue sin cumplirse pese a que han transcurrido dos años desde el veredicto. Durante ese tiempo Mendoza no ha hecho sino poner obstáculos de fondo y forma sin concretar absolutamente nada. Por cierto que las palabras del gobernador, presente en el acto tal como correspondía, se abrieron a una interpretación que fue mucho más allá del espíritu reivindicativo de la celebración y también del embanderamiento político. Refirmando la relación entre agua y vida, no vaciló en señalar que los cuyanos al cortar el Atuel "no solo lo hicieron con un río sino también con el desarrollo del Oeste pampeano". Y en una postura que aparece como definitiva, subrayó que los hechos hacen que "no se tenga dudas de que la Corte Suprema de Justicia es cómplice con Mendoza en este genocidio ambiental"

 

No se puede menos que aplaudir esas manifestaciones gubernamentales. Parecen marcar la asunción de una política que comienza llamando a los hechos por su nombre, sin apelar a expresiones conciliatorias: los sectores que manejan la economía y la política mendocinas practican un "autoritarismo hídrico" con razones que ya no pueden ser aceptadas. Las posturas conciliatorias ya no se sostienen y en los pampeanos la lucha por los ríos ha tomado carácter de irrenunciable.

 

Hace ya mucho tiempo que la sociedad pampeana -esta columna incluso- reclamaba un endurecimiento de la postura. Setenta y cinco años de espera y decepciones (cien, si se tiene en cuenta el primer corte del Atuel a comienzos del siglo pasado) es demasiado tiempo para seguir aguantando una situación negativista que, para colmo, en los últimos tiempos se ha tornado agraviante a través de manifestaciones artísticas de diversa índole.

 

Ahora, detrás de las palabras, deben venir los hechos.

 

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