Viernes 19 de abril 2024

Mamarracho jurídico

Redacción 27/08/2022 - 00.11.hs

Todo parece indicar que el alegato de los fiscales en el caso de Vialidad y la vicepresidenta tiene muy larga data. Sin demasiado esfuerzo podría decirse que aquellas lejanas y ridículas excavaciones en la provincia de Santa Cruz o los destrozos causados en el departamento personal de la hoy mandataria -avalados por orden judicial- están en la raíz de un plan que nada tiene de maquiavélico pero sí mucho de burdo.

 

La vergonzante justicia argentina practicando esa acción de acoso y mala voluntad jurídica -law fare, que le dicen- se avino a una jugada de tremenda audacia en la que, aunque todavía no se conoce el fallo, está cantada la culpabilidad de Cristina. Todos sabíamos de la venalidad e inmoralidad jurídica de ciertos jueces, impuestos y amparados por el gobierno de Mauricio Macri, pero nunca se esperó que llegaran a negarle el derecho de hacer su descargo, trasformando definitivamente el juicio en un mamarracho jurídico.

 

La jugada, hay que reconocerlo, se vio alentada por la vacilante política del gobierno, el incumplimiento de promesas preelectorales y la mala difusión. Esa circunstancia posiblemente hizo pensar a la oposición que el proceso no iba a ser más que algo así como un paseo jurídico, tanto que algunos actos fallidos del periodismo y hasta de los propios integrantes del tribunal indicaron que la decisión ya estaba tomada.

 

Evidentemente no contaban con la astucia de la vicepresidenta. Prevenida y preparada tuvo una respuesta contundente tanto en forma como en fondo, inesperada en algunos de los datos que expuso, impecables en su veracidad. Ese planteo, con simples interrogantes respecto a por qué no se habían tenido en cuenta algunos elementos de prueba, dejó en muy mala posición a los acusadores.

 

Pero hubo otro aspecto que evidentemente la entente golpista -oposición, Justicia y medios de difusión- no tuvo en cuenta: la repercusión del hecho, mucho más evidente que el apaleamiento a los partidarios de Cristina por parte de la policía de la Ciudad de Buenos Aires.

 

La trascendencia y características del suceso jurídico alcanzó rápidamente al nivel internacional. Fueron muchas y y de peso las adhesiones y los apoyos solidarizándose con la vicepresidenta, desde personalidades de la cultura hasta estadistas, algunos de ellos presidentes de sus países. Esas manifestaciones de adhesión, valga la paradoja, juzgaron a la justicia argentina y dejaron en evidencia su parcialidad y mala fe.

 

La noticia y los hechos posteriores corrieron como fuego por un reguero de pólvora a través de las agencias de noticias internacionales: la Argentina es un país al que se le presta atención por su peso político en América Latina, y muy especialmente en cuanto a su oposición al neoliberalismo político y económico. Así los juristas obedientes han visto como su imagen se deformaba rápidamente y el recuerdo del otrora trascendente juez Moro, en Brasil, se les hizo manifiesto, acaso recordándoles que "la fama es puro cuento"

 

La perspectiva de los días venideros prevé grandes manifestaciones en todo el país y la atención internacional evidencia que es difícil se le dé crédito a un proceso tan burdo. Y si las más destacadas figuras de la oposición, tan locuaces habitualmente, optaron ahora por un silencio prudente, la acusada tuvo palabras impactantes y definitivas: "No vienen por mí, vienen por todos nosotros", dijo.

 

Imposible mayor síntesis y elocuencia.

 

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